En el marco del Día Internacional de la Mujer, ciclo 2016, Maroñas Galery abre con una muestra colectiva de mujeres artistas uruguayas, que desde diferentes modalidades abordan la cuestión de la mujer.
En esta oportunidad las artistas convocadas son: Ana Campanella, Luciana Damiani, Florencia Flanagan, Natalia de León, Pati Fernández Graña, María Mascaró, Inés Olmedo y Teresa Puppo.
Conversamos con su curadora Pía Susaeta.
-¿Cómo surge la idea de esta muestra y cómo se articulan en vos estas artistas y sus obras en relación a la cuestión de la mujer?
Maroñas Gallery es una iniciativa de HRU que desarrollamos con Gustavo Moraes desde comienzos de 2015 con un doble propósito: El hipódromo buscaba aprovechar la infraestructura disponible e invitar a público que habitualmente no frecuenta Maroñas. Para nosotros como gestores o productores, nos pareció una oportunidad maravillosa para acercar propuestas uruguayas de arte contemporáneo a un público muy amplio, y en general, también muy ajeno a las artes visuales. Tuvimos siempre el apoyo y la libertad de la institución para la selección de los artistas y el año pasado propusimos muestras individuales de trabajos recientes de López Lage, Cardozo y Pemper porque entendíamos que estos tres artistas representan a una generación que aportó muchísimo. Con ese rumbo marcado, queríamos incorporar una mujer y como la primer muestra estaba agendada para marzo, surgió la idea de trabajar una muestra colectiva de artistas aprovechando la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
-¿Qué dirías de la obra de cada una y en que sentido crees que dialogan entre sí?
La respuesta empieza por la última parte, porque además de pensar en los antecedentes de las artistas, pretendimos seleccionar 8 mujeres, 8 obras que no solo tuvieran un anclaje o un eje en «lo femenino» sino también aprovechar el hecho de una muestra colectiva para ofrecer diferentes lenguajes expresivos. Además de la calidad de las obras, siempre tenemos la intención de buscar puntos de contacto con personas de otros circuitos, que puedan ser muestras con un perfil didáctico (por llamar la intención de alguna manera). Entonces, en este caso, la selección final estaba orientada a ofrecer diversidad de técnicas, siempre dentro de la temática. Todas las artistas trabajan el tema de la mujer, algunas de una forma más sutil, más familiar o más estética; otras de maneras más militantes, más políticas, de denuncia; pero creemos que todos los trabajos seleccionados tienen fuerza expresiva individual.
Caso por caso, a modo de síntesis, hay fragmentos de instalaciones de Inés Olmedo y María Mascaró. De Olmedo presentamos 3 cajas con dibujos en tinta china y plumín, que fueron parte de la muestra «Rina, la Primera» (Museo Zorrilla, 2015) en la que Olmedo rescata del olvido la historia de Rina Massardi quien fue la primer mujer cineasta del país. De Mascaró se exhiben 3 camisas, parte de la instalación «Mujer Objeto» montada en la Colección EngelmanOst, que constaba de 146 camisas quemadas y exhibidas en su envoltorio (cautivas) en un homenaje a las 146 costureras de la fábrica de camisas que murieron en un incendio en 1911 en Nueva York. A raíz de esta desgracia, se impulsó el desarrollo de nuevas normas de seguridad laboral en las industrias.
Teresa Puppo y Pati Fernández Graña son las que exhiben pinturas (acrílico sobre lienzo). De Puppo seleccionamos la obra «Sofía, hija de Teresa» de la serie «Entrañable» en la que retrata a las mujeres de su familia. De ellas, elegimos el retrato de su hija embarazada, es una imagen muy hermosa en la que la panza de Sofía está en un primer plano.
De Fernández Graña seleccionamos una obra reciente de la serie «Lazos y Formas» en la que aborda la figura de la mujer, desde una posición armoniosa y amorosa, un rol que profundiza los vínculos afectivos de madres, abuelas, hijas, nietas, sobrinas.
Natalia de León, por su parte, también ha trabajado en sus vínculos familiares de mujeres, desde la fotografía, aunque la obra que expusimos pertenece a la serie B&N ya que representa la postura de de León con relación a lo analógico, a los tiempos, a la necesidad de lo artesanal.
Luciana Damiani, expone en «La Abducción» una fotografía digital con gran trabajo de postproducción, en el que retoma su línea de investigación, de imágenes de niñas y nos recuerda a su proyecto «Fracciones» en donde la artista parte del hecho doloroso de la pérdida de su madre siendo chica y se atreve a profundizar de forma valiente en el duelo, sin abandonar la fragilidad.
Ana Campanella, por su parte, ha recreado el universo femenino principalmente a partir del acto de coser.
Cose con metal, exhibiendo una doble condición de lo femenino: la delicadeza y la fortaleza. Campanella ha trabajado el universo cotidiano de las mujeres, de las niñas y los imaginarios involucrados. La obra que mostramos va un paso más adelante y propone una figura animal, bordada en metal sobre tela de tapicería.
Florencia Flanagan con sus dos obras de la serie “Gracias”, representan el desafío y la nueva propuesta de la artista, que está en pleno proceso de producción de más de 100 obras unitarias, utilizando lápices, tintas, bordado, collage textil y objetos, con las que brindará su .profundo agradecimiento a las más de 100 mujeres que participaron en su obra textil colectiva «Tejer el Manto» que se exhibió en 2014 en el Museo Nacional de Artes Visuales. El proyecto «Tejer el Manto» se trata de la realización de un manto simbólico, al estilo patchwork, que fue creado en una serie de talleres con colectivos femeninos de distintas procedencias sociales, culturales, etarias, de orientación sexual y religiosas.
¿Qué pensás, luego de algún tiempo de dirigir este espacio nuevo para el arte, respecto de la recepción y los efectos de mostrar obra en un marco no habitual?
Desde moraes_susaeta siempre comentamos, medio entre risas, que las muestras de Maroñas fueron de las más visitadas de Montevideo, al menos en el ámbito privado. El hipódromo tiene un promedio de 12.000 visitas al mes. Eso es mucha gente para una ciudad como Montevideo. La recepción siempre fue muy buena, si pensamos en términos de aceptación y respeto. En cuanto al disfrute o la valoración, no tenemos tan claro el panorama, en el sentido que, más allá de los comentarios que recibimos, no sabemos exactamente que han pensado o qué tanto han valorado las propuestas los decenas de miles que han pasado por allí. Para nosotros, si un porcentaje mínimo de esa gente se detuvo, se interesó, disfrutó o pensó a partir de las obras, para nosotros está muy bien. Estamos convencidos que la lejanía es uno de los problemas que genera falta de público para el arte contemporáneo, por eso pensamos que es importante incorporar arte contemporáneo en espacios de circulación en la medida que se tengan condiciones mínimas de exposición y montaje para acercar nuevos públicos.
Imagen portada: La Abducción – Luciana Damiani – 2015 – 80×60 cm.