Esta semana acordamos la obra de este maestro latinoamericano nacido en Quito en 1919.
Pintor – Dibujante – Escultor – Grafista – Muralista
Sus obras de tenor social representan a los Indígenas, los problemas de su país, su historia y la situación de los oprimidos habitantes de Latinoamérica que percibió a través de su largo viaje de dos años desde México hasta la Patagonia.
Sus manos son características en sus trabajos donde tampoco falta el homenaje a todas las madres ocupando la suya un lugar protagónico.
Destaca el hecho de que su formación artística la recibió en Quito y a diferencia de la mayoría de los artiras destacados de su generación no la recibió en Europa.
Recibió una gran influencia y formación del muralista mexicano José Clemente Orozco quien lo introdujo en la técnica del mural.
Es una de las figuras más importantes del Arte Latinoamericano del SXX
Expresionista e indigenista, aborda la división de clases, la opresión política, la pobreza así como la injusticia en nuestro continente.
Reivindicó la dignidad de los indígenas centroamericanos.
Ávido defensor de los pueblos indígenas en todo el continente.
Uso sus pinturas para darle voz a los oprimidos.
Le dio visibilidad a los invisibles en el arte como era el caso de los indígenas.
Una de las palabras más usadas en sus cuadros es “grito”.
Su apellido en kichwa quiere decir “ave blanca volando”.
Su gran legado que forma parte del Patrimonio Nacional fue la Capilla del Hombre, un museo diseñado por él mismo, enclavado estratégicamente en la línea divisoria del ecuador.
4000 m2 dónde alberga sus obras así como su gran colección de piezas precolombinas y un sitio arqueólogo que emergió en las excavaciones a la hora de construir el museo que tiene una planta bajo tierra.
Guayasamín falleció en Baltimore, USA, el 10 de marzo de 1999 y sus restos descansan bajo un pino que plantó con sus propias manos en su casa también abierta al público.