
Un nuevo disco de Pablo Grinjot siempre es un acontecimiento, algo a celebrar. Desde el 31 de agosto 2025 está disponible en todas las plataformas Ya, un disco que pese a su nombre no tiene nada de urgente ni es la señal de largada para ninguna carrera, es quizás otro eslabón en una trayectoria musical de más de veinte años, que incluye nueve discos, el primero grabado en 2003 llamado Pablo Grinjot, al que le siguen, Canciones para criolla y ensamble junto a la Ludwig Van (2007), Rocha (2009), Amor (2011), Grinjot (2013), La dueña de mi poesía (2017), Majestad, El cielo azul (2019) y Rock (2023).
Rock fue producido por Julián Semprini, su arranque potente con guitarras al frente y la batería dando el pulso hacen honor al nombre del álbum, pero como en la foto de la tapa, esa piedra fotografiada no es tal, es apenas arena comprimida a lo largo del tiempo, dura en principio, pero no tanto como para no volver a su origen si el agua y el tiempo hacen lo suyo. Porque la esencia de Pablo es la canción, acompañado de su guitarra o de su piano, el resto son vestimentas, muchas veces puestas por otros, buenos amigos que creen ver en su obra otras posibilidades y él los deja hacer, con mesurado entusiasmo, como quien conoce el final de la historia, pero no le gusta andar haciendo espóiler.
Yo tengo dos líneas de discos, los que produzco yo que son como los inclasificables y los producidos por gente que no la elegí yo, sino que vinieron ellos con una propuesta de hacer algo y creo que son amigos que me quieren y han pensado que me iban a sacar de pobre con una producción profesional y no lo lograron. Son discos que me parece que están buenos, pero me cuesta defenderlos porque no me dan la impresión de que sean míos. Los que produzco yo son más modestos, porque los hago en casa con mi microfonito, los trabajo durante años, voy y vengo muchas veces, dudo mucho y finalmente salen, pero yo soy muy austero. A mí no me interesa que admiren mi trabajo por la producción, este es un disco austero porque creo que la producción está matando a la música en el sentido de que se celebra la producción y no la profundidad de las canciones.
Con Rock, quizás desde el nombre, el disco lograría un lugar preciso en las bateas, es un disco que pese a estar acompañado, su lírica surca mucho la soledad en tanto Ya es un disco más luminoso, donde las canciones parecen conformar una historia de amor en capítulos. Pablo me aclara que en realidad podría ser visto como un mosaico compuesto por historias de amor de distintas épocas, con distintas destinatarias, «pero valoro esa lectura porque es probable que sea la lectura que tengan los oyentes, uno a veces escribe los capítulos y de pronto no te diste cuenta de que hiciste una novela», afirma.
Pablo considera que Ya es un disco más sincero, fácil de defender en el vivo y su referencia fundamental en este momento es Eduardo Mateo. En estos tiempos plagados de recursos ornamentales y herramientas que «mejoran» todo, él prefiere volver a esa raíz, a la de discos como Mateo solo bien se lame.
Ese es un disco que fracasó desde el punto de vista de la producción, el tipo se les fue del estudio, le faltan todos los arreglos que iban a sumarle, el aporte de otros músicos, que se asemejara a los primeros discos de Almendra o de Sui Generis, con un arreglador, con músicos de sesión y no lo pudieron hacer. Para mí, ese disco es una referencia total, es un disco fallido que jamás habría ganado el disco del año y se convirtió en el disco del siglo, porque el hecho de inesperadamente, haber expuesto la esencia de Mateo terminó siendo más importante que haber expuesto la obra producida. Mi disco Amor es el más clásico de los míos y probablemente sea el peor logrado técnicamente y hay quien me dice que es un discazo, que merecía otra producción y yo digo que a lo mejor estoy mostrando otra cosa a la posteridad, estoy mostrando cómo es nuestra identidad, nuestro interior y no lo buenos que somos porque tenemos los recursos para contratar el mejor estudio o al mejor productor. Eso no me interesa, nunca me interesó.
Pablo es un tipo austero en todos los aspectos de su vida, pero también es un docente y su música está atravesada por este rol. Hasta hace poco enseñaba música como un terapeuta, que ofrecía un par de horas semanales a un alumnado que solo quería relacionarse con la música desde ese lugar, pero desde hace un tiempo le han llegado algunos alumnos que quieren formar parte de la escena, que quieren tocar y subirse a un escenario y eso lo ha llevado a volver a pensar su rol, pero también el de la industria musical. La reflexión es una constante en él, es una preocupación, pero también un juego que le gusta jugar, solo o con sus amistades. La búsqueda de respuestas a determinadas preguntas, tanto llanas o casi banales, como las existenciales forman parte de su espíritu lúdico y curioso. Pero esas reflexiones también lo llevaron a tomar determinadas posturas que marcaron su carrera, como cuando dejó de tocar con una banda punk, conformada por algunos de los integrantes de Los Fabulosos Cadillac, porque no era compatible con su rol docente y con el mensaje que cree se debe transmitir desde un escenario.
A fines de los 90, que es cuando empiezo a pergeñar mi idea de lo acústico, la Ludwin Van con violines, ese yeite que es como mi sello ahora y es al formato que estoy volviendo para el vivo, yo tocaba en una banda medio punk. Me llamaron para tocar el violín en un tema de su segundo disco y después para la presentación del disco, pero como tocaba teclados me sumaron para que tocara en algunos temas más y estuve como tres meses con ellos hasta que me aburrí y me fui, y me acuerdo que una noche estábamos en un antro en el centro tocando, yo estaba arriba del escenario, con mucho calor, en cueros, tocando el violín y abajo estaban unos pibes adolescentes también en cueros, tomando tetra y me di cuenta que si yo estaba trabajando en una escuela o en un centro de enseñanza no podía estar validando ese rocanrol. Yo sentía que tenía alumnos a los que les enseñaba la máxima celestial de la música y estaba en un antro tocando eso. Yo no soy un seguidor ni un estudioso del Método Waldorf, pero soy exalumno y enseño en un colegio así, por lo que llevo medio en la sangre los conceptos, la idiosincrasia, en una manera tranqui de ser, no ambiciosa, solidario, anarquista en cierto sentido porque las decisiones son en ronda. Yo llevo mi música que no tiene aristas sexis o que trata de seducir desde otro lado, creo que hago eso o me esfuerzo por hacerlo.
Este es el signo de identidad de Ya, su nuevo disco que atraviesa todas sus etapas, desde su lado femenino a través de las mujeres que han sido parte de su vida, pero también desde su visión de la femineidad.
En Ya hay una canción que hice hace veinte años, otra que es para determinada persona y otras que no tienen destinataria, pero hay algo sobre lo que reflexioné que es ¿a quién le escribo yo? Y creo que le escribo a una entidad femenina que quizás soy yo mismo que me feminizo para cantarle a algo que soy yo mismo o mi lado femenino, todas las historias tienen un asidero en mi propia biografía, cada una está relacionada a un momento vivido.
El disco tiene nueve canciones, había una que se llamaba «Ya» y la rebautizó «Uno, dos tres», para poder ponerle nombre al disco y que no coincidiera con ella. Otro aspecto que notó y que lo motivó a bautizarlo así es que muchas de las canciones empiezan con la palabra ya, pero fue un proceso inconsciente y largo, no buscado, este puñado de temas fue rescatado de un «arcón» olvidado y quizás la única urgencia fue grabarlas para que no se perdieran. El nombre también responde a una iniciativa de un grupo de amigos que hicieron un sticker con la palabra ya que al ser leído al revés se leía ay, entre ellos estaba Alejandro que falleció hace un tiempo, ese Ya roto que ilustra la tapa es en honor a él, el dolor que abarca a aquellos que fueron hace muchos años en La Paloma y a quienes son hoy.
Pablo afirma que la salida de un disco permite hacerse notar un poco, como decía el maestro de un amigo suyo, «el arte es un parte de supervivencia», así que esta es una muestra de que está activo y que las ganas de hacer siguen intactas.
En vista del resultado yo que ustedes abriría mi plataforma de música preferida para escuchar Ya de Pablo Grinjot, uno de esos artistas que, en tiempos de superproducción, auto tune e inteligencia artificial es capaz de defender sus canciones a punta de guitarra y hacer de la austeridad una virtud y un sello de identidad.
TRACKLIST
1. Cierro los ojos 0:00
2. Un dos tres 3:11
3. Mi buen dolor 5:22
4. Leona 9:38
5. Sonrisa de aloé 12:55
6. Te quiero 16:11
7. Tú y contigo 19:14
8. Uruguaya 20:50
9. Utopía 22:45
Todas las canciones escritas por / All songs written by Pablo Grinjot
MÚSICOS / MUSICIANS
Pablo Grinjot: voz, coros, piano, bajo, órgano, guitarra, violín / lead and back vocals, piano, electric bass guitar, organ, guitar, violin
Luciano Esain: batería / drums
Mariano Esain: guitarra eléctrica / electric guitar
Federico Ghazarosian: bajo / electric bass guitar
Federico Wolf: percusión / percussion
TÉCNICA / TECHNICAL CREW
Ezequiel Morfi: ingeniero de mezcla y mastering / mixing and mastering engineer















































