A Federico Blois lo venimos viendo y escuchando en toques con muchos músicos y ahora él está editando su propio disco, titulado «Comunión Total«, para el cual organizó un pedido a través de la plataforma de financiamiento colectivo Ideame.
Para hacerlo hay que entrar en Fede Blois / Disco + Videos y elegir el monto con el que se quiere colaborar. Hay varias opciones según las cuales el colaborador recibe el disco en formato digital y/o físico, entradas para la presentación del disco, clases e inclusive participación y grabación de Fede en un tema musical del financiador. ¡Los animo a investigar las opciones!
El objetivo es recaudar el dinero suficiente para imprimir 350 discos, editar tres videos que saldrán con el CD y lanzar el disco en diferentes plataformas digitales (Spotify, Amazon, iTunes).
En esa página de Ideame pueden ver el video de promoción del disco, donde Fede cuenta sobre el proyecto, los apoyos que ha recibido hasta el momento y nos da una buena idea de lo que podemos esperar en materia sonora.
En su página web, se puede observar la amplia experiencia discográfica de Fede Blois, quien hasta el momento de esta grabación de su disco personal ya había participado en veintinueve grabaciones con varias bandas y con diferentes artistas (Don Nadie, Abuela Coca, El Congo, Beto Ponce, 4 pesos de propina, La Calenda Beat, Métis, Rossana Taddei, Tatocando, Santiago Montoro, NTVG, Tunda Prada, Francisco Fattoruso, Belén Cuturi, Florencia Núñez, Carmen Pi, Marcelo Fontanini, Don Godie, Mateo Moreno, Alfredo «Chole» Gianotti).
Será en el mes de marzo que podremos asistir a la presentación de Comunión Total, que promete ser un disco con algunas peculiaridades de las que en lo personal considero bien interesantes. A continuación encontrarán la conversación que tuvimos con Fede al respecto del disco y de la música en general.
¿Qué significa «Comunión Total»?
Antes de comenzar a grabar el disco hice un banco de datos de cosas sampleadas. Samplear es ir agarrando pedacitos de audios. Y hay un tema en el que sampleé una entrevista a Perico Gularte, que es un percusionista que a mí me encanta – soy fanático de él – y ahí él va contando sobre el candombe. En una parte dice «Cuareim, Ansina y Cordón» y habla de la comunión total entre esos barrios y cómo forman el candombe. Yo agarré esa idea, la amplié a los ritmos y al folclore en general. Y también lo podés tomar para el lado de la música, que es la comunión entre todos.
Conociendo a tantos músicos, ¿cómo elegiste quiénes tocarían en tu disco?
Fue complicado, porque he tocado con tanta gente y me he hecho amigo de todos ellos. También fue difícil porque si bien Uruguay es chico, hay muchos músicos y gran variedad de estilos. Cuando empecé a armar el disco pensaba invitar a muchas personas más pero después, cuando lo llevás a la práctica, es imposible, por un tema de agenda, por miles de cosas. Entonces lo que hice fue armar una banda con la que también pudiera proyectar salir a tocar después de grabarlo. Gente que se pudiera copar con la música, que tuviera el tiempo para dedicarle, y con quienes tuviera afinidad. Armé una banda con Nicolás Parrillo (batería), Manu Contrera (teclados), Guzmán Silveira (bajo, voces y productor), Santiago Acosta (percusión), Leo Giovanini (percusión) y Joel Capdeville (guitarra). Esa es la banda estable. Pero me habría gustado que grabaran millones de músicos. En el disco hay también músicos invitados, que son: Miguel Leal, Aníbal González, Martín Paladino, Nicolás Ibarburu, Sebastián Prada, Sebastián Jantos, Cecilia Rodríguez, Lucía Tolomei, Benji Barreiro, Pedro Alemany, Martín Morón, Martín Gil y Fran Nasser.
Al disco lo grabamos durante una semana de convivencia y se armó un grupete humano increíble. Yo quedé re copado. Lo grabamos en Elefante Blanco, el estudio de NTVG. El bajista que es el productor del disco es el bajista de No te va gustar. Con Guzmán íbamos juntos a la escuela. Él fundó Don Nadie. Él me ayudó a producir el disco. Esa semana fue increíble… ver a la gente coparse como si fuera un proyecto de ellos… eso está buenísimo.
¿Qué fue diferente entre grabar en discos de otros y grabar tu propio disco?
Primero que nada, la organización. Porque es un disco independiente de verdad. Lo hicimos todo nosotros dos, mi compañera (Fernanda Piñeirúa) y yo. Así que toda la parte de la producción fue algo diferente. Pero después, en la parte artística, creo que es lo mismo. Cuando yo voy a tocar con alguien me pongo como si fuera un proyecto mío. No siento que haya una diferencia. Cuando uno toca en un disco ajeno siempre elige tocar lo que precisa el disco, y siento que en este caso todos se pusieron en la cabeza de mi disco. Todos, hasta el que lo mezcló. Generalmente a la percusión la ponen baja, y el día que fui a escuchar las primeras mezclas sentía fuerte a la percusión. Él me dijo: «No, pero es un disco de un percusionista». Todos se metieron en el concepto del disco.
¿Cómo se compone desde la percusión?
Yo empecé tocando con Don Nadie, que es una banda de canciones, y seguí laburando con canciones. Siempre tuve ganas de componer y componía desde la guitarra o el piano pero no me convencía. El año pasado, cuando tuve la idea de hacer el disco, empecé a componer desde lo que yo hago. Yo estudio muchas horas de percusión y después iba y quería hacer un tema con el piano. Eso no tenía mucho sentido. Y además las cosas que tengo para decir son a través del instrumento. Una vez que tuve eso claro, hice una investigación, que estuvo increíble, de buscar compositores percusionistas. El que me partió más la cabeza fue Naná Vasconcelos.
Hacer una canción desde la percusión te permite jugar mucho y divertirte. Lo primero que me imaginaba era combinaciones de ritmos. Hay una música que se llama «Liberté», que es un ritmo de Guinea, que se toca con djembé y dun dun. Con el djembé yo escuchaba un ritmo agresivo, intenso, y me imaginaba guitarras eléctricas arriba de eso, como un rock and roll. En ese caso particular tenía esa idea de mezclar ese ritmo de Guinea con un rock. Hice la base de esa mezcla, una base de percusión con una batería rockera y a partir de ahí vi qué podía convivir con eso. Yo tampoco tengo mucha técnica ni de guitarra ni de piano, entonces para ponerle la melodía iba probando. Eso fue lo que más me llevó tiempo porque grababa, regrababa y editaba. Grabé todas las maquetas de los temas y se los llevé a los músicos. Ahí fue increíble porque fue como si los temas antes tuvieran cuatro colores y cuando los agarraron ellos apareció toda la paleta.
¿Cuánto tiempo te llevó desde que resolviste hacer el disco hasta que lo terminaste?
Como un año y medio. Inicialmente hice más temas. En el disco quedaron solo siete pero hice entre diez y doce. Traté de darle una coherencia, que no sé si logré. Algunos temas no combinaban con los otros y quedaron afuera.
¿Para qué hacés un disco en este momento en el que podés grabar un tema de mañana y colgarlo de tarde en Youtube?
Es como una cosa romántica que tengo. Quizás las generaciones que vienen no lo tengan tanto. Más allá de que yo no tengo muchos discos me parece que el disco transforma a la música en algo más real, más tangible. Por otro lado, a la hora de compartir, de darle a la gente, me parece que el disco tiene algo diferente, más romántico. Y es lindo ver la estética, leer quién grabó, etcétera.
Desde el lado del que va a consumir tu música, ¿por qué dirías tú que compren un disco y no te escuchen por Youtube?
[Risas]. La verdad es que yo prefiero que escuchen mi música. No hago esto para vender discos, lo hago para compartir la música y para salir a tocar. Si me quieren escuchar por internet, está todo bien. Pero lo que le encuentro de bueno al disco físico es poder ver quién grabó, ver cosas de la interna.
Habiendo estudiado con tanta gente y en tantos lugares, ¿qué enseñanzas fueron más importantes?
Tuve la suerte de encontrarme con Nico Arnicho que para mí es uno de los mejores percusionistas del mundo y lo tenemos acá y eso es increíble. Nico está todo el tiempo pensando en hacer cosas y eso es un gran ejemplo. Lo vi por primera vez con La Tribu Mandril y me volví loco. Además, en ese tiempo mi banda de cabecera era Pepe González, era fanático. Y en el disco «Faros» Nico canta un tema (El misterio del pueblo). Así fue que lo conocí. Me parece increíble técnicamente y lo que sabe, compone, canta, se toca todo y la dedicación y la seriedad con la que se toma la música también es otra gran enseñanza. Tuve la suerte de estudiar con él y después cuando me fui de viaje a estudiar en otros lugares me sentí que iba con algo de verdad, estaba por dentro. Estuve años estudiando música cubana con Nico y cuando fui a Cuba me di cuenta que lo de Nico era verdad.
Hay algo que me repito, que me dijo Fernando (Cachito) Rodríguez, ex percusionista de La Abuela Coca, refiriéndose a los ritmos: «Hay que aprender todo para a la hora de hacer lo tuyo, desaprender y hacer algo nuevo». Y este disco es así. Tiene esa búsqueda de desarmar los elementos tradicionales, que es una búsqueda de toda la vida. Me gusta especialmente cuando escucho y no logro definir bien qué es lo que toco en una canción, cuando es una mezcla de cosas.
Hay un tema que hice con este instrumento, la embira [me lo muestra]. Yo en realidad nunca estudié este instrumento pero empecé haciendo algo con esto y quedó una cosa rarísima que está buenísima. Con los otros instrumentos tengo una base teórica más fuerte y sin embargo ese es el tema que me parece más que tiene algo particular. Mi acercamiento a este instrumento fue cuando quedamos embarazados y busqué música para bebés recién nacidos y lo primero que apareció fue música con embira, así que le tocaba en la panza. Y a partir de eso hice ese tema. Pero si lo escuchás no es nada definible. Es un tema en 7, con unos bombos legüeros.
¿Buscás que sea un tema en siete o te sale un tema en siete?
Mirá, en ese tema en particular, que se llama 7 de enero, busqué hacer algo irregular. Porque el disco básicamente es todo bastante rítmico y como para bailar. Sentí que al disco le faltaba algún tema irregular y empecé a hacerlo en 7. Era con la embira, una calabaza y bombos legüeros. Al principio el tema había quedado afuera pero Morena nació el 7 de enero. Justo nació el 7 de enero y el tema era en 7, así que lo tuve que terminar e incluir.
Cuando te veo tocar, te bailás todo. ¿Esa alegría es permanente en ti o es algo característico de cuando tocás música?
Ojalá fuera todo el tiempo. Ser músico te requiere mucho esfuerzo de estudio, invertir horas, económicamente siempre estar atrás del peso, es muy difícil ser músico en Uruguay. Entonces cuando voy a tocar, después de haber ensayado miles de horas, después de haber cargado los instrumentos, tengo que pasarla bien. Si no, no tendría mucho sentido. Y me gusta mucho tocar, lo disfruto. También en la percusión pasa algo con la soltura y con el cuerpo.
¿Y te gusta bailar fuera del escenario?
Soy re tímido. Me encantaría hacer clases de danza. Nunca me he animado. Me insisten permanentemente que haga… me gustaría pero soy vergonzoso. Sin embargo, cuando toco no me da vergüenza. Se ve que como estoy tocando entro en un viaje. No te voy a decir que es un trance pero me genera cosas que están buenísimas. Me suelta, me libera. En la música pasa algo que supongo que debe pasar en cualquier actividad: que cuando realmente está bueno se forma como una bola de energía. Lamentablemente no pasa siempre, pero cuando pasa la sensación es increíble. Es como con los tambores o con la música folclórica, y más con la de religión. Por ejemplo tocando los tambores es un trance, realmente. Cuando viene sonando la cuerda y todo el mundo concentrándose y escuchándose está buenísimo. No se sabe qué es eso. Para mí que es eso, el conjunto de gente concentrada en lo mismo y tirando para el mismo lado.
De repente lo que hace que sea tan mágico es que todos están tirando para el mismo lado pero en algo externo a ellos mismos, generando algo en común, y no desde el ego.
Y cuando se forma esta bola de energía no importa nada, podés estar tocando para dos personas.
Entra Fernanda y dice a las risas: «¿Puedo aportar algo?» Fede la anima a que lo haga, y ella agrega:
“Para mí esa es la comunión total. Y tiene que ver con el disco y con todo. Hasta con lo religioso que puede tener la frase”. Y Fede se quedó pensando y asintiendo.
¿Cómo podés asegurarte de que eso suceda con la banda cuando salgas a tocar en vivo?
Y… creo que depende de que la gente esté realmente metida en la música, que le guste, y también de la relación humana que se construye.
Me da la impresión de que el percusionista tiene que estar más adelantado que los demás en cuanto a lo que pasa o va a suceder en la música, pues tiene que contar con ese par de segundos extra para dejar un instrumento y agarrar el otro. ¿Es así?
Nunca lo había pensado. Puede ser. Yo a los sets que tienen muchos instrumentos los pienso como si fueran las notas. Si voy a un toque con dos congas es como si tuviera el do y el re y si tengo un set grande tímbricamente tengo más notas. Lo relaciono igual que con cualquier instrumento. Y algunas veces necesitás, por ejemplo, el do sostenido y pensás: no lo traje porque era muy pesado. No sé si tenés que preverlo de antes. Lo que está bueno es que esas notas diferentes son de distintas músicas del mundo. Vos podés armar un set con instrumentos cubanos, africanos y latinos, y se juntan, formando la escala. Yo lo relaciono así. No es que lo piense como si fueran notas pero sí lo relaciono con lo melódico.
Algunas veces los percusionistas se fascinan con meter cosas y no tienen tan en cuenta lo que precisa la música, ¿no?
Bueno, yo en realidad puedo tocar solo una pandereta o un shaker y lo disfruto pero porque me copo con la música toda. Pero claro, en este disco aproveché a hacer mucha cosa que se puede hacer con la percusión y que de repente en otros proyectos no podía. Porque muchas veces pasa que te matás estudiando o investigando y después cuando vas a tocar tenés que tocar una cuarta parte y está bueno poder sacar algo más para afuera. Lo de componer a través de la percusión también es generar texturas diferentes. Y yo sentía que venía con una concepción de la música un poco estructurada de más. La música es muy amplia y la percusión tiene mucho de intuitivo. Me gustó explorar un poco más y generar cosas diferentes.
En términos generales, ¿qué estilo dirías que tiene el disco?
Si tuviera que etiquetarlo, creo que diría que entra en world music. Es un disco instrumental. Hay un tema cantado, al que yo le hice la música y Seba Prada le puso la letra. Después hay otra canción que cantó Seba Jantos que en verdad no es una canción sino un rezo a Ogum. Hay candombe también. Lo siento como música montevideana, muy uruguayo a pesar de que tenga ritmos de otros lugares.
Foto de portada: Julieta Raso (facilitada por Fede Blois)