Javier Etchevarren es poeta. Publicó ya dos libros de poesía «Desidia» (2009) y «Fábula de un hombre desconsolado» (2014). Algunos de sus textos han sido publicados en diversas revistas nacionales e internacionales (Maldoror, Letra Nueva, Notre Dame Review, Palabras errantes, Massachusetts Review, Waxwing, Colorado Review, Blue Lyre, otras). Fue incluido en las antologías «ME USA» (Perú) y «América invertida: an anthology of younger Uruguayan poets» (USA).
Lo entrevistamos desde COOLTIVARTE para nuestro ciclo de poesía, y de esa manera conocemos algo más de su postura frente al arte y la poesía.
“Pocas personas leen con frecuencia. De éstas, pocas personas leen libros. De éstas, pocas personas leen libros de poesía.”
-¿Cómo es editar poesía hoy en Uruguay?
-Es un esfuerzo de autofinanciamiento que ni los poetas consagrados logran eludir según tengo entendido.
-¿Cuál es su motivación a la hora de escribir?
-Difícilmente no esté motivado para escribir. No tengo rutinas, pero salvo la escasez de tiempo disponible o la pereza, no encuentro obstáculos a la hora de escribir. Últimamente además, gracias a la experiencia y cierto dominio de la técnica, en el terreno de la poesía puedo proponerme escribir en las formas y con los contenidos más diversos. He escrito haikús, liras, sonetos y hasta un poema rimado sobre la torta pascualina.
-¿Cuál crees que es el perfil del lector de poesía?
-En el medio ambiente literario suelo escuchar que hay más poetas que lectores de poesía y estoy de acuerdo con esa afirmación. A efectos de responder tu pregunta: estudiantes y profesionales de literatura, algunos apasionados del lenguaje en general, personas con cierta sensibilidad hacia la palabra escrita (la función del poema es emotiva, expresiva), poetas y poetastros.
-En los concursos de poesías ¿Qué tan subjetiva es la elección de un poema para que unos sean publicados en un libro y otros queden afuera?
-Hay elementos que pueden evaluarse con cierta objetividad y que responden a elementos técnicos. Asimismo, hay criterios. Todo esto no inhibe que una gran obra quede afuera y una obra mediocre sea incluida.
-¿Qué significa para ti la Poesía?
-Un proyecto a largo plazo, un placer a corto plazo, la oportunidad de realizar una actividad artística, una tarea de soledad absoluta que sin embargo me termina vinculando a los demás.
-¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
-Mi proceso creativo es bastante racional: parto de una idea, no tanto de una emoción. Generalmente escribo durante la noche, preferentemente bebiendo whisky y siempre, escuchando música. Se trata de generar las condiciones propicias, estimulantes.
-¿Cómo es tu relación con el lenguaje, con las palabras? ¿las buscas, las persigues o ellas llegan?
-Siempre sentí cierta fascinación por las palabras. De niño leía el diccionario. De adolescente anotaba en una libreta las palabras que descubría y quería recordar. De joven escribí poemas y canciones. De adulto estudié ciencias de la comunicación. Hoy en día, muchas veces, antes de establecer una palabra como definitiva en un texto, indago en sus acepciones y etimología.
-¿Cómo ves la poesía actual en Uruguay? ¿Y en ella a tu generación con respecto a las anteriores?
-Entiendo que hay un muy buen nivel. Esto no debería ser accidental, sino que tiene causas en la tradición, en los antecedentes. Uruguay parece un país con más poetas per cápita que otros.
-¿Qué te generó o dejó la generación del 45’?
-No creo que me haya influenciado particularmente. A los ensayistas los conocí gracias a la facultad y me parecen muy interesantes. Asimismo la generación de poetas.
-¿Qué libros nunca has podido terminar de leer y por qué?
-No recuerdo no haber terminado un libro, recuerdo abandonar transitoriamente «Pedro Páramo» y «Abaddón el exterminador». Ambos me sofocaron.
-¿Qué opinas de los ciclos clásicos de nuestro medio, ejemplo Caramelos y pimientos, Ronda de poetas, etc.?
-Son muy positivos en varios sentidos: para difundir la poesía, para que los que recién comienzan a escribir se animen a presentar en público su obra, para integrarse con los colegas.
-¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
-«Fermentario» de Carlos Vaz Ferreira; «Tao te Ching» de Lao Tsé; «El libro de Chuang Tsé» de Chuang Tsé; «La sociedad el espectáculo» de Guy Debord; «Tractatus logico-philosophicus» de Ludwig Wittgenstein; «Vigilar y castigar» de Michel Foucault; en poesía: cualquier libro de Antonio Gamoneda, José Emilio Pacheco, Jorge Meretta e Idea Vilariño; y agrego un clásico en el undécimo lugar: cualquier texto de Jorge Luis Borges (sus cuentos me parecen una maravilla, pero admiro toda su obra, hasta las reseñas que escribía para revistas femeninas).
-¿Crees que los uruguayos leen poesía?
-Pocas personas leen con frecuencia. De éstas, pocas personas leen libros. De éstas, pocas personas leen libros de poesía.
–¿Qué opinión te merece la poesía digital, como el concurso de T cuento Q?
-Es interesante y positivo ya que estimula la creación artística.
-¿Cuál es la relación de los poetas y de la poesía en general con las editoriales hoy en Uruguay?
-No tengo suficiente información para arriesgar una opinión. Como dije anteriormente, entiendo que los poetas financian sus ediciones en la gran mayoría de los casos, a veces con ahorros, a veces con el premio de un concurso.
-¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
-Dos palabras: «leer» y «escribir». Es decir, que nunca deje de leer y que nunca deje de escribir, aunque el resultado sea pésimo, hay que probar hasta encontrar la forma y el contenido en armónica convivencia. Por otro lado, siempre recuerdo las palabras del poeta Walter Ortiz Y Ayala, que coordinaba un taller literario al que asistí: «Hacer catarsis no es literatura».
Imagen portada: Javier Etchevarren en Festival EÑE América Montevideo 6/8 – Teatro Solís – Agosto 2010 © Federico Meneses
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