
Nacho Vegas ha vuelto a mostrarse ante el público un año después de haber estado por primera vez en Uruguay. Llegó junto con el guitarrista Hans Laguna y el percusionista Manu Molina para dar el último concierto de su gira por latinoamérica. ¿Qué vinieron a presentar? Su último disco: Canciones populistas.
Nacho es un músico asturiano y militante político con un pasado testigo de luchas obreras, astilleros y barricadas. “Cuando el mundo no funciona es cuando tengo que hacer una canción” dijo en el encuentro que tuvimos con él en la mañana previa al concierto en el Centro Cultural de España.
Vegas es un compositor que se sumerge entre canciones de amor y de revolución, canciones intimistas y populistas, con letras que arañan la carne y nos dejan desnudos de voz y con los ojos arrugados.
La Trastienda nos recibió acondicionada con mesas, sillas y con Nicolás Molina, Laura Gutman y el guitarrista Santiago Peralta como teloneros. Nadie se sorprendió cuando salieron a escena Vegas y Hans portando gabardinas, Vegas con la mirada perdida y el pelo cubriéndole el rostro cantaba: “decid, ¿me vais a extrañar?”. Y yo pensaba: siempre Nacho, siempre.
Presentaron canciones que hablan de ciudades tristes, de certezas de muerte e imbecilidad de social, de irse o quedarse y de lucha, lucha infinita. Dedicaron una canción a las plataformas antidesahucios e invitaron a cantar con ellos al coro que denominaron “el coro internacional antifascista”. Una voz gritó: ¡Puxa Asturies! Y él respondió: ¡Puxa Asturies socialista y libertaria! Otra voz gritó: ¡Eres un mito Nacho! Y él volvió a responder: Esta mañana pude conocer a Mujica, ese sí que es un mito.
Tocaron hasta romperse las manos, alguien bailó en una esquina pensando que nadie le miraba y una nena me sonrió a una silla de distancia con pura intensidad.
Hubo solos de guitarra, percusión de todo tipo y varias entradas y salidas. Como cierre del recital se unió Nicolás Molina y cantaron, en homenaje a Zitarrosa, la canción del Violín de Becho para darle fin al concierto con Miss carrousel.
A pesar de que Nacho no levanta la mirada mientras canta, fue capaz de hacer temblar el pecho de todos los corazones que estuvieron el lunes en La Trastienda. Ya se sabe, como escribió Julio Inverso “se llega a un momento en que la luz del rostro basta para todas las tinieblas”.
“Adiós amor, que nos vaya bien”.