
El próximo domingo Jhona Lemole y la Orquesta Deforme se presentan en la sala Zavala Muniz del Teatro Solís en lo que el músico considera el recital más importante de su carrera. También estarán presentando el disco más ambicioso que han grabado. Mientras que los trabajos anteriores fueron hechos en su casa, para este decidieron hacer una importante inversión económica y se instalaron en El cuarto Tavella, el estudio ubicado en La Comercial que puede albergar a una banda de dieciséis músicos tocando a la vez, porque este disco se grabó así, como se grababa antes, con los músicos tocando en vivo.
Jhona Lemole tiene un espíritu inquieto, un alma viajera quizás marcada por su propia biografía: nació en Paraguay donde sus padres se radicaron en tiempos de dictadura, de allí a Montevideo y en su adolescencia, a Maldonado donde empezó a desarrollar su relación con las artes. A los 15 años comenzó a tomar clases de batería, posteriormente se dedicó al clarinete e ingresó en la Escuela Maldonado de Arte Escénico (Emae), donde con sus compañeros bromeaban con una banda musical a la que llamaban La Orquesta Deforme, que volvió a cobrar vida en la canción número ocho del último disco y que sirvió para bautizar a la banda con la que viene trabajando desde hace tres años.
Hace ya una década que se encontró con la canción, que sintió la necesidad de componer. Este autodidacta, que no lee música, posee tres proyectos paralelos: Demoledor, Folclor Demoledor y Jhona Lemole y la Orquesta Deforme. Antes colaboró en diversos trabajos de colegas, hizo música para cine mudo y en 2017 sacó su primer disco, Monstruo familiar, que fue nominado a los Premios Graffiti, y al que siguieron En el bosque (2018), y tres discos más cuyo común denominador es que son nombrados con una sola palabra, Amuleto (2019), Celebrar (2021) y Deforme (2023).
Jhona no cree en las musas, tal vez sí en la inspiración, pero lo mejor es que ella llegue cuando está trabajando, así desarrolla su oficio de compositor de canciones. Si hubiera que marcar un mojón, un momento de plena conciencia de comienzo fue en 2019, cuando sintió que era un compositor de canciones y que se iba a dedicar a esto, que no iba a ser algo vinculado a los momentos de ocio o algo que corría paralelo a su vida, sino que sus días iban a estar abocados a ese proceso y fue adquiriendo herramientas, se convirtió en un estudioso del tema que investiga, intercambia con colegas, le da vueltas al asunto, la obra solo está completa si el texto es capaz de defenderse solo, sin las vestiduras que otorga la música. Pero si el texto es importante, la melodía es lo primero que le llama la atención en el momento en que se inicia la composición, es lo que más le gusta en el proceso de construcción de la canción. Su rigor, sus obsesiones, la claridad con la que maneja su carrera artística lo han convertido en un artista de culto en ciertos círculos.
Conversando con él se percibe que la constante en su vida es el cambio, en el sentido evolutivo, un canto rodado incapaz de dejar que el musgo se le pegue. Hay un cierto nomadismo en su vida que, además de los lugares en los que vivió en la niñez y adolescencia, lo llevó a vivir un par de años en Buenos Aires, otro en Colombia y de allí volvió a Montevideo, su lugar en el mundo. Aquí también tuvo un emprendimiento gastronómico, que hoy es un food track eléctrico de tacos veganos, la Taquería Fantasma, se llama y tiene su lugar estable en la feria de Tristán Narvaja los domingos de mañana y después donde mande la ocasión, sí, otra vez el nomadismo, el movimiento constante, pero con una base, una plataforma de despegue que permite salir y volver. Así ha manejado su carrera musical, fundando cimientos sólidos, escalones que se suben para no bajarlos más. La mirada puesta en el hoy y en lo que vendrá. Por eso el concierto del próximo domingo ofrecerá un recorrido completo por el último disco y mostrará cuatro canciones nuevas, porque ya está componiendo, pensando en volver al estudio de grabación.
Como hombre de teatro y de las artes, sabe que todo arte es ficción, es artificio, pero también es guion. Su idea, su modo de trabajo, es que nada debe quedar librado al azar, hasta los silencios entre las canciones son parte del recital, a él le aburre cuando presencia espectáculos donde el guion no es claro, cuando el músico se va por la ramas y se pierde continuidad, los recitales de Buenos Muchachos han sido inspiradores a la hora de pensar los propios, la banda de los Dalton pone el ojo en lo musical, lo visual, lo estético e incluso las transiciones entre temas.
Las influencias de Jhona son variadas, desde la música de Los Beatles que se escuchaba en su hogar al punk adolescente o la movida indie de los primeros años del siglo XX, con Rosario Bléfari y Suárez a la cabeza, incluso en sus primeros discos se puede notar la influencia de la argentina. Pero en este proceso de maduración también están presentes Leonard Cohen, el Darno, Diego Presa y la figura de crooner de Frank Sinatra, traje que se calza con gusto en el último trabajo y le sienta bien.
Para este disco se dio el gusto de involucrar a sus amistades de la música desde otro lugar, antes se encargaba de los arreglos de cada uno de los instrumentos y se los pasaba a los músicos para su ejecución, pero en este caso decidió invitar a que cada uno hiciera los arreglos de su instrumento. A eso se sumó la presencia de Santiago Peralta como productor, alguien que según Jhona maneja en partes iguales la sensibilidad y la técnica, lo que lo hace la persona ideal para este trabajo. Todo esto es parte de la evolución de la banda, del engranaje musical que han logrado consolidar en estos tres años de trabajo y que es visible en el disco Deforme, quizás uno de los mejores trabajos del año.
La banda que subirá al escenario está compuesta por dieciséis personas entre los músicos estables de la orquesta y quienes fueron invitados para la ocasión.
La presentación en la Sala Zavala Muniz es el primero de tres recitales, los próximos serán en la Casa de la Cultura de Maldonado y en la ciudad de la Plata en Argentina.
Para este domingo quedan pocas entradas, apenas un puñado, si se apuran, en una de esas tienen la oportunidad de ser parte y testigo de uno de esos espectáculos que quedan grabados en la memoria para siempre. Quedan avisados.














































