Domingo de carnaval, y mientras la lluvia nos daba un respiro, pudimos disfrutar de un show acústico que nos conmovió.
No es misterio para nadie la calidad de Lucía Ferreira, como intérprete, cantante y compositora. Quienes la seguimos desde hace tiempo hemos visto su constante ascenso en cada escenario que se ha presentado. Desde la frescura y soltura con la que encaraba las presentaciones de La Tabaré a estos últimos tiempos, defendiendo su material como solista, solo ha cosechado elogios y aplausos.
Da gusto verla y oírla cantar. Sus colegas y el público no hacen más que afirmar estas palabras. Es solicitada constantemente para compartir escenarios, para participar en discos, shows y colaboraciones. La figura de Lucía va ganando terreno y nos regala otro color, otra energía dentro de la multiplicidad de buenas artistas Uruguayas que, por suerte, podemos disfrutar. Lu tiene su lugar, se lo ha ganado a pura expresión, con garra y una voz particular que la distingue y cobija.
En La Jarana de Valizas, disfrutamos de un show con alma. Todos, arriba y abajo del escenario, estábamos con ganas de asistir a un toque para conmovernos, para cantar (por todo lo que estamos viviendo). Tanto tiempo de tapabocas y silencio nos llevaron a eso. Lu nos ganó con su fuerza visceral, sensual, con garra y sutileza. Ella sabe donde nos pega y hacia donde va. Mueve las piezas de su puzzle, los engranajes, y pone la máquina a funcionar con total naturalidad. De pocas palabras, a pura canción nos fue empujando a compartir, a cantar, a los que estábamos en el boliche y a quienes disfrutaban desde la calle en una noche sin luna, pero llena de luz.
Las canciones se fueron sucediendo, con impronta de rock y blues, pero sin encasillarse: “Encontrarse”, “Aprender..,”, “Donde importan…”. Fue interpretando temas propios, versiones, “Casas unidas” (de Alfonsina), “Al sur del atardecer” (de Cayó la Cabra), “Bajan” (Spinetta). La conexión fue en aumento, hasta que terminó cantando “Blues da piedade” a capella y caminando entre las mesas. Fue una noche mágica, por lo que Lucía transmitió, por lo que cantó, por todo lo que nos regaló. Manejó tiempos y climas, incluso cuando el sonido de los tambores, que llegaba desde la plaza, atravesó la noche interrumpiendo su interpretación de “Con las manos abiertas”. Juan Manuel Silva con la guitarra la acompañó de manera impecable, hasta cuando los pedidos fuera del repertorio por parte del público (“Bajan”, “Mandolín”) lo obligaron a ello, demostrando la armonía y el entendimiento que los une. Terrible noche a puro sentimiento y disfrute.
Los temas: Encontrarse, Aprender a aprender, Donde importan, Tratando, Amapola, Al sur del atardecer, Casas unidas, Pa´donde se fue, Luces falsas, Cabecita, Un tambor, Con las manos abiertas, El amor sabe andar (dos veces a pedido de la gente), Quien manda, Bajan, Mandolín y Blues da piedade. (Mis sinceras disculpas si los nombres no son exactamente esos).
Gracias Lucía por la música. Salù.
fino.
Lucía Ferreira en Valizas- La Jarana- Rocha 14 de Febrero del 2021 – Foto gentileza: Agus Sosa.