Lucía Delbene Azanza nació en Montevideo en 1975. Es poeta, narradora, exploradora literaria y docente. En poesía ha publicado “Garza en garza” (Botella al mar, 2009); “Taurolabia” (Revista Lo que vendrá, 2012), en narrativa “La homicida de las flores” (2001, Revista Cantá Odiosa), “El libro de los peces” (Trópico Sur, 2013) y diversos artículos sobre poesía en revistas electrónicas nacionales, hispanoamericanas y extranjeras: H Enciclopedia, No Retornable, Piedra Alta, Revista Lab, Revista Sic, Alter/nativas. Actualmente se desempeña como profesora de literatura de enseñanza media, escritora e investigadora.
La entrevistamos para nuestro ciclo de poesía Quinto Desvelo, donde nos da su parecer acerca de las motivaciones para escribir, el perfil del lector y la relación con las editoriales, entre otras interesantes cuestiones.
“la lluvia compulsiva de palabras puestas en ritmo, que ya vienen con un sonido incorporado que es la música del lenguaje, la cadencia que cada verso o frase poética trae consigo, viene sola, sin que la llamen ni la reclamen”
-¿Cuál es tu motivación a la hora de escribir?
-La motivación para escribir es la vida misma y uno de los mayores placeres del ser humano es conocer, la búsqueda de las respuestas fundamentales que plantea la condición humana, los grandes temas universales como el haber llegado hasta este mundo, el sentido de la creación o del amor, la llamada irrecusable de la muerte, o la pena por los grandes dolores, constituyen en mi caso, los motivos. Escribir o producir cualquier forma artística, es decir la compulsión creativa es una forma de conocimiento específicamente humano, sabemos que la emisión de signos expresivos se realiza desde la edad de piedra en las cavernas.
Investigar al mundo desde el territorio del arte, a mi entender, es poner en práctica metodología con el mismo fin que el de las ciencias: el saber, pero el saber del arte constituye otro tipo de conocimiento que los filósofos de todas las épocas se han desgañitado por desentrañar, una sabiduría que implica la experiencia de lo estético, de los sentidos y su capacidad para gozar de la belleza. Estos grandes pensadores tampoco lo han conseguido del todo, no han logrado arrancar su secreto al arte, pues éste sitúa al hombre ante la experiencia de lo inefable, lo potente e innombrable a través de la aprehensión intelectual o sensitiva.
-¿Qué significa para ti la Poesía?
-Esta pregunta requiere de una metáfora para su respuesta, ya que es muy difícil describir o conceptualizar la poesía desde una perspectiva o con las herramientas de la racionalidad. La poesía aumenta nuestro conocimiento del mundo y del ser a través de la belleza del lenguaje como material, de una manera distinta a como obtenemos el conocimiento racional al que estamos habituados. Te podría decir por ejemplo que la poesía para mi es hacer el amor con el universo y después escribirlo, con un pucho en la boca y las sábanas cayendo hasta el piso. Marilyn dijo que antes había que tomarse un whisky, pero no creo que ninguna droga supere el efecto extásico y de comunión espiritual como el que produce la poesía. Y lo increíble, lo maravilloso de la poesía tal vez más que otras artes es el hecho de utilizar para sus obras el material más complejo y a la vez racional, el barro de la poesía que está formado del verbo o logos, que básicamente transporta ideas y conceptos, se transforma aquí en la puerta que conduce a la magia y a la belleza de la creación a mil universos nuevos jamás hollados.
-¿Te encuentras “bloqueada” en algún momento?
-Bloqueo sí, muchas veces, es el horroris vacuis, el miedo al vacío de la página blanca. Hace poco escribí un cuento, donde asimilaba al blanco de la pantalla con la monstruosa ballena albina Moby Dick, a quien el capitán Acab persiguió por todos los mares del mundo hasta darle muerte. Crear es una hazaña que conlleva un combate de vida o muerte con el blanco. Un artista verdadero dejará la sangre en ello, como Acab. Esta maravillosa novela podría ser una gran metáfora de la creación, aunque, como todo clásico tuvo muchas interpretaciones…y admitirá más todavía.
-¿Cuál crees que es el perfil del lector de poesía?
-Cualquier persona con sensibilidad artística – creo que todos los seres humanos poseemos tal potencial y esto es una fe que también he cultivado como educadora– puede ser un lector de poesía. Lo que sucede es que hay cuestiones sociales, políticas y culturales de nuestra época, cuestiones hasta epistemológicas, que impiden el flujo de la poesía hacia el lector. Pero el análisis de tales cuestiones que muy someramente podrían enumerarse como el poder económico del tardocapitalismo asociado al consumo indiscriminado, la educación cada vez más utilitarista y liviana, más una cultura donde se mutila a la fantasía y a la imaginación en pos del consumo y valor de cambio en el mercado, o se las considera las hermanas pobres de las facultades aplicadas que producen dinero, rebasan obviamente, los alcances de esta nota.
-¿Crees que los uruguayos leen poesía?
-Definitivamente, no.
-¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
-La poesía es muy diferente, a la hora del proceso creativo, de otros géneros como por ejemplo la narrativa o el ensayo. Hay algo torrencial en el acto de creación poética que no se presenta en los demás, los cuales requieren de un trabajo más consciente y elaborativo aunque una idea o una imagen también pueda “caer” de forma abrupta. En cambio, la lluvia compulsiva de palabras puestas en ritmo, que ya vienen con un sonido incorporado que es la música del lenguaje, la cadencia que cada verso o frase poética trae consigo, viene sola, sin que la llamen ni la reclamen. Es como cierto estado de trance en el cual uno entra, caer en un trance en donde el cuerpo y espíritu se transforman en un instrumento, un arpa bien tensada dispuesta a que el universo la taña con sus dedos delicadísimos, música de la palabra y del sentido que es la poesía. Luego que tenemos esa forma bruta, esa roca arrancada de la montaña, en mi caso la vuelvo a pulir, volver a elaborar, perfeccionar las imágenes y tratar de esclarecer las intenciones que muchas veces se presentan herméticas, cerradas. Estos procesos han sido explicados de muchas maneras en las distintas civilizaciones, los griegos lo achacaban a las musas, en nuestra época lo relacionamos con el inconsciente freudiano o con el cuerpo sin órganos. Sin embargo, nadie puede afirmar a ciencia cierta de dónde viene o de qué, simplemente sucede.
-¿Cómo es tu relación con el lenguaje, con las palabras? ¿las buscas, las persigues o ellas llegan?
-Las asalto con la 38 que llevo en la guantera y si es posible las llevo hasta el cajero para que me den todo lo que tengan. Es cómico que en esta pregunta tratás a las palabras como si fueran seres vivientes que pudieran buscarse y llegar caminando, claro que es una forma metafórica de hablar sobre ellas pero que ya denota su potencial autonomía. Si bien las ciencias que estudian al lenguaje han adquirido un desarrollo formidable desde Saussure, todavía no hay un punto final en la cuestión de qué sea el lenguaje. Borroughs, un escritor genial de la generación beat decía que el lenguaje es un virus que habría atacado a la humanidad haciendo que mutáramos el aparato fonador, la lengua y las mandíbulas en un punto determinado de la prehistoria y que esto había significado la revolución humana, ese virus nos habría dotado de la capacidad de hablar. El lenguaje y las matemáticas, tal vez sean las máquinas más poderosas de ingeniería humana, porque con ellos no solamente hemos comprendido algo de lo que nos rodea sino que hemos transformado a la naturaleza a nuestro antojo, aunque no siempre para bien. El lenguaje y el signo son poderosos dispositivos simbólicos que nos mediatizan con respecto al universo para poder conocerlo mejor.
-¿Cómo es editar poesía hoy en Uruguay?
-Editar poesía, publicar un libro, hoy en día cualquiera que tenga ganas y guita lo puede hacer, simplemente llevando el archivo y por supuesto, desembolsillando los miles de pesos o dólares que pida la editorial. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro vaya a tener la difusión y los canales de salida y recepción necesarios con respecto a los lectores. Además, tales publicaciones tampoco aseguran ningún tipo de calidad literaria. Por lo tanto, en mi opinión, pagar para publicar un libro de poesía me parece una verdadera truchada, puesto que el mercado literario compuesto por los lectores que van a adquirir un libro de poesía en una librería o en una feria no lo está demandando. Muchas veces se confunde arte con la necesidad genuina de expresarse. Creo que es mucho más loable y auténtica la experiencia que editoriales artesanales y pequeñas, muchas veces de los mismos poetas, están llevando a cabo con ediciones menos pretenciosas pero publicadas en el seno de la comunidad que realmente se interesa por la poesía y donde es posible que surja el diálogo autor, lector y poesía.
-¿Cómo ves la poesía actual en Uruguay? ¿Y en ella a tu generación con respecto a las anteriores?
-Vivita y coleando como una perra contenta. Actualmente hay muchísima producción de poesía, libros que se están publicando en distintas editoriales nacionales y extranjeras, proyectos colectivos, editoriales artesanales. No obstante observo cierta incomunicación entre la producción poética de este tiempo y la sociedad en general, hay una especie de invisibilidad de la poesía y los poetas con respecto a la comunidad, y esto tiene distintos factores. Por un lado está el lenguaje complejo de la poesía, que se incrusta en la dificultad en general del arte de postvanguardia, es decir, rota de una vez para siempre la mímesis (copia de la naturaleza) en las artes de vanguardia y postvanguardia, se produjo una revolución copernicana casi te diría, las artes van tras otros objetivos que tienen que ver con otras búsquedas que van más allá del simple virtuosismo técnico, por ejemplo, a la hora de reproducir una imagen o de construir un poema. A veces se interroga al mismo lenguaje que utiliza una disciplina, por ejemplo, los cubistas investigaron cómo se construía una forma sobre el plano y para ello desdoblaron al objeto, lo perspectivaron desde muchos focos, etc….te pongo el ejemplo del cubismo porque tal vez sea más accesible, la revolución que se dio en el lenguaje pictórico y que acabó en el expresionismo abstracto y en el arte conceptual, fue más accesible a la sociedad por cuanto nos hallamos en un mundo cada vez más iconográfico que nos naturaliza con respecto al código de la imagen visual. En tanto en la poesía y en la literatura sucede algo similar, los metalenguajes, el experimentalismo u otras formas vanguardistas de la literatura se presentan más abstrusas debido a la falta de recepción y educación en las culturas de masas. Hace poco leí un artículo sensacional sobre esto de Susan Sontag, donde decía que la complejidad contemporánea del arte es similar a la de las ciencias, hoy por hoy para entender cómo funciona la física cuántica, cómo es esa cuestión de que hay y no hay al mismo tiempo un gato en una caja, es necesario poseer nociones fundamentales de física, matemática, etc, en el arte es lo mismo, para poder acercarnos a un cuadro expresionista abstracto de Pollock por ejemplo, es necesario saber que trabajaba con el cuerpo, que utilizaba el chorreteo de pincel de una manera performática porque lo que realizaba con el gesto del cuerpo era parte de la pintura, y que esas formas y colores podrían expresar la fuerza, o la gracia y mil cosas más que tal vez no sean lo importante, pero donde jamás vamos a encontrar un signo obvio o directamente decodificable. Creo que es fundamental la educación artística desde las escuelas y los liceos, donde parece que se está haciendo lo contrario, es decir, suprimir o reducir la enseñanza artística.
-¿Qué te generó o dejó la generación del 45’?
-A título personal, creo que la generación del 45, exceptuando casos como los de Amanda Berenguer o Ida Vitale no tuvo grandes poetas. Reconozco que Idea Vilariño fue muy buena poeta, pero no es santo de mi devoción. El 45 fue el magisterio de la prosa, la narrativa, el pensamiento ensayístico y la crítica, una generación muy consciente intelectualmente, que ejecutó un plan de desarrollo literario con sus revistas, sus tribunas periodísticas, su proyección internacional. La herencia del 45 es innegable, los siento como una especie de titanes, que supieron crear un espacio de crítica y de reflexión acerca de la propia cultura, con obras cumbres como las de Onetti, por ejemplo. El día que alguien sujete a ese titán…pero este tiempo aun está por llegar. Personalmente me siento mucho más ligada estéticamente a la generación del 60 conocida como de la crisis, donde se empieza a visualizar una poesía mucho más radical, con filiación a las vanguardias.
-¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
-Los clásicos de todas las épocas y de todas las civilizaciones, desde la Biblia hasta el Popol Vuh, desde El libro de Genghi o los viajes de Marco Polo hasta La Odisea, que son muchos más de diez por supuesto.
-¿Qué libros nunca has podido terminar de leer y por qué?
-Mi mesa de luz es una torre de libros inconclusos. Hay libros que llevan toda la vida, hay otros que son como un chivito un día de resaca al cual uno devora sin dejar una miga. Los libros mutan como las personas, dependen mucho del momento de la vida y hay libros que son como los nodos de un laberinto, a los cuales permanentemente hay que volver. El otro día estaba leyendo el canto XXVI del Infierno de Dante para el liceo, cuando me encuentro con una referencia al profeta Eliseo, que vio como su maestro Elías ascendía al cielo en un tornado de fuego, después hizo un montón de milagros que se parecen mucho a los de Cristo. Esta historia se encuentra completa en el 2º libro de los Reyes, del Antiguo Testamento. Ahí fui a Reyes dos y retomé la lectura del libro viejo que había dejado hacía tiempo y otra vez me enganché.
-¿Qué opinas de los ciclos clásicos de nuestro medio, ejemplo Caramelos y pimientos, Ronda de poetas, etc.?
-Me parece que hablan del excelente estado de salud de nuestros poetas, de su capacidad para hacer cosas y tomar iniciativas más allá de los apoyos públicos y privados, da cuenta de que la creación no sólo ocurre en las palabras sino también en las acciones, en el activismo artístico que también es una forma de posicionarse ante el mundo y muestra la gran energía impulsora y la infinita generosidad de quienes los organizan y los llevan adelante, porque a esta altura ya sabemos que quien hace algún mango con esto es el dueño del boliche. Hace poco se dijo por ahí que los ciclos tendían a ser solemnes y aburridos, cenáculos privados para un público específico de la poesía que no seríamos más que los mismos escritores, sus novios, novias y amantes, opinión con la que no estoy para nada de acuerdo, pues en primer lugar, hay mucha diversidad de gente que concurre a los ciclos tanto en el público como en los poetas, aunque por supuesto no son actividades que impliquen un público de masas como un partido de fútbol o un concierto de rock, sino que el público de estos ciclos por lo general tiende a ser gente vinculada al arte o a los medios de comunicación. Por otro lado, me parece que la gente que concurre a estos ciclos, busca y espera escuchar poesía, más allá de que obviamente luego existan preferencias por tal o cual corriente estética, o por un poeta en particular, lo que hace de un ciclo un evento de poesía, no una fiesta de payasos donde nos tengan que ir a divertir. Y por último también creo que los distintos ciclos tienen perfiles muy definidos, es muy diferente la Ronda por ejemplo, que La Pluma Azul o El living de Nilson. Tienen rasgos muy diversos que creo son acuñados por el estilo de sus propios creadores, por lo tanto el ciclo se convierte casi en un happening, un poema vivo de su propio creador, pero un poema colectivo, compartido, lo que hace de la poesía un organismo vivo dentro del cual nos encontramos los poetas y ese público, tal vez reducido pero real.
-En los concursos de poesías ¿Qué tan subjetiva es la elección de un poema para que unos sean publicados en un libro y otros queden afuera?
-En nuestro país hay muy poca profesionalización de la crítica y del análisis, valoración o contextualización cultural por un problema muy simple, este trabajo no se paga, existen muy pocos lugares por no decir ninguno desde los que se puede ejercer profesionalmente la crítica literaria, se realiza casi a tracción sanguínea, como esos botelleros que van juntando de los contenedores y ni siquiera tienen un caballo, a los cuales yo no puedo dejar de contemplar como una aberración del capitalismo. Casi no existen incentivos del Estado ni de instituciones privadas para el ejercicio y la praxis sostenida de tal actividad y a mi entender, el jurado debería tener una sólida formación en el campo de las artes. Es por este motivo que los concursos a mi criterio son muy relativos, lo que no quiere decir por supuesto que no se haya premiado a trabajos muy valiosos y que en Uruguay no existan parámetros serios de valoración de las obras de arte, porque me consta que muchos intelectuales se preocupan por la excelencia de su actividad, a pesar de que hay que laburar en otra cosa para comer.
-¿Qué opinión te merece la poesía digital, como el concurso de T cuento Q?
-La poesía o la literatura de creación están mucho más allá de cualquier medio y puede surgir en una tabla de barro o en una tablet digital, el soporte es lo de menos. Es más, los soportes fueron cambiando a lo largo de los siglos, primero el papiro o la pared de la caverna, una cerda de caballo para pulsar un sonido, después mutaron con el desarrollo de las tecnologías, la imprenta, un holograma, el violín eléctrico, la computadora, pero la esencia del arte es eterna y universal, por ello cualquier soporte es válido a la hora de realizar una obra de arte, como esos chinos que esculpen sobre un grano de arroz. La poesía o el arte, no es lo mismo que un medio de comunicación donde “el medio es el mensaje” de acuerdo a McLuhan.
-¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
-Que no se rinda y sobre todo, que un escritor se hace por lo que lee y no por lo que escribe (Borges dixit)
-¿Cuál es la relación de los poetas y de la poesía en general con las editoriales hoy en Uruguay?
-No es fácil esta relación, es como el matrimonio del cielo y el infierno, porque el artista y el editor persiguen fines distintos, uno es un creador, el otro, un empresario, desde estas premisas imaginate que los objetivos son casi adversos. En primer lugar, porque lo que se vende hoy en literatura dista mucho de la poesía, publicar un libro de poesía para cualquier editor no es un negocio cabal, sino que lo hace casi por una cuestión ética y estética. Hay algunas editoras en plaza que no se establecieron como un puro negocio, sino que también buscan atender cuestiones estéticas, es por esto que aun se publican poemas en el Uruguay y creo que en el mundo, donde la experiencia es similar.
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