El pasado martes tuve la dicha de compartir un momento hermoso junto a Toto Yulelé y sus amistades. Casualmente iba pasando historias en Instagram y una me llamó la atención; algo así como la participación de la escucha de su disco, antes de que el mismo esté en las plataformas, respondiendo a esa historia con un simple “quiero participar de la escucha”. Siempre disfruté mucho de sus shows, y creí que la oportunidad de escuchar su nuevo material con una definición más precisa era una buena idea. Respondí que quería participar y sin duda aparente su respuesta fue un “Sabelo” anotandome a mi y a una persona más para el martes 29 de octubre a las 20:00 horas en El recreo de Ciudad Vieja.
De entrada comienzo contando que el espacio es una especie de pulmón en plena peatonal Sarandí. Un rinconcito cultural en el que refugiar el alma, cargado de plantas y lucecitas que decoraron aún más el ambiente familiar que generaron quienes se arrimaron a disfrutar de esa noche junto a Lunática en la organización.
La escucha fue con los auriculares inmersivos de Silentgongs abrazando cabezas, los cuales paradójicamente permitieron una audición aislada e individual, pero extremadamente cercana con el artista (nunca en nuestros lugares sintiéndonos solos o aislados), a través de cada mezcla, cada nota, cada tono, exploramos nuestro sentido auditivo, imaginando a los músico que participaban de cada tema. Con la ayuda además de contar con una ficha técnica en la cual no sólo le ponemos cara a los instrumentos, sino que la misma tenía nombre de la canción y letra.
Como si fuera poco tener la gratificación de escuchar un disco tan sensible y humano como el artista, de una manera inusual e íntima, la noche contaba con cositas ricas para degustar de la mano de el bar de los amigos y vino y vermú, para poner en juego los sentidos que faltaban, sumado a un show súper íntimo y amoroso, en el que muchos de los músicos presentes cantaron, y tocaron con la misma belleza y fragilidad que lo hace el Toto.
Por supuesto el chico, repique y piano no podían faltar esa noche, y si no contaste con mi suerte, te cuento que lo que no puede faltar es tu recordatorio para el viernes 8 de noviembre, fecha en la que sale su disco «No sabemos como» .
Instantes de esa noche, en el ojo de Rodrigo Vique.