
Club del Blues – Nora Jean Wallace – 09/09/25
Primera de dos noches de concierto, números 14 y 15 organizados por el Club del Blus Uruguay, que como siempre inicia con la presentación de La Máquina a Vapor, esta vez con un integrante muy especial: Derrick Big Walker, quien decidió formar parte del grupo local en lugar de ser el invitado de lujo. Se le nota muy cómodo en Montevideo, vino varios días antes a hacer prensa y se quedará luego a dar clases de saxo y armónica.
La Máquina a Vapor aparece un poco más elegante de lo habitual, conformada por Big Walker en saxo, armónica y voz, Candela di Caoba en voz, Luis Latallada en guitarra, Federico Garrido en bajo, Roque Duarte en batería, Cecilia Gallo en piano, Hernan Poloni en guitarra y Alvaro Salas como percusionista invitado.
Se destaca al fondo del escenario un nuevo telón, creado y ejecutado por el área de artes plásticas del grupo: Florencia Peluso, Henry Fernández y Soledad Mautone.
Ya el segundo tema despierta vítores en la audiencia que cubre la Sala Camacuá de bote a bote. Mientras Big Walker toca solo, Candela baila en lugar de cantar. Más adelante se suma la bailarina Natalia Conde.
Cuando Big pasa del saxo al canto es aplaudido nuevamente con gritos, este es un público más entusiasta que lo habitual, quizás son conocedores y ya saben apreciar la calidad.
El altísimo Walker, de impecable traje, sombrero y lentes de sol impone desde el escenario. El trabajo de iluminación de Carolina Suárez juega también, resaltando a cada artista y volviendo por momentos muy íntima la función. Sorpresivamente Big se da vuelta y con un gesto finaliza el tema, la banda funciona perfectamente. Agradece con un “muchas gracias” en perfecto español y anuncia una canción, para luego bajar a la platea y dar vuelta por los pasillos tocando el saxofón, para delicia del público.
Al volver hace cantar a la audiencia, cuenta anécdotas de cuando era un niño y le dedica la próxima canción Chain of Life a su abuela Esther. La iluminación azul acompaña, es una belleza el escenario. Se suma percusión a la batería, Big reemplaza el saxo por la armónica para traer “sonido del Mississippi”. Cuenta que fue su tío quien le regaló la armónica cuando tenía 6 o 7 años, y le dijo: “soplá”. Su interpretación hace bailar a Junior Flores, situado atrás de la platea. Para el último tema vuelve Natalia al baile con cambio de vestuario, con un estilo “cowgirl” y culmina la primera parte del show para recibir a la “real blues queen”.
Luego de un breve interludio donde se acondiciona el escenario, arranca la banda soporte compuesta por Adrián Flores en batería, Junior Flores en bajo, Fabiano Sanges en guitarra y Hernán Poloni en guitarra también. Adrián le da la bienvenida a Nora Jean Wallace, la reina del blues de Chicago y Mississippi. La diva se hace desear pero finalmente aparece por la platea, luciendo un despampanante traje rojo con lentejuelas, zapatos de charol rojo de tacón y micrófono inalámbrico. Se para al borde del escenario para recibir la ovación del público que alucina ante su presencia.
Cuando canta, se balancea sobre sus tacos y elogia a los músicos, dejando que se luzcan también. Antes de terminar la canción, ya es aplaudida con fervor. Nora nos cautiva con su vozarrón y un gran registro vocal que recorre la escala musical sin aparente esfuerzo. La gente se agarra la cabeza, no puede creer lo que está escuchando, cuánto virtuosismo.
En un momento Nora toma a Hernán del brazo y le hace adelantarse al centro del escenario para que podamos apreciar la forma en que toca la guitarra, mientras baila a su lado. Termina la canción a capella y los músicos se miran entre ellos, maravillados. La platea ovaciona.
En la siguiente canción es Fabiano en la otra guitarra quien hace un gran solo, la gente le festeja, Nora le da crédito también, mientras disfruta la música. El próximo tema es identificado por el público que acompaña con aplausos y la reina agradece. Nuevamente Hernán es empujado al frente, se mira con Nora, sonríe mientras toca. La iluminación les destaca al centro del escenario, resplandeciendo el vestido en rojo y dorado. Nora pide a la banda bajar el volumen y el ritmo de la música para terminar con un gran agudo. Mientras agradece, pone los dedos en V y dice “peace”.
Nora utiliza a Fabiano como traductor, cuenta que viaja con dos grandes maletas con todo lo que una mujer de 69 años necesita, y por eso no tenía lugar para traer sus discos. Es su primera vez en Uruguay, promete volver y traerlos; son 6 que tiene editados. Para introducir el próximo tema Drink, nos cuenta que el baterista le irrita (chiste interno) y por eso va a buscar un trago. Esta vez mira a Hernán, le hace una seña y él no necesita que lo tome del brazo como las veces anteriores, con humildad da un paso al frente del escenario, resignado a esa exposición.
Nora anuncia entonces su último single Rag and Bucket, varios asistentes lo reconocen y aplauden. Ella sonríe, sorprendida de que lo conozcan. Termina bajando nuevamente el sonido para cantar muy suavemente y terminar a todo volumen. Ella es la dueña del escenario, y todos lo sabemos.
Es convocado Big Walker que se suma al escenario, se saludan, los músicos tocan y sonríen cómplices, quizás haya una historia allí, que los presentes desconocemos. Nora disfruta la música del saxo de Derrick, lo siente en su cuerpo, bailando con los ojos cerrados. La siguiente canción es en dúo, ella canta y Big le contesta con el saxo. Mientras, Candela arrodillada al borde del escenario les observa y asiente, fascinada. Al terminar la canción los artistas se reverencian y abrazan.
Anuncian la última canción “oficial”, presentan a los músicos uno a uno mientras son ovacionados, y ofrecen el último cd de Big Walker, que estará a la venta a la salida y puede ser firmado por el autor.
Nora sonríe, cuando empieza a cantar Big baila. Este se abraza a los músicos de La Máquina a Vapor que han subido al escenario. Se agradece al equipo técnico de Cresci en el audio y a la Sala Camacuá mientras los músicos locales se hacen cargo de los instrumentos para terminar el show.
Arranca Nora a capella, luego le acompaña la guitarra. Aparece la bailarina Natalia desde la platea, se desplaza sobre el escenario danzando alrededor de los dos invitados de lujo, haciendo conexión visual con ellos. Nuevamente Candela se sienta al borde del escenario y observa fascinada mientras sigue los movimientos de los artistas. Los músicos se miran, admirados de tanto talento.
Finalmente Nora deja el micrófono, se acerca al borde del escenario donde la esperan Junior y Hernán para escoltarla a los camerinos. Termina así la primera de dos noches de blues en sala Camacuá, con entradas agotadas, se siente una electricidad en el aire, quién iba a decir que Montevideo iba a vibrar al ritmo de dos jóvenes artistas de 69 y 72 años, artistas que tienen mucho para dar y son generosos con el público local. A estar atentos a los próximos conciertos, será difícil mejorar lo de esta noche.
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