
Hace diez años Martín Laco grabó su primer disco, casi sin darse cuenta, no estaba dentro de sus objetivos de vida, de hecho, se imaginaba más como un músico acompañante, el bajista de una banda, no sé, otra cosa que la carrera de cantautor. Pero a los 16 años, cuando decidió que quería cantar y empezó a tomar clases con Guillermo Daverede, este le instó a componer sus propias canciones, en el camino fue acumulándolas y cuando quiso acordar se dio cuenta que había un cuerpo para armar un primer trabajo discográfico al que nombró Autofagia.
La banda que lo acompañó también se fue armando casi de casualidad, primero conoció a Francisco Pieri y este le presentó a Rafael Hofstadter que a la postre sería el productor de este primer trabajo. Fueron creando la banda en la medida de las necesidades.
Martín le pasaba las canciones a guitarra y voz a Rafael que las fue arreglando, produciéndolas y construyendo el disco, poniéndole una banda de rock atrás que es lo que a su juicio pedían esas canciones. Así lograron definir un sonido propio del artista en ciernes, que se confirmó en Rezurcir, su tercer disco, pero que se pergeñó en este primer trabajo.
Autofagia salió a la venta el 25 de junio de 2015 y se presentó ese mismo día con un recital en el Centro Cultural de España, al año siguiente, el 6 de abril lo presentó en la Sala Hugo Balzo del Sodre, el mismo lugar donde el 8 de octubre subirá al escenario para dividir el recital en dos partes una primera donde tocará el disco entero y una segunda donde compartirá canciones de sus siguientes dos discos.
Cabe pensar que grabar el primer disco es siempre un mojón importante para cualquier artista, en el caso de Martin fue también un inicio, la primera vez que tocó sus canciones con banda, el proceso que ha desarrollado en la última década puede detallarlo y sabe perfectamente que comenzó allí. Hoy celebra la bondad de lo hecho, pero sobre todo las certezas adquiridas, del pibe que entregó sus canciones y las dejó en manos de su productor al músico que hoy se encarga de todos los aspectos de sus discos.
Son diez años en diez canciones, nueve originales y una versión, esto le proporcionó un esquema que mantiene hasta hoy, que según él lo ordena en un sentido artístico, la versión incluida en el primer disco es «Balada para una mujer flaca» de Eduardo Darnauchans, una canción que está ahí porque era la que mejor cantaba de todas las que cantaba. La balada le ha dado otras satisfacciones, como la de interpretarla junto a su banda con Carlos Da Silveira en guitarra y la atenta mirada de la «Mujer flaca» en la platea. Algunos de los que conocimos a Darno creemos que le habría encantado esta versión. Desde aquella primera vez en el CCE, la balada siempre forma parte del repertorio de cada uno de sus recitales.
La lírica de Martín está atravesada por su uruguayez, así lo siente él y reconoce que le gustan mucho las letras de Autofagia, que se sustentan más en imágenes que iba volcando en las canciones que en una narrativa, hoy cuando compone sabe el qué y el cómo de cada canción, pero estas primeras letras fueron surgiendo, aflorando, como quien da a luz sentimientos guardados que se encadenan en la canción. El mensaje está, no es claro, pero es posible de ser descubierto y por ahí radica su estilo, ofrecer canciones visuales como «Falsa foto», la que abre el disco y que según Martín lo define desde su lado pop, pero con letras que no son directas. Y si orden tienen las cosas, también es la primera de las que escribió. Sin embargo, es una de las que ha quedado en el camino, Martin no la interpreta desde el 2016, por otro lado, hay otras que entraron en el repertorio y no se fueron más, como «Chocando la pared» el track cuatro de Autofagia, que es la canción que Martín siente que lo define como cantautor y que habitualmente cierra sus conciertos. También tendremos la oportunidad de escuchar «Evidencia», la penúltima compuesta para ocupar el track tres del disco y es la letra preferida de su autor. Antes estuvo «Desdén» que es una de las canciones donde se luce el trabajo del Rafael en la producción.
La quinta del disco es «Retrato», otra de las que nunca se fue del repertorio. Le sigue «Nuestros actos» que inicialmente se iba a llamar «Razones», pero Rafael se lo vetó con el argumento de que ya había dos canciones que empezaban con R y es tal vez la que mayores connotaciones políticas plantea, un llamado a ser conscientes de nuestro rol y nuestras acciones en la sociedad.
«Retratos dos» continua a la primera y es una referencia o un guiño a «Desconsolados 2» de Darnauchans. «Esta era una canción que yo la imaginaba para banda, roqueada y Rafael me la devuelve como una balada acompañada de un piano y una percusión muy chiquita. Al principio no entendí nada y después me di cuenta de que era perfecto lo que había hecho»
«Brisa» es la que sigue y es la única canción que hasta ahora le salió la primera estrofa de un tirón, letra y música, después se encontró trancado en el estribillo, no le encontraba la vuelta hasta que Guillermo, su profesor, le dio la llave, le dijo que partiera desde un Sol menor y esa apertura lo desbloqueó. Con el tiempo es una de las canciones que mas transformaciones tuvo con la banda respecto a su versión original. «Brisa» es otra de las que no falta nunca en el repertorio.
Tras la versión de «Balada para una mujer flaca» el disco cierra con «Sobre los sonidos» una canción que según Martin tiene algunas peculiaridades que la diferencian del resto del disco. «A mí me gusta mucho pensar la última canción, esta tiene un estribillo en inglés, tiene un beat que tiene mucha influencia de John Frusciante. En definitiva, es una canción con muchos elementos que tienen que ver con el disco que la contiene, pero también con lo que vino después y en un disco que tiene canciones muy visuales esta se llama así porque cuenta una historia a través de los sonidos. Ahora me doy cuenta de que anticipaba lo que vino, aunque en ese momento no lo sabía, pero hubo como una intuición al elegirla para cerrarlo».
En este recital será la primera vez que toquen las canciones de su primer disco en el orden en que fueron editadas, a la banda que toca habitualmente con él se sumaran algunos invitados, personas que fueron importantes en la concepción de este trabajo. El disco se editó en cd en un momento en que el formato aún era un producto de consumo habitual, de aquel tiraje inicial de 500 ejemplares solo quedan 60 que se irán como regalo a las primeras personas que adquieran su entrada para el 8 de octubre. Diez años han pasado de la vez que fue a ver a Milongas Extremas en la sala Hugo Balzo y pensó: yo quiero tocar acá. Desde entonces en su carrera solo han pasado cosas buenas y esa sala ha alumbrado el lanzamiento de cada uno de sus discos.
El aviso está hecho, Martín Laco celebra su Autofagia, ese disco que debe su nombre a la sentencia de Guillermo Daverede, que afirmaba que el artista no debe auto fagocitarse, que no debe repetirse, que debe explorar nuevos caminos. Encontrar el nombre del disco fue el corolario, un nombre que refiere a dejar cosas atrás, a dejarlas morir para sostener la vida, un concepto más biológico que artístico, pero Martín sentía que la lírica de su disco iba por ahí y desde entonces no ha cesado de buscar y en el recorrido va construyendo un camino propio, singular y mientras trabaja en su cuarto disco, que ya tiene nombre pero prefiere mantenerlo en reserva, lo amigos de antes, los que fueron parte de Autofagia siguen cercanos y vinculados a sus proyectos y eso es parte del festejo al que estamos todos invitados, a celebrar el punto de partida de su carrera y el camino que prosigue, porque de eso se trata lo que sucederá en la Sala Hugo Balzo el 8 de octubre 2025. Entradas en venta