Las obras de Eduardo Cardozo (Montevideo, 1965) siempre resultan complacientes a la mirada del espectador.
Es uno de nuestros más destacados pintores con presencia en el exterior representado por galerías entre las cuales destaca Galería Sur dirigida por Martín Castillo.
Sobrio a la vez que contundente, sus pinturas calan hondo a pesar de su tenue paleta e inofensiva apariencia en sus propuestas.
Exquisito, sería el término que mejor se adecúa a sus trabajos. Son obras de suma calidez que resultan un remanso frente al resto de las propuestas que hoy día es habitual ver.
Pararse frente a una obra de Cardozo conlleva a un reseteado mental que nos remite a la esencia de la pintura.
Cardozo se define 100% pintor más allá de que coquetea con otros soportes como la escultura y la instalación.
Su persona es el reflejo de su obra y viceversa. Es un artista que no tiene apuro y no se deja seducir por los flashes del éxito inmediato.
Trabaja sin prisa pero sin pausa, recorriendo un camino personal que denota su consecuente forma de abordar sus obras.
Hombre pausado, atento, educado de un trato afable que genera un vínculo adicional al espectador frente a sus pinturas.
Sus obras son de un tenor similar al del Cy Twombly (Lexington, 1928-2011), otro exquisito artista con unos trabajos muy seductores que nunca agobian atrapando de forma hipnótica la mirada del espectador.
La obra de Cardozo no va de la mano de modas ni tendencias. De paso firme y seguro, continúa recorriendo un camino que lo ha hecho suyo desde hace varias décadas.
Abandonó la carrera de arquitectura para estudiar arte, egresando de la Escuela de Bellas Artes en 1990 habiéndose formado en el Taller del tapicista Ernesto Aroztegui (Melo, 1930-1994) así como grabado con el uruguayo Luis Camnitzer (Lübeck,1937) en Italia.
Su taller está situado en la zona céntrica de Montevideo al cual asiste diariamente bajo un constante y riguroso programa de trabajo que lo lleva a una búsqueda continua.
Debajo de sus amorfas formas que remiten al mundo de Joan Miró (Barcelona, 1893-1983), se oculta un mundo interior que en forma de paisajes abstractos da cuenta de la gran compleja y entramada riqueza del ser humano.
Imposible no dejarse caer dentro de sus obras que actúan de la misma forma que las pinturas de Mark Rothko (Letonia, 1903-1970) las cuales observarlas implica formar parte de ese espectro pictórico.
Las obras de Cardozo no se observan sino que se recorren, se viven.
Sus elegantes pinturas representan un gran compendio de otros grandes artistas con similares características como lo son los casos de Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) y Anselm Kiefer (Donaueschingen, 1845) amén de los ya citados.
Acercarse a su obra nos hace bien.
En Manantiales, en Galería Sur se pueden ver sus pinturas que temporada tras otra cuelgan de sus paredes junto a grandes artistas nacionales que la galería representa.