Hacía mucho tiempo, tal vez años, que el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) no alojaba una muestra de la calidad como la de Pablo Uribe, “Aquí soñó Blanes Viale” quien se inspiró en el óleo de Alberto Dura de 1939, medalla de oro del 4to Salón Nacional de 1940 que llevara el mismo nombre.
En un hecho insólito, al menos nunca visto de tal magnitud, Uribe se apodera de todo el museo tanto de su exterior, su calle, así como de todas las salas que ocupa con su obra.
Obra oportuna en momentos en que en el mundo entero se está revisando el papel del museo como contenedor de acervos permanentes versus exposiciones itinerantes amén de contemplar espacios lúdicos, espacios para chicos, salas para talleres experimentales, lugar en encuentro, etc. Sabido está que desde hace mucho tiempo, casi podríamos decir desde la fundación de la sede del Museo Guggenheim en Bilbao, España, momento en que se abrió el debate de la función del museo. El edificio, contenedor de la obras, comenzó a competir con la obra siendo polo de atracción turístico de millones de personas. Es así que los museos se han convertido en centros de interés económico mundial y los gobiernos locales en cada caso no han querido perder ese flujo de ingresos que proveen al país, motivo de reinvención en la función de los museos.
También la velocidad provocada por los medios de comunicación en las redes, no nos permiten focalizar siempre en lo mismo y nuestros ojos atentos a elementos nuevos nos demandan vertiginosidad en lo que vemos. Todo esto lleva a que los museos deban estar en constante movimiento.
Pablo Uribe presenta su propuesta al MNAV acompañado por el curador Carlos Capelán, (Montevideo, 1948) quien vive en el exterior desde hace muchos años.
Dicha muestra propone un intercambio de miradas ente el artista y el museo. Respetando la selección del MNAV y sin ánimo de crítica, Uribe busca una relectura cambiando las obras de lugar, colgándolas con criterios diferentes, participando con sus obras algunas actuales y otras producidas años anteriores. También introduce elementos que cuestionan la originalidad de las obras confrontándolas con copias realizadas por falsificadores profesionales, algunas hechas por encargo específicamente, otras encontradas en los mercados callejeros así como también algunas provenientes de prestigiosas colecciones en el exterior que actúan a modo de original.
La dimensión de la obra de Uribe es extensa. Además de lo ya detallado más arriba, interviene repintando las paredes del museo, presenta videos, incluye una exposición de dieciocho coches estacionados en la vereda de diferentes marcas y modelos que integran la escala cromática, entre otras propuestas que apuestan a provocar al espectador.
El colgado de las obras del acervo en un sentido poco convencional y un tanto lúdico, conforman también la provocadora exhibición del artista que no hace otra cosa que desestabilizar la coherencia de los espectadores acostumbrados a ciertos criterios habituales.
Le reiteración de una escultura de una joven de Bernabé Michelena (1888-1963) que integra el acervo del museo, fue vaciada en seis copias de yeso distribuidas por todas las salas llevando la firma de quien las hizo, inquietando y provocando al espectador acostumbrado a ver obras únicas y originales. Además de ello, estas esculturas se mezclan entre el público pasando a ser una persona más, casi guiando la mirada del espectador.
Hay obras del acervo que mantuvieron su lugar original como tres de Juan Manuel Blanes. Otras acompañadas de copias que a su vez fueron colgadas de forma tal de crear otra obra, como es el caso de la circunferencia lograda a partir de diez lunas de José Cuneo (1877-1977) en todas sus facetas. Esta forma lograda que hace referencia a la revista Círculo y Cuadrado dirigida por Joaquín Torres García (1874-1949) también tiene otra lectura pues ambos pintores estuvieron confrontados durante la década del 30 cuando se disputaban la vanguardia en el país.
Así como estas obras nombradas a título de ejemplo, hay varias lecturas que se pueden realizar dentro de los 45 conjuntos artísticos que Uribe presenta.
Es una excelente muestra que posiciona al MNAV a nivel internacional y que eleva el nivel de otras muestras desparejas que han pasado por allí últimamente.
La exhibición esta acompañada por tres catálogos:
Guía de sala: donde se enumera cada conjunto artístico con el nombre del artista así como el año en que fue creada.
Elenco: presenta todas las personas que participaron tanto en la creación, montaje, curaduría, los escritores de todos los libros exhibidos, integrantes del museo, historiadores, diseñadores pasando por “el falsificador” hasta los guardias entre amplia diversidad de colaboradores.
Textos: con la presentación de la obra escrita por Enrique Aguerre director del MNAV, Carlos Capelán curador y de Gabriel Peluffo y Riccardo Boglione a modo de co-curadores.
Vale la pena acercarse. La muestra estará hasta marzo del año próximo y contará con visitas guiadas así como por una charla que dará el artista mañana viernes 09.