José Carbajal fue y es un autor popular. Eso significa que entra en una dimensión distinta a ser o no “buen músico”, tener “técnica”, educación académica, etc., etc. Él ha construido un manojo de canciones que han sido exitosas en el pueblo -pueblo difícil de seducir si los hay- y ha ingresado de lleno en la historia. Mi familia es de Colonia, tengo abuela, tíos, tías y primas en Juan Lacaze y por azar conocí un día al “Macario” que cita acá José. Y por esto, quizá, este tema me toca hondo.
La música de “El Sabalero” es sencilla, diáfana, transparente, sin artificios; no lo precisa, como una flor de cardo. Esta chamarrita es una joya y es, aunque no lo parezca, de muy difícil factura compositiva. Hacer cosas “raras” las hace cualquiera, ahora, escribir una canción perfecta, “simple” y con buen texto, no es para cualquiera. E interpretarla como él, claro. Esta canción me emociona -quizá por el hecho que dije antes de lo familiar- pero va más allá de eso. Hay una ternura en José y una construcción genuina de la inocencia que es flujo de la verdadera música popular del mundo. Además abreva en un ritmo que prácticamente hoy no se hace y es una pena. Ojalá los jóvenes vuelvan a la chamarra, se enamoren de esta rítmica y la resignifiquen.