Tote Fernández – batería
Gerardo Alonso – bajo
Pablo Fernández Villagrán – guitarra
STRATUS es un tema muy querido en el ambiente del jazz fusión. Lo compuso Billy Cobham y es el cuarto tema de su disco «Spectrum«, el álbum debut de Cobham como compositor. Para ese momento en su haber tenía nada más ni nada menos que su trabajo con Miles Davis y con la Mahavishnu Orchestra.
Una de las anécdotas detrás de la grabación de Spectrum es que para asordinar su redoblante, Cobham eligió usar su billetera. No pregunten por qué estos detalles son gustosísimos para los bateristas, pero sépanlo: lo son.
En este video que compartimos, vemos a los tres músicos uruguayos haciendo su versión de este clásico, que respeta tanto el groove funk como el aumento de fuerza e intención que caracteriza algunos momentos de esta composición. Pero hicieron una versión que así como obviamente tiene sus puntos de encuentro, también tiene sus puntos de diferencia con la original.
Por ejemplo, mientras que el tema original arranca con unas notas fantasmagóricas de la guitarra, a las cuales gradualmente se van agregando notas de la batería, la versión de este trío empieza con un momento contundente de la batería, en base a rudimentos aplicados con una función netamente musical. El sonido tiene volumen (como medida de espacio), frescura, y un carácter reminiscente de Cobham. Al momento siguiente se une Gerardo Alonso con el bajo. Esos casi dos compases de bajo y bata, que son apenas 4 segundos, ya te adelantan que la mano viene de disfrute y de mucho groove. Se genera una expectativa, que me hizo acordar muchísimo a los momentos previos al show de Cobham, de no hace tanto, en La Trastienda. Este tema Stratus de alguna manera sintetiza en sus minutos la energía exacta que percibimos cuando se menciona a Billy Cobham: electrizante, súper vital, tremendamente groovera y con una presencia absoluta.
Los sonidos de la guitarra en el tema original son muy extraños al principio y luego, todo a lo largo del tema, tienen una gran decisión. Es un deleite escuchar a Pablo Fernández Villagrán llevándonos a sitios igualmente firmes y atrapantes. El bajo, a su vez, en el original tiene una llevada especial también, pues es muy melódico y con un ritmo fluido y sostenido, a una velocidad interesante, que le dan esa base robusta a todo lo demás. Gerardo Alonso respetó la robustez y contundencia pero además, de su cosecha, le puso muchísima vida a toda la versión… dándole un aire más fresco, y quizás más actual.
Un momento que me gustó mucho fue el diálogo entre el bajo y la batería durante el solo de bajo… perdón, durante el solo re-con-tra groo-ve-ro y súper bonito de bajo. Esas instancias de creatividad más libre compartidas entre dos instrumentistas me resultan fascinantes. Hay un plus inexplicable, que se recibe con máxima felicidad, resultado de dos seres enganchados en el mismo tren de gozadera libre musical.
Después de esa conversación ensimismada, surge un solo genial de guitarra, que está tocado sobre la base de groove de bata y bajo. Ese cambio de dinámica, entre mayor libertad y más encuadre, le da al asunto una vitalidad muy especial y bienvenida. El solo de guitarra tiene una solidez tremenda y una efectividad total. A lo largo del solo la guitarra va subiendo en intensidad y culmina en esa especie de «estribillo», aún más intensa, donde la batería contribuye con pocas notas, sabias, que tienen mucha presencia. Por último, la batería retoma su juego rudimental que nos va a llevar hacia un final que conceptualmente es similar al comienzo.
El remate, ese momento esencial en toda ejecución, es elegante y eficaz. Como para volver a ponerle «play».
En fin… escúchenlo y juzguen por sí mismos.
Si quieren darle una mirada a la reseña del show de Billy Cobham en La Trastienda, en el año 2015, la encuentran haciendo click aquí.