La muestra Montevideanos que se presenta en Lindolfo, incluye fundamentalmente (hay además algunos paisajes) una serie de retratos que Sáez trabaja desde 2010 y que se enmarcan en un viaje al Amazonas, previa lectura de La Divina Comedia y Pantaleón y las visitadoras (que transcurre en Iquitos, lugar al que fue el artista)
De una intensidad muy fuerte de materia y color, así como de imágenes altamente pregnantes, que miran al que mira, y parecen devolverle la pregunta que dio origen al cuadro.
Fernando López Lage dice en nota para Arte el país, en 2012 que Sáez “rescata la energía que se desprende de los retratados” y eso se constata no sin efectos para el espectador que no puede no quedar afectado por ello.
– Comenzaría preguntándote ¿como surge la idea de esta serie de pinturas y luego de esta muestra? ¿que es lo que la dispara, ideas, imágenes o ambas cosas?
Esta serie se originó a mediados del 2010, se dio junto con un cambio, yo trabajaba mucho con el papel de embalaje, y no sabía cómo entrarle al lienzo, cuando empece con la idea de la selva y los fondos vinculados a la Divina Comedia, fue cuando surgió la intervención del fondo, que hasta el momento prácticamente no utilizaba.
También se dio el tema de los desnudos, los desnudos son un clásico que yo no había realizado hasta el momento, si bien me ofrecían para hacer alguno, no encajaban dentro de lo que yo venía trabajando, no encajaban en el concepto, en la idea que yo venía elaborando y por lo tanto no podía hacerlos hacerlos.
Otra cosa fue, que mi idea original siempre fue de mostrar toda esta obra junta, no por separado, eso me obligó a trabajar mucho tiempo sin mostrar nada, para que se pueda contemplar en su conjunto, cosa de transmitir la idea más claramente.
_¿Recordás cual fue la primer pintura que hiciste para esta serie y que fue lo que experimentaste en la creación misma? Y las que vinieron luego, ¿de qué modo se encadenan, como se construye en vos una serie?
Si, la primer pintura que hice para esta muestra fue la de Araí Moleri, fueron dos pinturas en realidad las de ella, ambas sobre cartón, cada una de 160 cm por 200 cm. Es que el cambio se dio progresivamente, en ellas los fondos tampoco están intervenidos en su totalidad, pero ya son el comienzo de la serie.
Me acuerdo que quedé copado cuando accedió a posar para la obra, el tema es que tampoco puedo retratar a cualquier persona, es como que uno se da cuenta que persona va con la obra de uno y cual no, es como por intuición. Por lo general, y en su mayoría, los y las modelos que elegí no son conocidos míos, los elegí por pertenecer al medio cultural nacional, es fue básicamente el requisito.
_ La muestra se llama Montevideanos y parece claro que alude a que se trata de retratos de habitantes de Montevideo, pero el tratamiento del color, la intensidad de las imágenes (en una ciudad y un país caracterizados como grises) operan como desplazamiento o desterritorialización respecto de esa primer ubicación geográfica; o la ubicación en una geografía subjetiva, existencial ¿Se trata de un gesto crítico? ¿irónico?, ¿es buscado?
Los uruguayos estamos catalogados como grises, es como un estigma que tenemos, y es una visión desde el afuera pero también una visión de uno mismo. Lo del color en la pintura es una postura política, siempre se identifica al uruguayo con una paleta baja, característica de la escuela Torres García, y lo adoptamos como una cosa simbólica del país. Yo no lo veo asi, para mi el color esta y tiene que estar presente no reconozco tanto al uruguayo en lo gris, al menos en la vida de muchos de los que conozco.
También te aclaro que los fondos aluden a un estado interior de los retratados, consciente o inconsciente; y es ahí donde no existe esa paleta baja, es ahí donde se suceden los escenarios en los cuales se ven inmersos los “personajes” que elegí para pintar, como decía William Blake: «La imaginación no es un estado: es la existencia humana en sí misma»
_¿En la entrevista que te hace Colette Hillel para el catálogo de la exposición decís que te sentís cerca de Herzog cuando define a la selva como: “obscenidad, fornicación, asfixia y supervivencia” y parecés desmarcarte de ver esto como erótica, podrías desplegarlo un poco?
Claro, las declaraciones de Herzog en ese video describen claramente lo que es la selva, coincido con lo que dice, él dice que lo que se ve no es erotismo, sino fornicación. Ahí queda más clara la idea del espíritu del lugar, lo que se ve ahí permanentemente, es la muerte, así como el nacimiento, no hay espacio ni tiempo para el erotismo, hay supervivencia, y como dice Herzog, “… un abrumador desorden”. Cuando se está ahí no se está de vacaciones, me acuerdo que cuando llegó el momento de volverme, después de un mes, me sentía cansado, con ganas de irme de vacaciones a descansar.
_ La exuberancia vital de los retratos, parece portar su contraparte en la muerte, que decís está muy presente en la selva, todo muere y todo renace todo el tiempo. ¿Que lugar tiene la muerte que no aparece sino aludida por su ausencia, en estas obras?
Más que la muerte, lo que más utilice a la hora de la metáfora fue ese desorden abrumador que habita en la selva, lo abrumador, lo que nos desborda y amenaza esta muchas veces explícito en los fondos o en la mirada de los retratados.
_ En la entrevista que aludíamos arriba hablas de las bestias y figuras mitológicas que aparecen en los cuadros, y la pregunta se plantea acerca de si lo bestial no estará más del lado del hombre en alusión a Ricardo III de Shakespeare pero también aparece iconografía religiosa, madonas, arcángeles y vírgenes, ¿que lugar tienen como metáfora en tu pintura?
Y si… la bestia sin duda está del lado del hombre, en la metáfora los fondos son parte de la “selva interior”, hay una cosa, cuando aparecen las vírgenes o los ángeles, éstos vendrían a significar la presencia o ausencia de un Poder Superior a ellos, o algo similar, no tienen porque ser de una religión en particular. En otras ocasiones las bestias son aliados, son la esencia del retratado, las metáforas van cambiando así como cambian los modelos, pero siempre hay algo que distorsiona, por más apacible que parezca la obra, en “la siesta” por ejemplo, la pareja esta en un aparente estado de paz, pero si se observa bien te podes dar cuenta que la obra muestra el instante que antecede algo no apacible, sinó más bien que esa “paz” podría significar la entrega del individuo a lo inevitable.
_ Por último ¿como elegís a los retratados y que acordás con ellos? Y una vez hecho el cuadro ¿cambia algo en tu representación de la o el modelo? ¿Crees que hay algo subjetivo a lo que se accede por medio del arte y no de otro modo, en el conocimiento del otro?
Como ya dije anteriormente, los retratados los elijo, no puedo hacer a cualquiera, es como que uno se da cuenta de a quien elegir. Por lo general no los conozco personalmente, les pido por la calle o por medio de las redes sociales, y por lo general acceden. Les cuento de que trata el proyecto y ellos se toman su tiempo, a veces se toman hasta mas de un año en concretar la sesión de fotos, cuando estaba en el montaje de la muestra y vi todas las obras juntas me acorde de todo lo que llevó para que se concretara cada obra, es mucho trabajo y tiempo.
Cada obra tuvo su proceso y su tiempo diferente de las otras, pero hay algo que tienen en común, por más que difieren en el sexo o que algunos son parejas y otros son individuos solos; lo que es igual para todas es que tratan del individuo contemporáneo y cómo se relaciona éste en su entorno.
Imagen portada cedida por Sebastián Sáez
La muestra puede visitarse en Lindolfo Juan Lindolfo Cuestas 1388
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