Prueba viviente de calidad
El pasado 8 de noviembre asistimos a la segunda noche de los dos recitales programados como parte del retorno a los escenarios de la emblemática banda de rock Níquel. Con Jorge Nasser como único integrante original fundador, Níquel se reagrupó con tres integrantes históricos más, que supieron estar largo tiempo en la banda, como Pablo “Pato” Dana en el bajo, Wilson Negreyra en percusión y Roberto Rodino en batería, no participando en esta nueva etapa del grupo el otro miembro fundador y guitarrista Pablo Faragó, pero sustituyendo su ausencia con el guitarrista Gonzalo de Lizarza, quien desde hace un tiempo ya ocupa ese puesto. Con el aforo permitido colmado, y el estricto protocolo sanitario que imponen estos tiempos (tapaboca, alcohol en gel, toma de temperatura), la banda subió al escenario puntual y fervorosamente ovacionada, en una noche que comenzaba a confirmar que el romance entre Níquel y su público está intacto y tal vez más vivo que nunca. Para estos dos shows, se contó con la participación en el escenario como músicos de apoyo a lo largo de todo el concierto cada día de Pablo Gómez en teclados y Daniel Lonchanei también en guitarra, lo que le dio mayor potencia sonora a cada canción. La banda abrió la noche con un clásico como lo es “Gusano loco”, para seguir con “Lluvia de amor”, “Nancy y Sid”, y “Sangre y rosas”, con un público que ya a estas alturas conectaba emotivamente con la banda, y disfrutaba plenamente cada acción del grupo en escena.
El repertorio siguió con más clásicos, como “El solitario”, la versión del tema de Gastón Ciarlo «Dino» “Milonga de pelo largo”, para volver a roquearla con “Hay una falla en tu mente”. Hace pocas semanas, entrevistábamos para este portal a Jorge Nasser, quien nos decía “las canciones son nuestra bandera”. Y esto quedó muy claro, porque el público reconoció esa bandera y la saludó con entusiasmo. Es que las canciones de Níquel están marcadas a fuego en la memoria colectiva musical uruguaya, y de eso no muchos grupos se pueden jactar. Luego de tocar la balada “Corazones perdidos”, subió al escenario la única integrante mujer con la que contó Níquel en sus primeros años y con la cual grabaron su disco debut homónimo, nada menos que Estela Magnone, para cantar junto con la banda “Héroes porteños” y la versión del tema de Tanguito “Natural”. Luego llegó el momento de otro invitado, el propio Francisco Nasser, hijo de Jorge, que acompaña musicalmente al padre desde principios de los 90´s, quien se sentó en la batería para ejecutar “No tengo timón”. Pasados los dos invitados, la lista siguió con un himno como “Amo este lugar”, “Escápate”, “Algún día (yo me iré)”, “¿Cuál es tu problema?”, para dar paso a la hermosa “Palabras para Julia”. También tocaron “Estrella fugaz”, contando en este tema con la participación en el bajo de Enrique Sosa, otro ex Níquel quien la grabó en el disco “Prueba Viviente”. Nasser tiene en el “Pato” Dana, un compinche con el que se conocen al dedillo en escena desde hace ya tres décadas. Dana por su parte, además de ser un destacado bajista (quien tuvo su momento vocal en un tema), le aporta gracia y diversión al ambiente, con Rodino y Negreyra, como los otros históricos de la banda desde los años 90´s. De Lizarza aportó calidad y un gran trabajo como “lead guitar”, y los músicos de apoyo, tanto Gómez como Lonchanei, contribuyeron al sólido sonido del grupo en su totalidad. La tarea coral también fue notoria, ya que casi todos los músicos hicieron coros en los temas, dando también potencia vocal a cada canción. Seguidamente sonó “Prueba viviente”, canción que da título al último disco de Níquel. La banda dejó para el cierre otro himno del grupo como lo es “Candombe de la aduana”, y al agarrar la guitarra acústica Nasser, éste comentó “Cuando me calzo esta ya saben que voy a tocar…”, a lo que Dana respondió “No me digas nada, vas a tocar una milonga”, en uno de los varios momentos altos que tuvo la noche. Pero claro, habiendo cerrado con semejante clima, la gente quería más. De modo que la banda volvió y ejecutó tres bises: “Mi canción”, “Loco (por demás)” y para cerrar, ahora sí, y con Nasser anunciando «Ahora vamos a tocar un blues», la noche culminó con “Hoy es uno de esos días”. Con casi dos horas de duración, Níquel demostró sobradamente que están con la calidad, la garra y el carisma en vivo de otrora.
Hay retornos que son emotivos, pero además, necesarios, y este es uno de ellos. La vuelta de Níquel enriquece sobremanera la escena de rock nacional de hoy, tan distinta y diversa de la que Níquel fue parte tantos años atrás. Níquel volvió a los escenarios y demostró que en realidad nunca se fue del corazón y el recuerdo de la gente que siempre siguió al grupo, y de tantas personas que esperaron tanto tiempo para reencontrarse con parte de la banda sonora de sus vidas.
Imagen; Níquel – Auditorio Nacional del Sodre – Noviembre 2020 – Foto © Claudia Rivero