LA SENSIBLE CORPORIZACIÓN DE LA MATERIA
ENTREVISTA A ÁLVARO PERCOVICH INFANTE SOBRE LA REVISTA “MATERIA SENSIBLE”
Es excusa repetida, aquella que por lo reducido de nuestro medio, las publicaciones de índole artísticas o culturales, tienen pocas posibilidades ya no de trascender, sino de sobrevivir. Sobre todo, cuando estas son elaboradas de forma rigurosa, con un atractivo diseño y un abanico de temas que hacen de sus contenidos, verdaderas narrativas de información, difusión de obras e incluso generar interrogantes sobre los pasados, presentes y posibles futuros de las disciplinas que abordan. Entre otras, ese ha sido el caso de “Materia Sensible”, la revista dedicada a la fotografía en sus diferentes campos, editada por el Foto Club Uruguayo, entre agosto de 2012 hasta marzo de 2024. Durante doce años la revista revisito obras de diferentes autores nacionales, género diferentes secciones entre sus páginas, entrevistas, historias, estudios sobre determinados aspectos de la comunicación visual. Además de ser un reconocido fotógrafo y docente, Álvaro Percovich Infante*, fue durante esos años el Coordinador Editorial de la misma. La poca capacidad de lectura que uno puede deducir de aquellos que hacen (o pretenden hacer) de la fotografía su medio de vida o expresión, no dista tampoco del escaso interés que en general, uno puede constatar sobre la lectura de medios culturales impresos, como es el caso de las revistas. El mundo de los libros y la especificidad de sus lectores, según temáticas y géneros, tiene un aforo de adeptos mayormente consolidado. Sobre estos aspectos y otros, transitados por “Materia Sensible” a través de sus 23 ejemplares, son algunas de las apreciaciones aquí contenidas.
Cómo surgió la idea de impulsar desde el Foto Club Uruguayo, la gestación de una revista que se dedicara a difundir la fotografía (especialmente la nacional), en sus diversos aspectos…
-La idea de hacer algo, que rápidamente se transformó en un proyecto de revista, lo arrimó Daniel Laizerovitz. Fue bien a fin del 2010, en Foto Club ya estábamos cerrando el año, y aparece Daniel a proponer el poner al Foto Club en un lugar más destacado en el rol de difusión de la fotografía nacional. En esas conversaciones iniciales es que se fue armando la idea, desde Fcu teníamos la idea de desarrollar algo, pero sobre todo faltaban fuerzas, y Daniel trajo ideas y esa fuerza necesaria. Nosotros como institución veníamos del antecedente de la revista “Revelarte”, que compañeros sacaron por 1996 y 1997. El año 2011 fue el año de gestación, mucha conversación, gente de varios palos de la fotografía que invitamos para pensar el producto, y a su vez se fue armando el consejo editor.
En momentos en que hay un auge en la producción de fotolibros como forma de proyectar o difundir ciertas obras, que espacio pasan a ocupar revistas donde además de la difusión de obras y autores, se encaran temas que profundizan ciertos aspectos teóricos y más aún, en lo referentes a las distintas especulaciones de los autores con sus obras
-El formato libro de autor no estuvo en nuestro pensamiento, ya que en esas épocas el CDF venía con la posibilidad de editar, por invitación o concurso, libros de autoras/es. Por este motivo preferimos ir por el camino de hacer un producto de mayor diversidad, y por lo tanto en un solo elemento tener entre siete u ocho propuestas que pudieran dar una mayor pluralidad. Los temas que la revista pudo desarrollar, siempre fueron a través de la lectura visual que se pudiera hacer de los trabajos publicados. En la variedad de estilos, y de formatos de las secciones poníamos, a quien tuviera un ejemplar en sus manos, a desmenuzar formas e ideas de realizaciones visuales. Quizás un desarrollo más teórico se podía dar a través de las entrevistas que hacíamos en cada ejemplar, donde se podía volcar una forma de pensar, de parte de quien fuera entrevistado. Pero principalmente a través de la sección llamada “Crónica”, que escribía María de los Ángeles (Suci) Viera, es desde donde la revista hacía el mayor aporte teórico y conceptual. Pero era solo esa sección, que también se nutría de imágenes, el resto tenían un desarrollo principal de fotografías. En el caso de “Materia Sensible”, no fue la idea que primara el pensamiento teórico, sobre el desarrollo en imágenes, por lo menos nunca fue materia de desvelo, creemos que aportamos la cuota justa, para lograr un producto dinámico.
En mi actividad docente dentro de la fotografía, constaté la falta de interés que suelen tener tanto alumnos, como parte de los profesionales, de poseer una marco teórico no ya sobre la evolución de la misma, sino en lo que respecta a la información de diferentes teorías visuales. “Materia Sensible” cumplía esas funciones, y detalla esas evoluciones a través de sus secciones. ¿Hay un desinterés por nutrirse, conocer las obras de otros, por ingresar a una “zona crítica” donde abordar el hecho fotográfico desde otras perspectivas?
-No me animo a catalogar de “carencia notoria”. Puede pasar que somos bastante vagos, y si no nos dan la comida en la boca, no comemos. “Materia Sensible” siempre ha querido ser esa cucharada en la boca, llevar el interés por la fotografía desde nuestras páginas al consumidor. Ojalá hayamos logrado subir el nivel de interés, desde el lugar que sea, tanto por lo concreto que hemos publicado en la revista, o que sea también una ventana abierta a la búsqueda posterior de datos y material, gracias a la divulgación de una diversidad de autoras y autores. Observar fotografías organizadas, desarrolladas desde portfolios, producciones personales, entrevistas, fotoensayos, etc. dan una representación muy importante del panorama nacional, y por lo tanto se puede construir el marco teórico que arman dichas imágenes.
Al cumplir esa inquietud dinamizadora, porque no ha sido lo suficientemente reconocida, siendo además una revista de un gusto y diseño sumamente cuidado, un lujo para las ediciones independientes del medio.
-Sería importante determinar que implica el ser “suficientemente reconocida”. A través de los años fuimos recibiendo un sinfín de elogios, sobre todo del público no especializado. Quizás en la zona de colegas y realizadores visuales faltó apoyo, a pesar que muchas de estas personas hayan sido publicadas en la revista. Pareciera que sufrieran algo así como una amnesia, que los hace no hablar o divulgar lo suficiente. Como si fuera lo más común y habitual publicar en un medio de difusión impreso. Reconocimiento de parte de organizaciones o entidades de la cultura, nos pasó similar, no se pudo lograr continuidad de parte de apoyos puntuales. Una lástima porque con mayor sustento, hubiéramos consolidado el proyecto por muchos años más, y por lo tanto la continuidad de algo fundamental para la sociedad toda. Pero no todo es adversidad, la huella está labrada, y el tiempo pondrá en su merecido lugar a “Materia Sensible”, como material de consulta para el conocimiento de las creadoras y creadores de acá.
Más allá de tu injerencia, visto el resultado tanto desde el punto de vista editorial, como el del fotógrafo que eres, ha cambiado en algo tu percepción en torno a la realidad de la fotografía nacional
-La fotografía nacional, más que por estilo o temas unificadores, la veo como siempre, una comunidad vinculada entre sí por el gusto de hacer fotografías, sin ninguna otra cosa más. Se explora una diversidad tan grande de posibilidades, que es difícil atar eso. A veces sucede que un estilo se pone de “moda” y allí se identifica una dirección por parte de algunos, pero sobre todo pasa porque no se quieren quedar afuera de algún ruedo.
Aún escucho consideraciones contradictorias, entre los que separan la fotografía del mundo artístico. Es cierto que la evolución de las generaciones, y el desarrollo de plataformas y creaciones audiovisuales han ido acortando esa falsa oposición. Piensa que estamos asentando una idea definitiva de que la fotografía debe considerarse desde la multiplicidad de sus objetivos.
-Es una discusión ya saldada, por lo menos para mí. Metafóricamente hablando lo deben pensar diez, de mil. Está más que discutida esa cuestión. Ya no existe el dar atención a esos temas, es perder el tiempo. Por supuesto que la fotografía ostenta la capacidad de poder tener una multiplicidad de objetivos. Siempre fue así, solo que con el tiempo se ha profundizado al haber cada vez más gente haciendo fotografía, o interviniendo en hechos de corte visual.
Lo pregunto por el hecho de opinar sobre si la multiplicidad de medios, no ha transformado a la fotografía solamente en un hobby, en un hecho trascendente en su intrascendencia de redes sociales Diferente son los registros de los sucesos bélicos recientes, o los desastres naturales provocados por los cambios climáticos, donde la fotografía a través de esos medios técnicos, ha posibilitado documentar lo que de otra manera, no se hubiesen podido registrar. ¿Son estos hechos los que rescata a la fotografía de su domesticación, y la posiciona más allá de las selfis, el recuerdo familiar o turístico?
-La fotografía siempre ha sido, mayormente, un hobby. De las millones de personas que usan dispositivos de captura de imágenes, es bastante menor quienes la usan como herramienta de corte profesional, de hecho me parece positivo para la profesión que cuantas más fotos se sacan en formato amateur, más se separan de las que hacen quienes adquieren conocimientos fotográficos, o se expresan profesionalmente o artísticamente.
No creo que sólo las guerras sean las que ponen a la fotografía al servicio de la sociedad. Pasa de todo a nuestro alrededor y registrar hechos relevantes se sigue haciendo a conciencia. Quizás queda más escondido, a partir de la aparición de las redes sociales, pues se amplió la vidriera, y la fotografía es la principal forma de difusión.
*Álvaro Pércovich Infante. Inició en 1986 su incursión en la fotografía bajo la orientación de Héctor “Chumbo” Borgunder. En 1987 ingresa al Foto Club Uruguayo (FCU). Entre 1988 y 1990 cursa el Ciclo Básico en la Escuela Nacional de Bellas Artes y del 1997 al 2002 trabaja en el diario El Observador y en la publicación de arquitectura ELARQA. Hasta este año (2025) fue el Coordinador General del FCU. Ha realizado catorce muestras individuales y participado en diferentes colectivas. En el 2004 recibió el Premio Morosoli de Plata, que otorga la fundación Lolita Rubial y en 2006 editó su primer libro de fotografías, “Historias Simples”. Desde 2011 llevó adelante la coordinación editorial de “Materia Sensible”, revista de fotografía uruguaya. En 2013, viajó a Corea del Sur, invitado por la embajada de dicho país, como parte de un intercambio cultural con el fin de fotografiar, en un ágil itinerario, la cultura Coreana. Recientemente el Cdf acaba de publicar su colección de Fotografía Contemporánea Uruguaya, editando un libro sobre su obra y trayectoria.








































