
Noviembre 2009
ROCK URUGUAYO: 20 BANDAS ORIENTALES DEL SIGLO XX
Rock uruguayo
20 bandas orientales del siglo XX
Un re corrido por los grupos más emblemáticos del rock uruguayo desde mediados de los años 60 hasta el 2000.
“Este año se cumple un cuarto de siglo del resurgimiento del rock en Uruguay. Luego de casi una década de desolación, el movimiento pos-dictadura arremetió con furia y rebeldía, apoyándose en sus cercanas influencias del punk, del heavy o de la new wave.
El quiebre había sido tan profundo que casi todos creían estar protagonizando un hecho inédito en nuestro país. Sin embargo, 12 años antes, otros jóvenes habían vivido una experiencia similar con aquella movida de “música progresiva” que alcanzó una importante proyección artística y cultural. Más aún, ya han pasado más de 40 años desde que nuestro beat se popularizara en el Río de la Plata y gran parte de Sudamérica.
Hoy los puentes están tendidos y podemos reconocer que el rock uruguayo de todas las épocas ha demostrado ser un fenómeno auténtico, cabezón y peleador. Fueron muchos los grupos, solistas, músicos y comunicadores de todo el país que lucharon por su supervivencia, sin imaginarse que iba a ocupar un lugar tan singular durante la primera década del nuevo milenio.
Los Iracundos, Los Shakers, Los Mockers, Los Delfines, El Kinto, Opus Alfa (y Días de Blues), Tótem, Psiglo, Opa, Los Estómagos (y Buitres), Los Traidores, Los Tontos, El Cuarteto de Nos, La Tabaré, Níquel, Chopper, La Trampa, Abuela Coca, Trotsky Vengarán y Peyote Asesino son las emblemáticas bandas que hemos elegido para esta muestra. Mediante la exposición de fotos, carátulas, afiches, volantes, material audiovisual y todo tipo de memorabilia, esperamos recorrer la historia de las diferentes etapas y vertientes del rock uruguayo del siglo XX.”
Diseño de Montaje: Claudia Schiaffino, Paula Villalba
Diseño Gráfico y audiovisual de la exposición: Alejandra Larregui, Gustavo Bentura
Colaboradores: Marcelo Barindelli, Lil Cetraro, Catherina Dolinsky, Federico García, Viviana Guridi, Fabián Scavone.
Texto: CCE
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URUGUAY EN ROCK
El Centro Cultural de España en Montevideo tiene entre sus objetivos llegar a todos los públicos, a las diferentes
sensibilidades, a las sucesivas generaciones. En este sentido creemos que organizar una muestra sobre el rock
uruguayo es una magnífica oportunidad para lograrlo. Esperamos que el atractivo de los contenidos, el enfoque
humano que quisimos darle, haga de esta exposición un llamador para todos.
La mayoría de los nacidos a partir de los años 40, e incluso antes, han vivido tocados por esa música. Cada
una de las generaciones siguientes ha disfrutado, cantado o bailado al compás de ese crisol de ritmos que es
el rock. Mucho más que una música, todo un ambiente cultural rodea a quienes visiten esta exposición debida
al cuidado de un especialista, Fernando Peláez. El recorrido por una parte emblemática de la historia del rock
uruguayo -“veinte bandas orientales”- aparece como destaque simbólico de la cultura urbana del país en
situaciones históricas complejas y ricas. Esperamos que no sea solo memoria y saber enciclopédico, ambos
aspectos importantes, sino también vivencia personal, asombro y emoción para cada uno de los visitantes.
HORTENSIA CAMPANELLA
DIRECTORA
INTRODUCCIÓN
Este año se cumple un cuarto de siglo del resurgimiento del rock en Uruguay. Luego de casi una década de desolación, el movimiento pos dictadura arremetió con furia y rebeldía, apoyándose en sus cercanas influencias del punk, del heavy o de la new wave. El quiebre había sido tan profundo que casi todos creían estar protagonizando un hecho inédito en nuestro país. Sin embargo, doce años antes, otros jóvenes habían vivido una experiencia similar con aquella movida de “música progresiva” que alcanzó una importante proyección artística y cultural. Más aún, ya han pasado más de 40 años desde que nuestro beat se popularizara en el Río de la Plata y gran parte de Sudamérica.
Hoy los puentes están tendidos y podemos reconocer que el rock uruguayo de todas las épocas ha demostrado ser un fenómeno auténtico, cabezón y peleador. Fueron muchos los grupos, solistas, músicos y comunicadores de todo el país que lucharon por su supervivencia, sin imaginarse que iba a ocupar un lugar tan singular durante la primera década del nuevo milenio.
Los Iracundos, Los Shakers, Los Mockers, Los Delfines, El Kinto, Opus Alfa (y Días de Blues), Tótem, Psiglo, Opa, Los Estómagos (y Buitres), Los Traidores, Los Tontos, El Cuarteto de Nos, La Tabaré, Níquel, Chopper, La Trampa, Abuela Coca, Trotsky Vengarán y Peyote Asesino son las emblemáticas bandas que hemos elegido para esta muestra. Mediante la exposición de fotos, carátulas, afiches, volantes, material audiovisual y todo tipo de memorabilia, esperamos recorrer la historia de las diferentes etapas y vertientes del rock uruguayo del siglo XX.
ANTECEDENTES
Si bien las películas “¡Salvaje!” (con Marlon Brando), “Rebelde sin causa” (con James Dean) y “Semilla de maldad” (que empezaba con ‘Rock alrededor del reloj’) habían lanzado el prototipo de la rebeldía juvenil, la alarma se encendió en nuestro país hacia finales de 1956 con el estreno simultáneo de “Al compás del reloj” y “Rock, rock, rock”, dos musicales dedicados al flamante rockabilly. Durante la proyección de las mismas centenares de muchachitos saltaron frenéticos sobre las butacas, mientras los restantes osaron bailar en los pasillos de los sacros cines Plaza y
Censa, generando así un escándalo sin precedentes.
Ya en los Estados Unidos este fenómeno había sido definido como “el medio para rebajar al hombre blanco al nivel del negro”, insulto racista lanzado ante la impotencia de observar cómo los jóvenes blancos comenzaban a sentir atracción por propuestas que tenían sus raíces en músicas creadas por, y para, las comunidades negras.
Pero, ¿por qué los padres uruguayos también reaccionaban con similar virulencia? ¿Era el tipo de música? ¿La forma de bailar? Más que eso, parece haber sido una suerte de rechazo ante la gestación de una cultura juvenil que excluía a los mayores y que amenazaba con romper la estructura de la sociedad establecida. En todo el mundo occidental los nuevos teenagers (entre trece y diecinueve años) no querían ser niños ni adultos y el rock resultaba la compañía ideal en esa búsqueda de identidad generacional.
El demonio pareció calmarse a finales de la década del 50, ingresando en una corta etapa de incertidumbre dentro de la historia de ese fenómeno cultural y musical que hemos convenido en denominar simplemente “rock”. En efecto, a menos de cinco años de su aparición, el furibundo rock’n’roll original entraba en una profunda crisis como consecuencia de una serie de acontecimientos ocurridos en cadena. A las muertes de Buddy Holly, Ritchie Valens y Eddie Cochran, y las serias lesiones sufridas en accidentes por Carl Perkins y Gene Vincent, se le sumaba la acción del
propio sistema norteamericano que lograba irradiar de la escena a los rebeldes Chuck Berry, Little Richard y Jerry Lee Lewis. Para colmo de males, a su regreso del servicio militar (1958-1960), encontramos a un Elvis Presley manso y melódico. Las nuevas propuestas (por ejemplo el twist) eran presentadas como una “moda” pasajera, que evitaba todo tipo de conflictos, buscando ampliar el mercado de ventas y hasta la aceptación de la clase adulta.
En 1962 fue estrenado “El Club del Clan”, un nuevo programa de televisión argentino destinado a promocionar los (supuestos) representantes de la (también inventada) “Nueva Ola” (entre los que saldrían Palito Ortega y Violeta Rivas). Este show se montaba intentando simular una cierta estética de desparpajo, siempre inofensivo y sin transgresiones, logrando consolidar la imagen de una juventud alegre, sonriente y sin ningún ánimo de rebeldía. Los padres y abuelas veían entonces con grata complacencia a este grupo de chicos prolijos, confiables, con modales estudiados, que le cantaban al amor y a las flores a través de melodías prefabricadas y pegadizas. El éxito alcanzado por el Club del Clan en ambas orillas del Plata fue descomunal.
Es precisamente dentro de este contexto que comienzan a formarse las primeras bandas orientales.
Fernando Peláez
Curador



















