
La sala que se encuentra sobre Daniel Fernández Crespo estaba igual que hace años. La fachada rodeada de personas esperando para entrar, con cervezas, vino y en el uniforme dictado por el rocanrol rioplatense que incluye shorts deportivos, pantalones de jean, remeras negras con diseños variados y desgastados que sin buscarlo,mostraban las décadas de música de la banda – más de tres-. La vestimenta de los seguidores de la banda también incluía camisetas de fútbol o basquetbol intervenidas para hacer alusión a Nacional con Sataman – el diablito rojo de Trotsky Vengarán– como principal protagonista.
34 canciones formaron parte de la penúltima noche de rock para la banda en La Trastienda, luego de 60 shows realizados en dicha sala durante los últimos 15 años, hecho que los posicionó como una de las dos bandas con más shows en el establecimiento.
Como no podía ser de otra manera, el show comenzó cuando las luces se apagaron por penúltima vez;el lugar quedó a oscuras y en un juego de luces blancas que iban y venían, comenzó a sonar la característica canción de Star Wars que dió paso a los músicos: Guillermo Peluffo en voz, Hugo “Llamarada” Díaz en guitarra, Guillermo “Cuico” Perazzo en batería y Juan Pablo “Grano” Granito en bajo – más tarde contarían con la presencia de Michel “Michelle” Gordon también en guitarra-.
Las canciones elegidas no sólo implicaron agite, sino que coincidían con el sentimiento que reinaba en la sala, tanto por parte de los músicos como por parte de los seguidores: la despedida. Por ello, para comenzar el recital eligieron “Noche Alucinante”, que al inicio dice:
“Hay noches que duelen
que se rompen en pedazos
noches que no regalan ni un adiós
que te empujan al abismo
y tenés que hacer de tripas corazón”
Escuchar esos párrafos generó en el público el efecto deseado: voces que forzaban sus gargantas al límite para acompañar esas palabras con sentimiento. A esa canción, le siguieron muchas otras como “Ya no puedo parar” (Hijos del rigor,2006 ), Dejate llevar (Todo para ser feliz,2010 ), Más Allá Más acá (Relajo pero con orden,2016) o Do You Love Me? (Pogo,2003) que puso a todos a bailar en pasos que parecían recién inventados.
La presentación de una de las bandas líderes del punk uruguayo tuvo un ambiente de fiesta, de depurar, de renovar energías; sus músicos armaron una lista extensa para cada fecha y de esta manera dieron un lugar a las canciones que caben en nueve discos que son aclamadas por sus seguidores.
Los temas elegidos fueron agitados de forma eufórica por los presentes que cantaron con toda su voz, con ese sabor agridulce -según explicarían más tarde los fanáticos- que genera que un lugar de reunión como La Trastienda se desvanezca.
El pogo estuvo presente en cada canción, grandes y pequeñas rondas se abrían a lo largo y ancho del lugar; abrazos consagratorios se daban entre amigos, palabras de unión, voces afónicas de tanto cantarle a quienes estaban sobre el escenario y debajo de él. El piso gris, de cemento, cada vez más mojado por la lluvia de cerveza que caía repentinamente en medio de la gente cada vez que había que saltar, entre un público lleno de sentimientos atravesados.
Pero el público no fue el único que reflejó sentires, Peluffo, agradeció a los presentes y se expresó sobre el cierre de La Trastienda: “este evento que estamos participando, sin duda para nosotros es algo muy muy muy muy triste” remarcó y agregó “se los digo de verdad. Como una banda de rock y como público del rocanrol creo que perdimos algo muy lindo que se armó estos años”.
Reflexivo se refirió a sus seguidores: “Ahora. Acá vinimos a pasarla bien. Nos vamos a llevar un buen recuerdo, vamos a pasarla bien todos juntos, vamos a cantar, vamos a disfrutar, y todos los que no pudieron venir van a decir “Yo casi voy pero”, y ustedes están, y estuvieron este día, muchas gracias”. A lo largo de la noche los músicos agradecieron a todas las personas que trabajan en los distintos rubros de La Trastienda por el cálido recibimiento que siempre recibieron de su parte.
Cuando comenzó a sonar Detrás del arco, el público abrió rondas con desdén y comenzó a sacar sus banderas de los clásicos rivales: Peñarol y Nacional, para levantar bien en alto mientras cantaban. Las mujeres eran levantadas en los hombres de conocidos y desconocidos unidos por la pasión a su cuadro, que los hizo cantar como si estuvieran en la cancha.
Cooltivarte habló con algunos fanáticos al finalizar el show y todos coincidieron en que el cierre de la sala les dejaba un sabor agridulce; mantuvieron a su vez la esperanza de que el futuro del lugar siga siendo el mismo aunque varíe su dueño.
A su vez,otros expresaron que lo que se vivió en el penúltimo show de Trotsky en La Trastienda les traía muchos recuerdos.
- ¿Cómo fue tu historia con La Trastienda?
- Fueron los mejores toques de trotsky que ví en mi vida. Los ví cuando presentaron volumen 10, todos los toques de la trastienda fueron épicos, y los mejores momentos de mi vida fueron en la trastienda viendo a Trotsky- expresó Javier, uno de los seguidores.
Tanto Rosenda como Javier, aseguraron seguir a la banda hace al menos 25 años. Para ella fue una noche única porque estuvo junto a sus amigas que le mostraron la banda en el 2000, y para él lo fue porque los sigue desde el mismo momento y pudo traer a algunos amigos del exterior para despedirse de tantas trastiendas juntos y la última con Trotsky Vengarán.
“Llamarada” por su parte, comenzó su breve discurso entre canciones al recordar que con la banda recorrieron salas de toda América, pero que aquel lugar era “un lujo” y agregó en tono “ustedes no se dan cuenta lo que significa perder este lugar para la cultura del Uruguay”.
Antes de presentar la última canción, un Peluffo notablemente emocionado – cansado y con mirada nostálgica- dijo: Es la despedida de la trastienda, y de nosotros en la trastienda, y de ustedes en la trastienda, porque así es la vida. ¿Qué voy a hacer? Esta canción la hicimos para nuestros amigos del alma; hoy queremos recordar todas las noches que vivimos en La Trastienda, este hermoso lugar, todas las veces que vinieron ustedes con sus amigos; todas las veces que nos encontramos en estos lugares es hermoso, viendo a trotsky, viendo a cualquier artista. Muchísimas gracias por disfrutar de la música, porque ¿saben una cosa? juntarse en un recital dentro de seis meses va a ser revolucionario, esta es la vida que queremos vivir. Gracias por acompañarnos, de todo corazón, para la historia de La Trastienda, para los amigos, para todos ustedes, muchísimas gracias”.
Después del breve discurso comenzó a sonar Historias sin terminar; público y músicos cantaron de forma ensordecedora y agitaron el penúltimo pogo de una noche alucinante.
Terminó el show y la gente comenzó a dispersarse. La Trastienda volvió a ser esa que tantas veces vimos, de tantas noches de rock, con sus baldosas grises y su grandes letras azules de neón sobre la entrada, con sus guardias y sus puertas de rejas, con el murmullo y las emociones adversas de quienes esperan por entrar o esperan el momento de poder acercarse al artista que fueron a ver para compartir unas palabras o una foto; un murmullo que pronto se convertirá en un silencio ensordecedor.