
Honduras, el país centroamericano de cerca de 10 millones de habitantes, cuya capital es Tegucigalpa y que ha tenido en su historia tres independencias (de España el 15 de septiembre de 1821; de México, el 1 de julio de 1823 y de Centroamérica el 19 de noviembre de 1839), tuvo primarias el domingo pasado. Elecciones no exentas de episodios que pusieron en duda la transparencia del proceso. Parece que las habas se cuecen en todas partes cuando de elecciones democráticas se trata.
Hubo retrasos en la entrega del material y ausencia de algunos representantes de los partidos que disputaron las primarias: “Libertad y Refundación (LibRe)”, partido de izquierda fundado en 2011) ahora en el poder; “Nacional”, primera fuerza opositora y Liberal, segunda fuerza de oposición. EFE, citado por biobiochile.cl, recoge, a modo de ejemplo, las declaraciones de un votante de Tegucigalpa, José de la Cruz Aguilar que declara que, a pesar de haber llegado en la madrugada a votar, solo pudo hacerlo a las 11.00 horas.
Cruz Aguilar se irguió como una suerte de vocero de los votantes del país que enfrentaron situaciones semejantes a las de él, y exigió explicaciones al Consejo Nacional Electoral (CNE). La respuesta del CNE a través de su directora, Cossette López, ante las irregularidades observadas en distintas regiones del país, no se hizo esperar: “Estamos investigando qué sucede. Retrasar maliciosamente el proceso y la instalación de las JRV (Juntas Receptoras de Votos) es un ilícito. ¡Habrá consecuencias!”.
Pero las denuncias no solo se relacionaban con los retrasos en la entrega del material y la ausencia de algunos representantes de los partidos políticos, según la Red por la Defensa de la Democracia (RDD), sino también aquellas vinculadas con problemas logísticos en la entrega de las maletas. Asimismo, observadores de la RDD denunciaron “restricciones al derecho y deber ciudadano de observación electoral” por parte de miembros de la Junta Receptora de Votos. Y si hay denuncias, hay acusaciones; alguien debe, por lo tanto, hacerse responsable de que los procesos electorales se enturbien.
Y los dardos de todas estas irregularidades están dirigidos a Libre: “está boiconteando” las elecciones con “el apoyo de un sector de las FFAA (Fuerzas Armadas) altamente ideologizadas”, dijo Tomás Zambrano, jefe de la bancada del Partido Nacional. Con razón o sin ella, lo cierto es que cuando un proceso electoral pone en duda su transparencia democrática, el responsable de ello es el gobierno, más aún cuando la propia ministra de Defensa y precandidata por el partido Libre, Rixi Moncada, declaró que hay “pequeños problemas operativos, pero esperamos que en el transcurso de las horas se vayan resolviendo”.
Las elecciones presidenciales son el 30 de noviembre. El sucesor de la actual presidenta, Xiomara Castro, saldrá de uno de estos tres partidos “para fortalecer la democracia”, señaló la RDD. Sería bueno que la democracia comenzase a fortalecerse desde ya, pensando en los varios ejemplos que tenemos en América Latina, de cómo los regímenes dictatoriales se fueron organizando a partir de acciones que parecían “casuales o aisladas”. La democracia debiera ser una pasión, una conducta civilizatoria de la humanidad.
Tomás Zambrano, el jefe de bancada del Partido Nacional comparó lo que está ocurriendo en su país con el régimen de Maduro: “Esto que está viviendo Honduras no es un accidente, no es una casualidad, Es el plan Venezuela en acción, Libre está boicoteando las elecciones con el apoyo de un sector de las FFAA altamente ideologizadas… los atrasos en la llegada de material electoral y apertura de las urnas no había sucedido nunca, nada es casualidad”.
Las declaraciones de Zambrano en su cuenta de X, encuentran sustento en las declaraciones del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (Conadeh): “Estos problemas generan especial preocupación, ya que las demoras y la falta de información afectan el desarrollo normal del proceso electoral, reduciendo la confianza pública y generando incertidumbre entre la población. La percepción de irregularidades, la desinformación y el caos pueden afectar la transparencia del proceso y la legitimidad de los resultados”.
Esperemos que los hondureños no caigan en el canto de sirena de los amantes del poder absoluto, prometedores de sueños que no son nada más que engaños que traen consigo el hambre, la desolación y la muerte.
Porque, cuando el río suena, es porque piedras trae.