Hasta el 17 de julio se estará proyectando en Cinemateca 18 la última película de la iraní Marjane Satrapi, que se exhibiera en abril durante el 31 Festival Internacional Cinematográfico del Uruguay. Satrapi es recordada por ser la co-directora de Persépolis (2007).
Este vendría a ser su tercer largometraje como directora pero el primero en que dirige con control creativo absoluto, ya que tanto Persépolis como Pollo con ciruales (2011) contaban con la co-dirección de Vincent Paronnaud.
Pero Satrapi no sólo escribió y dirigió esta película, sino que también es nada menos que una de las protagonistas delante de cámara.
La Pandillade las Jotas (2012) es una compacta comedia de tono absurdo y muchos guiños al cine de género (cine de espionaje, road movie o western).
Producida en Francia y Bélgica, y ambientada en España, la película ya va de arranque directamente al grano. El histriónico y misterioso personaje de Satrapi (nunca se revela su nombre) conoce a dos hombres por una confusión de valijas idénticas intercambiadas en una estación. Desde entonces estos tres personajes estarán juntos durante toda la película. La mujer los convence de que se queden con ella para ayudarla a matar al asesino de su hermana. Es así que mediante una vaga y superficial historia del verdugo de su hermana, la mujer se pone a estos dos hombres en su bolsillo, sin que estos sean demasiado complicados de convencer.
La historia se desarrolla a medida que estos hombres van limpiando a cual sospechoso diga esta ridícula mujer que debe ser eliminado, convirtiéndose estos en inconscientes y cómplices asesinos seriales.
La directora reconoció haberse divertido y experimentado en esta película. Y se nota, el surrealismo y el humor son las claves de una historia algo disparatada pero con un giro de tuerca al final.
Pero lo interesante está las distintas formas en que está filmada y editada, aludiendo y hasta parodiando clichés de los mencionados géneros cinematográficos en su versiones más decadentes.
Satrapi se desenvuelve como una auténtica actriz de oficio. Su personaje es a veces insoportable, empezando por los enormes lentes de sol que usa durante todo el film. Pero esa debe ser un poco la idea. Satrapi hasta le baila al espectador simbólicamente en una escena en que parados en una estación, se pone a moverse con la recordada música de «Quiero tener tu presencia» de Seguridad Social. De alguna manera es una forma de sacarle pretensión a una historia que no la quiere tener.
[sam id=»21″ name=»notas y articulos» codes=»true»]