Creo firmemente que cada obra tiene un momento ideal para ser descubierta.
Su temática, su mensaje, podrá ser recibido de una u otra forma en relación a las experiencias y conocimientos del espectador. Por eso, tal vez, en algún momento de tu vida viste una película y no la entendiste, o te encantó, o te afectó profundamente. Tal vez estuviste de acuerdo o en desacuerdo con alguno de los personajes y con el pasar de los años la volviste a ver y tu concepto de la misma cambió completamente.
En estos momentos de cuarentena quiero invitarte a repasar y repensar un título del 2004 “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” .
Y si aún no la viste ¿qué estás esperando?
Ahora sí, si me lo permiten, el público ideal para esta película es aquel que ya haya sufrido por amor, aquel que haya vivido una relación amorosa desastrosa o quienes sepan lo que es extrañar.
“Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”
Dijo el médico psiquiatra Carl Gustav Jung
Clementine (Kate Winslet) desea desesperadamente borrar a Joel (Jim Carrey) de su mente y lo hace, contratando los servicios del Dr. Howard Mierzwiak (Tom Wilkinson) director de Lacuna Inc. una clínica especializada en un innovador sistema que borra toda la red mental de recuerdos relacionados al problema que te causa angustia.
Joel se entera de la decisión de Clementine, dolido y desesperado decide pagarle con la misma moneda y también contratar el servicio, de esta forma estarían a mano. ¡Ambos olvidados!
¿Quién no ha deseado, alguna vez, borrar de su mente todos aquellos recuerdos que lo hacen sufrir?
¿Es real que quien no aprende de sus errores está destinado a repetirlos?
¿No es esto precisamente esto lo que sucede en la vida real? De forma natural, como mecanismo de defensa, nuestro cerebro borra y confunde nuestros recuerdos, mitigándolos para que no nos hagan daño.
Si esto no sucediera, no se podría explicar cómo es que después de un tiempo muchas parejas decidan darse una segunda oportunidad, “olvidando” qué fue lo que los llevó a separarse en primer momento.
“Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” es una película que te hace plantearte todas estas cuestiones respecto a las relaciones amorosas que no han resultado exitosas. Con una propuesta diferente comparada a las clásicas historias de amor. Contada de forma no lineal, vamos experimentando junto a Joel cómo fue su relación con Clementine, a través de sus recuerdos, experimentamos los momentos tiernos, divertidos y los desagradables. Logramos empatizar con sus sentimientos enamorándonos de los personajes hasta el punto de pensar que ambos merecen una segunda oportunidad.
En medio del proceso de borrado Joel se arrepiente e intenta revertir la situación. En el fondo él no quiere olvidarse de los momentos vividos junto a Clementine.
El tiempo cura, las heridas sanan y si tenemos suerte y aprendimos algo de los errores cometidos y de nosotros mismos, tal vez si lo volvemos a intentar, esta vez resulte.
Porque todos sabemos que “es preferible haber amado y perdido, que nunca haber amado”
Lord Alfred Tennyson