La banda sentada en un amplio semicírculo bien fogonero, protegió y escudó la espalda de Germán que, sentado bien adelante de sus compañeros, se hizo cargo de encarar todo el concierto frente al micrófono. Una situación rara para quienes seguimos y vemos en acción a Las Pelotas desde hace mucho tiempo. Si bien, luego de la salida del Bocha del grupo, la voz de Daffunchio pasó a ser el tono distintivo de la banda, nunca como en esta oportunidad quedó tan expuesto y solo encarando al público. Recuerdo algún set de temas con violas acústicas y a dúo con Gabriela (Martínez) en la Trastienda, por ejemplo, pero pocas veces más, la banda siempre se paró firme y en línea para despeinar con su sonido todo lo que se pusiera por delante.
Este formato de su show “Versiones”, y las canciones elegidas, destilaron melancolía, con sonido minimalista, donde se destacaron una cantidad de detalles y texturas que de otra manera es poco frecuente distinguir cuando la banda se presenta totalmente eléctrica. Gabriela, más allá de toda la fuerza y seguridad tocando el bajo, desde hace tiempo pasó a tener un rol mucho más activo dentro del grupo, secundando a Germán en todos los aspectos de la banda y eso se nota sobre el escenario. Desgranando el toque del Sábado en el Teatro de Verano, pudimos disfrutar del despliegue instrumental de Gustavo Jove alternando el cajón peruano y una batería mínima, con lo cual se destacó, dando fortaleza y precisión para sostener la fuerza característica de Las Pelotas. Lo mismo pasó con Sebastián Schachtel desde los teclados, demostró todo el aporte del que es capaz para que el grupo gane en climas y texturas cuando faltan las guitarras atronadoras. Claro que siempre lo hace, pero en este formato se pudo escuchar en otra frecuencia. El resto de la banda, como siempre, sumando, dando su aporte mágico para que todo sucediera, Tomás Sussmann en violas, Alejandro Gómez en percusión y vientos, hizo que no se extrañe el clásico estribillo en el solo ,inmortalizado por Gillespi, de trompeta: “Las Pelo, Las Pelo,… vamos Las Pelotas“, coreado por todo el teatro.
Fue un toque, como dijimos, con tinte melancólico. Se notó el momento en el que fue ideado y creado como tal. La distancia que se dio entre los integrantes por razones geográficas (donde viven unos y otros), los llevó durante la pandemia a pensar alternativas con las cuales manejarse para tocar a distancia, grabar por separado y pensar, sobre todas las cosas, la forma de decorar sus canciones, para mantenerlas vivas y que volvieran a florecer. Lo lograron con creces, fue un espectáculo divino. Pese a que la lluvia cayó de frente al escenario acompañada de un viento cruzado durante la primera media hora del toque, nadie dejó de disfrutar ni de aplaudir, no decayó durante toda la noche. La pantalla gigante tras la banda proyectaba dibujos y paisajes oníricos, coloridos, las luces blancas barrían la platea dándole calor y clima a las canciones. Claro que todo explotaba cuando el público reconocía los clásicos de la banda, que no fueron muchos (Será, Para qué, Como una estrella, Como se curan la heridas, Si supieras, Personalmente, etc.) y que hicieron que la euforia se desparramara rápidamente entre todos los presentes, incluso haciendo que el ida y vuelta con la banda creciera y ganara en diálogos, en energía.
Me quedó la sensación de que el público esperaba más: la fuerza eléctrica y demoledora de la banda, el agite y algunas canciones de las más conocidas. Repito: personalmente me quedó esa sensación. Pero la convocatoria y el espectáculo que fuimos a ver, estaba totalmente planteado y explicado desde el primer momento. Nada que decir, fue terrible show, sonó divino, se llegaron a climas increíbles, emocionantes, cuando esas frases demoledoras que tienen algunas de las canciones de Las Pelotas llegaban al corazón y a la mente del público. Terrible noche. Varios bises ante el pedido insistente de toda la gente y bajo la implacable decisión de Gabriela (ja). Noche mágica, nostálgica, para disfrutar con leves movimientos de cabeza, absorbiendo la diáfana masa energética que llegaba desde el borde del escenario.
La noche la abrió el dúo conformado por Gonzalo Zipitría (guitarra, voz) y Pablo Mendoza (bajo, máquinas, secuencias) según entiendo el nombre de este proyecto es CELP. Hicieron un set corto de unas seis canciones. Apenas les ajustaron el sonido desde la consola, disfrutamos, pese a la lluvia molesta y distorsionante, de canciones pegadizas de corte pop, bien construidas, sumamente disfrutables. La voz y la manera de cantar de Gonzalo, potencian las composiciones, dándole un salto de calidad y haciendo que las armonías y los estribillos, compuestos con honestidad y swing, ganen en cuerpo, en ritmo. Estuvieron muy bien. Sé que están tocando bastante, así que si los encuentran en alguna fecha en las grillas de toques, concurran sin dudarlo.
Gracias a todos por la música. Salú.
fino.
Las Pelotas– Versiones- Teatro de Verano- Montevideo 23 de octubre, 2021.
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