Mi columna del sábado 17 de octubre, ‘Todos contra el MAS’, la terminaba así a propósito de los comicios que se realizarían al día siguiente: “Bien diferente a los últimos comicios que obligaron a la huida de Evo Morales del país. Su transparencia está asegurada y el resultado, sea el que sea, deberá ser aceptado por los demócratas de Bolivia y del mundo”. Pues bien, las elecciones fueron transparentes y el exministro de Economía de Evo Morales ganó legítimamente las elecciones del domingo pasado. Bolivia dio un ejemplo de espíritu democrático que América Latina agradece.
Ahora el mundo y América Latina esperan que el gobierno de Luis Arce sea efectivamente el gobierno de Luis Arce y no de Evo Morales. Es cierto que el expresidente declaró que cuidará de su parcela y vivirá una vida retirada al mejor estilo de Salicio o Nemoroso y solo será un asesor del MAS. Cuesta creer que así sea, pues la egolatría de Evo no tiene límites. Basta recordar el
museo que irguió para honrar su memoria: Museo de la Revolución Democrática y Cultural de Orinoca, de más de 10.000 metros cuadrados y que costó al pueblo boliviano siete millones de dólares.
La egolatría de Evo será la piedra en el zapato del nuevo Presidente. El expresidente no se conformará con ser apenas un asesor del partido, sino que querrá de todas maneras que su voz tenga eco en Palacio Quemado. A Evo le gusta ser portada. Extraña las portadas. Y con el MAS en el poder podrá recuperar ese espacio. Quién sabe. Dependerá de la fortaleza y de la muñeca política de Luis Arce el que la sombra de expresidente no le deje ver Bolivia. Si el nuevo presidente quiere gobernar en paz, tendrá que decirle por las clara a su mentor cuál es su papel.
Luis Arce no quiere ser Alberto Fernández, el presidente argentino. Tampoco parecer. A Fernández el peso de Cristina lo apabulla y para muchos no pasa de ser el ‘niño de los mandados’ de la expresidenta. De cualquier forma el nuevo presidente boliviano ya ha declarado que quién gobernará será él y no Evo Morales. Claro que Alberto Fernández dijo exactamente lo mismo, y en los pocos meses que lleva en la Casa Rosada la sensación que se tiene es algo diferente.
En todo caso la vuelta de Evo a Bolivia tardará un poco. Habrá que ver qué pasa con todas las causas que le sigue la justicia boliviana por diversas razones, desde terrorismo a desvío de fondos a su cuenta personal y sospechosos depósitos a la cuenta de su esposa, fraude electoral, genocidio, trata de personas y estupro. Causas que le han servido a Luis Arce para marcar distancia de su exjefe: “El compañero Evo tiene varios procesos de los que va a tener que defenderse cuando regrese al país en algún momento”, dijo en entrevista al diario El Mercurio. En cuanto más se retarde ese ‘en algún momento’, mejor para el nuevo mandatario.
Que la transparencia del triunfo sea el ejemplo para el oficialista partido MAS y su liderazgo. Luis Arce no solo tiene la sombra de Evo, que no cejará en su afán por tener presencia activa en el poder, más aún que Arce fue su candidato, pero no el candidato del partido que en un comienzo propuso a quien ahora es el vicepresidente, David Choquehuanca, excanciller de Evo.
Habrá que esperar cómo se delinea la política interna boliviana durante los primeros meses y cuánto pesa Luis Arce en Palacio Quemado.
Ya habrá tiempo para ver cómo será su relación con Chile que con Evo Morales fue desastrosa, sobre todo ahora que La Haya sepultó para siempre las pretensiones bolivianas respecto de una salida soberana al Pacífico.
Me parece.
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