Rock y literatura en un mismo acorde
Gustavo Aguilera (Montevideo, 1968), es un escritor, investigador, comunicador y librero, que lleva adelante una exhaustiva, precisa y detallada investigación sobre la historia del rock uruguayo con sus libros “Errantes” (enfocado sobre el rock uruguayo de la década de los 80´s), “Mal de la cabeza Vol. 1” (sobre la misma temática, pero ya en la década de los 90´s) , y su siguiente segundo volumen en proceso de creación (que continuará la investigación hasta la primera década del siglo actual). Aguilera se mueve en varios ambientes ligados directamente con los libros, ya que además de haber editado varias obras literarias, y publicado cuentos en antologías de escritores, es guionista de cómics, trabaja en una editorial y fue librero durante unos cuántos años, además de participar en diversos medios de comunicación. Su obra literaria desarrollada en sus otros libros, propone un interesante vaivén entre realidad y ficción, que le hace justo homenaje a los autores que lo influyeron. También el rock forma parte esencial de su vida, poseyendo un amplio conocimiento del género, que justamente demuestra en las publicaciones sobre ése estilo más arriba mencionadas. Hablamos con él sobre literatura, rock, cómics, y demás, en la entrevista que le realizamos para este portal.
¿Cuales son tus primeros recuerdos relacionados con el rock? ¿te acordás del primer disco que compraste?
- Desde chico me sentí atraído por la música, a los 11 años me regalaron mi primer radiocasetero y fue un pasaje sin retorno. Lo primero que hice, con una plata que me habían regalado fue comprarme dos casetes que había escuchado con unos compañeros de la escuela: Queen, “The Game” de Queen y “Unmasked” de Kiss, del año 80. Desde ese momento me fui poco a poco convirtiendo en un melómano. En esos años vivía en Argentina, me vine a Uruguay en 1982. Y acá seguí metiéndome en la música, me sentía representado por el rock, su actitud y mucho de su mensaje. Los dos primeros casetes que me compré de rock uruguayo fueron la ensalada “Graffiti” y “Tango que me hiciste mal…” de Los Estómagos. Una representación del sentimiento que vivíamos muchos jóvenes por aquellos años.
En lo literario, contanos cuales autores considerás como tus mayores referentes al momento de escribir, en tanto influencia y estilo…
- Siguiendo con el costado del rock, la vieja revista Rolling Stone me marcó mucho. Sobre todo, el estilo de Greil Marcus, me parece un fenómeno y otro que me encanta como encara lo que escribe es Simon Reynolds. También Claudio Kleiman es un referente para mí. En cuanto a la narrativa, qué decirte, estoy absolutamente marcado por la escritura fantástica, más allá de que a la hora de escribir trato de dejar que lo que quiero contar sea lo que guíe el rumbo y el estilo, no siempre escribo narrativa fantástica. Pero los autores que plantaron la semilla de la escritura en mí fueron: Ray Bradbury, Theodore Sturgeon, Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Hay muchos más, pero creo que mi lectura temprana de su obra fue lo que más me impulsó a escribir.
«Estoy absolutamente marcado por la escritura fantástica»
Entonces te hago una pregunta que abarca ambas cosas: ¿Qué fue lo último que leíste que te haya gustado, así como traslado la misma pregunta en lo que tiene que ver con la música, y alguna banda o solista que te haya impactado últimamente…
- Lo último que leí y me encantó fue “Máquinas como yo” de Ian McEwan, otro autor que me gusta mucho y que tiene esa capacidad de sorprenderte, movilizarte a nivel emotivo y hacerte pensar. Algo que no muchos autores pueden lograr a partes iguales y de un modo equilibrado. Eso hace que la obra no se pierda en el estante de la biblioteca después que la lees, que siga contigo y te acompañe en tu día a día, en tu pensamiento. La obra se vuelva una parte viva dentro de uno. En cuanto a lo musical, justo ayer escuché el nuevo trabajo de Steven Wilson, “The Future Bites”, no puedo parar de escucharlo. Un gran disco, en un momento donde el concepto álbum se ha dejado bastante de lado por la canción. Me pareció innovador, incisivo y sensible.
Tu libro “Las puertas de la imaginación”, es una antología de cuentos tuyos de otros libros de tu autoría, en los cuales hacés un interesante cruce entre realidad y ficción, ¿cuán importante creés que es la fantasía, en cuanto antítesis de la realidad, cuando no un escape?
- ¡Qué tema la literatura fantástica en nuestro país! Trabajé casi 20 años de librero y hace 14 años ya que doy un taller literario de creación narrativa. Tanto la gente que va a buscar narrativa a las librerías como el que quiere escribir, no concibe que lo que produzca o lea no sea referido a algo real. Tiene que tener una base que entiendan, que conozcan, sino no genera mayor interés. En mi caso, creo que tiene que ver con mi formación como lector en Argentina. Allá se cultiva mucho la literatura fantástica, además, soy un ávido lector de cómics y espectador de cine. Y en cada una de esas expresiones disfruto mucho la obra que se arriesga a plantear cosas diferentes. Y me atraen sobre manera aquellas obras que inventan un entorno que funciona en sí mismo y que además logra en muchos casos ser una metáfora de la realidad que vivimos. Eso es lo que hace, a mi gusto, a la narrativa fantástica muy estimulante.
Si podemos considerar que el “en vivo” es el ámbito en el cual el músico se expresa de manera más directa y frontal con su público, mostrando su verdadera capacidad artística, ¿cuál pensás que puede ser su analogía respecto al escritor?
- Es una buena pregunta, a nivel creativo el escritor no tiene la posibilidad de expresarse de una manera tan directa como los músicos. Lo más cerca posible que puede estar de eso, sería si leyera algo de su obra frente al público en algún evento o tertulia. Además, el músico, en muchos casos tiene la capacidad de improvisar o cambiar algo de lo que está tocando dependiendo de su estado de ánimo o las emociones que pasen por él en ese momento. En el caso de la lectura de un cuento, me parece que no hay mucho espacio para eso.
En tus libros “Errantes” y “Mal de la cabeza Vol. 1”, hacés una exhaustiva y muy completa investigación sobre el rock uruguayo de la década de los 80`s y la de los 90`s respectivamente, ¿Qué diferencias más importantes podrías marcar entre las bandas y los estilos o géneros que se desarrollaron en ambas décadas?
- Creo que el gran tema en estos casos es el contexto. A mediados de los años 80, el rock era una necesidad de una parte de la juventud por exorcizar el proceso vivido en dictadura, que a muchos los agarró en plena etapa de estudiantes. La movida de esos años, allegada al pospunk marcó una manera de interpretar ese momento y una forma de enfrentarlo. Eso generó algo muy precario, visceral y urgente. Muy fuerte en visibilidad y polémico frente a una sociedad bastante conservadora como la nuestra. En los 90 se da una retracción del rock, que pierde contacto con el público masivo, salvo algunas excepciones. Y se reinicia desde los boliches o espacios chicos. Eso lleva a que surjan muchas bandas y se abra la cancha en los estilos. Aparece un rock más garagero, con influencias diferentes al de la década anterior. Se generan espacios el blues, el reggae, el metal o el hip hop, entre otras expresiones. La década del 90 está mayormente marcada por una búsqueda que surge de la mixtura de estilos. Eso y la necesidad de los músicos de sonar mejor, en contraposición a lo que habían sido los 80, va a marcar los cambios más visibles. Y si nos fijamos bien, la década del 90 sentó las bases de todo lo que ha sido el rock, es más, muchas de las bandas más emblemáticas de ahora surgieron en esos años.
¿Cómo ves al rock uruguayo actualmente?
- Para contestarte eso me voy a ir un poquito atrás en el tiempo, me voy a detener en una imagen del rock pre pandemia, porque ahora está difícil poder decir algo así. Me parece que el rock uruguayo tiene un caudal de bandas y propuestas muy interesantes. Hay una camada de bandas consolidadas visibles y muy reconocidas que le dan cierta presencia a nivel popular. Pero me parece que lo más interesante mayormente pasa en los espacios chicos. Hay una infinidad de jóvenes desarrollando propuestas que son personales y que suenan muy bien, pero esos semilleros si brotan van a dar cosas muy interesantes más adelante. El tema es, si cuando hablamos de rock nos interesan más los números que el contenido. Si lo tengo que mirar desde la presencia en los medios y los espacios que tiene, se podría decir que vive y lucha, pero si lo miramos desde el punto de innovación o creatividad, tiene lo necesario para dejar su huella en el camino.
Sos, además, guionista de comics… ¿cómo ves el panorama local en cuanto a esta disciplina artística?
- Bueno, te diré que más que guionista de cómics soy un atrevido. Me gusta mucho el cómic y soy un estudioso de su lenguaje, por eso me animé varias veces a adaptar cuentos de los que escribo para llevarlos a ese medio, con diferentes resultados. Así como me animo con guiones para algún cortometraje, pero eso menos. Tenemos muy buenos trabajos a nivel cómic nacional, que no tienen la recepción del público que se merece, porque no hay muchos medios que les dediquen espacios a nuestros dibujantes y escritores. Por suerte muchos de ellos brillan en el exterior, quizás por aquello de que nadie es profeta en su tierra. O simplemente porque no hay un público para lo que ellos hacen. Hoy se asocia el cómic esencialmente a los superhéroes (y en lo personal soy un gran lector de ellos), pero esa producción que cuenta con una difusión enorme no muestra más que una ínfima parte de lo que se hace en el mundo del cómic.
Tu trabajo en una importante editorial uruguaya, te ofrece la posibilidad de estar al día con las novedades editoriales del medio local… ¿qué es lo que más te gusta de esta labor?
- Es una tarea muy interesante. A través de los años, fui librero, soy escritor y ahora trabajo en Ediciones de la Plaza, creo que me queda trabajar en una imprenta para ser parte de toda la cadena de realización de un libro. Lo que más me gusta es la posibilidad de estar en la cocina del asunto, poder ver y apreciar todos los factores que hacen posible sacar un libro, que son muchos y bastante complejos.
Tenés sobrada experiencia como librero, vinculado al trabajo en librerías, ¿Cómo conectarías todas las actividades literarias que llevás adelante?
- Primero estudié periodismo en la UTU (¿se nota que soy viejo no?) Ahí descubrí mi gusto por escribir. Empecé a publicar notas sobre los temas que me gustaban en revistas culturales. Y a través de ellas logré publicar mi primer libro de cuentos, eso fue en el 93. Con ese librito bajo el brazo me presenté al año siguiente en una entrevista de trabajo para una librería y eso me ayudó. Y después ya en librerías se fue armando todo para empezar a dar talleres, seguir publicando y seguir siendo parte de los medios. Para mí es como algo que fluye en infinitas direcciones y que siempre me da satisfacciones.
¿Qué proyectos literarios tenés para el futuro? Entiendo que estás trabajando en un segundo volumen de “Mal de la cabeza”…
- En estos momentos terminé de trabajar en los guiones para un programa que está saliendo por TNU que se llama Corchea TV, una grata experiencia que me acercó a un montón de propuestas musicales. Y ahora estoy retomando la escritura de Mal de la cabeza Vol. 2, que espero terminar y publicar este año. Por otra parte, en plena pandemia y encerrado en casa, me animé con la idea de sacar adelante un canal de youtube, donde armo programas culturales sobre cómics, cine, literatura y música. Tratando de compartir una mirada personal sobre temas que me interesan y que a veces uno no ve que se desarrollen a nivel audiovisual, también integro un podcast que va en el mismo rumbo, que se llama El mal camino podcast. Y cuando termine con “Mal de la cabeza”, voy a intentar reflotar un proyecto de novela que tengo hace tiempo guardado, y siento que me está pidiendo que le preste atención, me parece que se cansó de quedar relegado.