(I)
El Frente Amplio de Uruguay no hubiese cristalizado como un original instrumento político unitario de la izquierda uruguaya si no fuera por la acción lúcida y persistente de algunos dirigentes que con su imaginación política e instrumental lograron que esa alianza concebida como un proyecto democrático de transformación de la sociedad fuera “abrazada” por cientos de miles de personas que le proveyeron de sudor y pienso.
El general Líber Seregni y los firmantes del acta fundacional se encuentran entre ellos, por la valentía política con la que superaron la lógica de chacras poseedoras de la “verdad” revelada que tanto mal le hizo a la izquierda en el Siglo XX.
Pero hay algunos dirigentes, que actuaron sin pretensión de protagonismo alguno, sin los cuales la concreción práctica del proyecto no se hubiese podido efectivizar.
Uno de ellos fue Eduardo Bleier.
¿Qué hizo Eduardo Bleier y por qué es relevante recordarlo hoy?
Uno de los problemas más delicados y acuciantes de la democracia en el actual estado de cosas en el mundo es el de la financiación de los partidos políticos. (El tema por eso mismo será tratado con la profundidad que merece en “Los apuntes para un marco conceptual de la transformación de la sociedad en el Siglo XXI” que se publican en estas páginas)
Para preservar su autonomía, esto es, para desarrollar su acción según exclusivamente la voluntad de sus integrantes y adherentes, además de procedimientos democráticos de decisión los partidos necesitan recursos económicos.
Para un partido que defiende los intereses de los sectores privilegiados de la sociedad acceder a esos recursos es más sencillo que para los partidos proletarios.
De lo dicho antes no hay que sacar apresuradas conclusiones según la lógica vulgar buenos y malos, (tan alejada de los clásicos del pensamiento de izquierda) pues en las democracias más avanzadas se desenvuelven partidos poli – clasistas que no siempre toman decisiones que favorecen a una u otra clase, pero cortando grueso es válido hacer esa generalización.
Cuando el proceso de creación del Frente Amplio tenía lugar Eduardo Bleier era el Secretario de Finanzas del Partido Comunista de Uruguay.
El PCU de la década del 60 fue (junto al Partido Comunista checo) una de las organizaciones políticas de la izquierda universal más innovadora y creativa. Profundamente anti estalinista, porque casi todos sus principales dirigentes lo habían padecido en carne propia durante las primeras décadas del siglo XX, diseñó un marco conceptual para el fortalecimiento del rol del movimiento obrero en Uruguay que concluyó con la unidad en una central única de trabajadores y la creación del Frente Amplio, abrió de par en par su organización para que se integrasen en él miles de obreros, intelectuales, estudiantes, creadores, empresarios…convirtiendo a la dialéctica de debate y análisis crítico en su interior en una usina formidable de ideas y realizaciones.
(Sus dos errores enormes, que le costaron carísimo, el apoyo a la Unión Soviética ante la Primavera de Praga y la consideración de que podían cumplir un rol transformador los militares nacionalistas en América del Sur procuraré analizarlos en un apartado de Los Apuntes… pero continuemos ahora rememorando a Eduardo Bleier).
A Eduardo Bleier lo caracterizaba una inteligencia deslumbrante y una ¿cómo decir? …intensa voluntad realizadora.
Lo identificaba un carácter fuerte capaz de atronadora risa y en ocasiones, de entrañable sensibilidad. Amaba la música y despreciaba (profundamente) el egoísmo.
Aunque lo vi lagrimear nada más que un par de veces, solía humedecérsele la hondamente azul intensidad de su mirada ante la contemplación de un paisaje, la picardía de un niño, la exquisitez de una escena cinematográfica, la delicadeza arrolladora de la música húngara…
Cuando ese tipo de individuos excepcionales dejan de estar abruptamente entre los vivos, sus entornos, que sensatamente los admiran, suelen construir (sanamente) para rememorar sus realizaciones, estereotipos con base en anécdotas.
Uno de esos estereotipos es una frase de Eduardo Bleier según la cual en la actividad de un partido que tiene vocación de transformar la sociedad “ninguna actividad relevante (de organización, de propaganda, logística) debe dejar de hacerse por falta de dinero”.
La frase efectivamente fue pronunciada casi como un slogan pero no dice nada de nada sobre lo que Eduardo Bleier hizo, sobre el modelo que diseñó, ética, organizacional y conceptualmente para lograr que aquel PCU financiase la fundación del Frente Amplio y su campaña electoral del año 1971.
Ha llegado la hora de describirlo