
3 Feb 2016
Nací en Montevideo el 4 de abril. Me gustan mucho los gatos, pienso que en ellos, como en la poesía, se encuentra el misterio del mundo. Leo poesía de otros en voz alta en mi casa y en alguna plaza, invoco. Tengo muchos ritos y supersticiones y soy muy ordenada. Nunca sé qué decir sobre mí misma.
acolchonado
Un día me sacó las polleras largas. Me sacó el corsé y me soltó el pelo. Me regaló ropa interior de encaje, flores y perfumes. Me adornó la habitación de telas y olores a incienso. Me compró sábanas de seda. Me casó. Metió a un hombre a mi cama para que me tocara. Para que me estrechara en sus brazos y no me dejara respirar. Me mandó a hacer el desayuno. A salir del cuarto. A volver con él a la cama. A comer entre los dos en la cama. Me dejó sola entre las sábanas de seda y los cabellos duros del hombre. Él me habló. Me dijo cosas. Me dijo que mi madre me decía. Me dijo que me abriera. No me lo dijo con palabras. Se metió. Me fue robando lo que tenía adentro. Se lo llevó lejos. Nunca me lo devolvió. Como las sábanas que volvieron a ser de algodón. Mi madre me dijo, me habló. Me acarició la cara. Fue madre y padre y tía. Mi madre me dijo. Me habló. Me acarició la panza. Me trajo el desayuno a la cama. Me regaló su sonrisa de reina. Me engordó. Cortó las hojas de todos los árboles. Cerró las cortinas. Dejó todo oscuro. Solo ella me limpiaba y me bañaba. No me dejó salir. Puso candados y vigilantes. Me trajo hojas para dibujar. Colores. Pinturas. Dibujé crisálidas por toda la habitación. Se asustó. Vino y me dijo. Me sacó los colores y las hojas. Me dio de comer. Comí. Crecí. No dejó que entrara el sol. Ella también se empezó a llevar cosas. Me vació. Me adelgazó. Abrió las cortinas. Fui niña otra vez.





























