El escritor José Legaspi se embarcó hace no tanto también en el mundo de la poesía, e incluso él mismo no se reconoce aún como un “poeta”. Sin embargo desde hace tres años practica el género con creces, y además es co-organizador junto a Marcos Ibarra del ciclo de poesía El Farolito con sede en Mundo Afro.
El próximo martes 20 de agosto a las 19.30 en la Sala Julio Castro de la Biblioteca Nacional, Legaspi presenta el libro de cuentos “Y las luces se apagaron”, editado por Rumbo Editorial. Aprovechando tal oportunidad desde este portal lo entrevistamos para nuestro ciclo Quinto Desvelo.
”La generación del ’45 fue a la literatura lo que el mundial del ’50 al país todo. Un pesado lastre con el cual comparar todo lo que vino después”
-¿Cómo es editar poesía hoy en Uruguay?
-Para los grandes poetas ya consagrados no es muy difícil. Para el resto, parecería ser más fácil publicar poesía que narrativa. Pero a no engañarse, salvo que recibas un premio del MEC o de la IM el autor inédito tiene que cargar con parte del costo o la totalidad de la publicación. En ese sentido, creo que las editoriales medianas, las que están fuera del “pool” de las grandes, juegan un rol preponderante a la hora de publicar inéditos.
-¿Cuál es tu motivación a la hora de escribir? ¿te encuentras “bloqueado” en algún momento?
-La motivación está siempre a la vuelta de la esquina, a la vista. Todo me estimula, la realidad que me rodea, una foto, una pintura, la música, la imaginación, todo. Claro que siempre estás propenso a bloquearte, quedar en blanco. Ahí influye la manera como trates de evitar el bloqueo. Si estoy escribiendo un poema y me bloqueo, trato de tomar distancia con un cuento. O viceversa. Cuanto más distancia tomás del motivo del bloqueo, más fácil es zafar de él.
-¿Cuál crees que es el perfil del lector de poesía?
-La verdad es que no lo tengo muy pensado, desde el momento en que no pienso en el destinatario de mis poemas. Pero, ante la necesidad de responder, diría que es alguien que tiene una sensibilidad proclive a disfrutar de pocas palabras que lo bombardeen de sensaciones, de imágenes. Y abierto a recibirlas. Por eso suele decirse que la poesía debe provocar mucho con la menor cantidad de palabras posible.
-¿Qué significa para ti la Poesía?
-Poesía puede tener muchas definiciones. Una que me agrada es la antedicha, que poesía es la forma de provocar o decir mucho con pocas palabras, las mínimas posibles. También te agrego que es la categoría estética que puede adoptar un poema escrito por cualquiera, después de trabajarlo mucho, pelearse aún más con las palabras, incluso con uno mismo.
-¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
-A la hora de escribir poemas, afloran mis obsesiones temáticas, como ser las ratas (de dos y cuatro patas), el fuego, los bivalvos, etc. No me doy cuenta de qué viene el poema hasta que escribí los dos o tres primeros versos. Después de eso, busco las palabras que creo correctas, trabajo mucho con sinónimos, su sonido, el ritmo que puede darle al poema. Una vez terminado, comienza lo peor, leerlo y releerlo, corrigiendo una y otra vez, hasta que me parece que ya está. De todas maneras, cuento con amigos poetas, enormes, a los cuales he mostrado, muestro y mostraré lo que escribo, buscando siempre otra mirada, otra lectura.
-¿Cómo es la relación con el lenguaje, con las palabras? ¿ las buscas, las persigue o ellas llegan?
-No me ha pasado que las palabras lleguen. Generalmente las busco, las persigo, lucho con ellas hasta lograr lo que necesito.
-¿Cómo ves la poesía actual en Uruguay? ¿Y en ella a tu generación con respecto a las anteriores?
-Primero que nada, no me siento aún “poeta”. Estoy recién empezando a escribir poemas, llevo tres años en ello, y la verdad, me parecería muy pomposo tratar de incluirme en una generación, y menos aún, hablar de otras.
En cuanto a la poesía actual, hay muchas y muchos poetas que buscan su propia voz y que me parece que van por muy buen camino. De todas maneras, a la hora de llevar un texto poético a un taller literario, de poetas uruguayos, no dudo en compartir la poesía de Eduardo Curbelo, Laura Alonso, Alicia Preza, Claudio Burguez, Paula Einöder, Laura Inés Martínez, el maestro Roberto Genta, o Elbio Chitaro, o Elder Silva. Como verás, me gustan de diversas generaciones.
-¿Qué te generó o dejó la generación del 45’?
-A mí me dejó poca cosa, pero muy importantes, como las poetas Idea Vilariño, Ida Vitale y Amanda Berenguer, el cuentista Mario Arregui, el pintor Invernizzi. Por supuesto, aunque era mayor a ellos, el gran Onetti. Es decir, me dejó grandes poetas y narradores, las y los nombrados, y un gran pintor. Y punto. Creo de todas maneras que la generación del ’45 fue a la literatura lo que el mundial del ’50 al país todo. Un pesado lastre con el cual comparar todo lo que vino después. Y eso es injusto, por decir lo menos. No son ni fueron ni serán un paradigma para mí.
-¿Qué libros nunca has podido terminar de leer y por qué?
-“Inshallah” de Oriana Falaci, un verdadero bodrio. Única compra que realicé en mi vida y tuve que regalar. No suele sucederme eso de empezar a leer un libro y no poder terminarlo. Salvo el bodrio citado, trato de adquirir aquellos libros que me interesa leer.
-¿Qué opinas de los ciclos clásicos de nuestro medio, ejemplo Caramelos y pimientos, Ronda de poetas, La Pluma Azul, etc.? Tu mismo junto a Marcos Ibarra llevan adelante el ciclo El Farolito, en Mundo Afro.
-Te agrego, si me lo permitís “Kalima tiene la palabra”, y “Naranjo en Flor”. Todos esos ciclos (y otros que hay que no conozco) logran mostrar en qué están trabajando las y los poetas. La lectura en vivo debe ser buena, de nivel, para que te entiendan. Sino, masacrás tu propio trabajo. Y eso es un crimen. Sirven, y mucho, para mejorar la manera en que cada uno muestra su obra. Por otro lado, me parece también que se han vuelto un poco endogámicos. Algo así como “poetas que leen para poetas”. Comentario a parte, el “Farolito” este año no se realizó, quizás vuelva con toda la fuerza el año próximo.
-Cuéntanos sobre este nuevo Ciclo «Sábados de Talleres» que se está llevando a cabo en el Mercado Agrícola Montevideo.
-Ese ciclo, que se desarrolla los segundos y cuartos sábados de cada mes, en el Mercado Agrícola de Montevideo, a partir de las 15:30 hs, surge a iniciativa del Profesor Lauro Marauda y el taller que coordina, “Ruben d’Alba”. Se trata de invitar a dos talleres por sábado para que compartan una mínima expresión de lo que producen. Dos integrantes de cada taller leen uno o varios textos que no superen los 5 minutos. Tuve el honor de que invitaran al taller Kalima, que coordino, a la primera jornada el sábado 10 de agosto y una poeta y dos narradores pudieron mostrar obras que se seleccionaron en el colectivo. Es una buena experiencia para mostrar autores inéditos o no, pero que elaboran a partir de propuestas colectivas que surgen del trabajo en el taller con diversos textos. Me parece una buena idea, ya que, además, el público del Mercado no es el frecuente en este tipo de actividades.
-¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
-Primero que nada, que lea mucha poesía, toda la que pueda. Segundo, que escriba, que no elimine, aunque no le guste, que guarde todo, así sea un solo verso. Todo después puede servir. Y lo fundamental, que no se la crea. Siempre habrá gente dispuesta al elogio fácil, al mimo empalagoso. Que pese a eso, no deje de trabajar, de tratar de aprender de otros poetas. Y, en definitiva, que trate de hacer un taller literario que haga de la poesía su centro. Los hay y muy buenos.
-¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
-Más que diez libros recomendaría diez autores. Para poesía, Baudelaire, Rimbaud, Rafael Alberti, García Lorca, César Vallejo, Oliverio Girondo, Roberto Genta, Eduardo Curbelo, Melisa Machado y Paula Einöder. Para narrativa, Poe, Quiroga, Lovecraft, Joao Guimaraes Rosa, Juan Carlos Onetti, Felisberto Hernández, Julio Cortázar, Irvine Welsh, Stephen Dobyns y Bret Easton Ellis. Claro que, como toda lista de diez, siempre será arbitraria y quedan fuera decenas de poetas y narradores excelentes. Subjetivamente, estos son los que yo elegiría.
-¿Crees que los uruguayos leen poesía?
-Creo que lentamente, muy lentamente, cada vez son más los uruguayos que se animan a leer poesía. Hasta hace poco hubo mucho prejuicio sobre la poesía. Por suerte me parece que se va revirtiendo. Pero estamos lejos, muy lejos de leer todo lo que sería aconsejable leer. Una buena medida sería incluir más poetas en los programas de estudio de secundaria, que me parece que es dónde se debe apuntar a educar acerca de la lectura de poesía.
-¿Qué opinión te merece la poesía digital, como el concurso de T cuento Q?
-Una manera inteligente de llevar la escritura a medios más difundidos entre la población.
-¿Cuál es la relación de los poetas y de la poesía en general con las editoriales hoy en Uruguay?
-Habría que preguntarle a los poetas. Como ya te dije, soy un narrador que apenas escribe poemas. De todas maneras, tratando de darte una respuesta, creo que los poetas ya consagrados tienen el camino un poco más claro, las editoriales siempre estarán dispuestas a correr un “riesgo” comercial. Veo más difícil la situación de aquellos que todavía deben pagar o compartir los costos de la edición. Que son, evidentemente, la mayoría. Tenemos un escenario un poco perverso. Cada vez escribe más gente en Uruguay. Pero cada vez somos un “mercado más chico” para publicar todo aquello que merecería tener la oportunidad de darse a conocer. En este contexto, las editoriales medianas y pequeñas, adquieren un rol preponderante, pero los costos deben ser absorbidos por los autores. Falta apoyo estatal para publicar. Pero no creo que haya mucho interés en hacerlo.
-¿Qué nos puedes contar sobre “Y las luces se apagaron”? ¿Cómo fue el proceso para llegar a publicarlo? ¿Qué esperas o qué expectativas tienes sobre el mismo?
-«Y las luces se apagaron» es un libro de cuentos. Lo veo como superar una etapa, ya que no escribo cuentos hace tiempo. Ahora estoy dedicado a una novela y a escribir poemas. El proceso para publicarlo fue más o menos rápido. Hablé con Rumbo Editorial, acordamos un costo, le mandé los textos, los editaron con mucho respeto, con mucho cuidado, sin hacha o serrucho, cosa a veces habitual, y listo. Sale el martes 20 de agosto, se presenta en la Biblioteca Nacional, a partir de las 19:30, presentado por el Prof. Lauro Marauda, que, además lo prologó. Las expectativas que tengo no son muy ambiciosas. El tipo de narrativa que me gusta escribir, según las grandes editoriales, «no tiene público en Uruguay». Me refiero al subgénero del horror. Un horror sin monstruos, o mejor dicho, un horror a partir del monstruo que todos llevamos dentro, ese lado oscuro que todos tenemos, un lado a veces miserable, escatológico, perverso, en fin, terrible.. No espero mucho del libro, a nadie le gusta que le muestren la mierda de la vida, por lo general, preferimos que nos muestren «lo lindo», «lo bello». Ese no es este caso. Quizás lo mejor de este libro sería que le sacuda la modorra a la pacatería uruguaya, a la moralina generalizada, hipócrita, que oculta sus más bajos instintos en «lo correcto» socialmente aceptado.
José W. Legaspi nació en Montevideo el 16 de setiembre de 1964. Escribe desde 1992 y asistió hasta el año 1996 al Taller Literario de la Palabra, la Lectura y la Creación, de la Fundación Rodney Arismendi, coordinado por la profesora Nidia Mastandrea. En el período 1997-2000 integró el grupo Dispararte, que funcionó en el Centro del Artista Plástico, coordinado por sus miembros y, durante un breve período por la profesora Kildina Veljacic. En 1994, la revista mexicana «Blanco Móvil», en su número 64 dedicado a la Literatura Uruguaya de Fin de Milenio, incluyó de su autoría, «El Salvavidas» En noviembre de 1997, Editorial Latina publicó una selección de trabajos del grupo DISPARARTE que incluyó cuatro cuentos de su autoría: “Rompecabeza”, “Un viaje en tren”, “Doblemente”, y “Acompañado”. Desde 2006 integra el colectivo Despalabras que organizó ese año una actividad para el día del patrimonio dedicado a Eladio Dieste: “Patrimonio leído” , que consistió en recorrer durante dos días puntos de la ciudad leyendo fragmentos de poemas y narraciones de autores que le escribieron a la ciudad. En diciembre de 2007 participó de la Noche de los museos, leyendo en el Blanes “Rompecabezas” y “Acompañado”, junto a la poeta y narradora Laura Alonso Coitiño. Desde 2009 publica cuentos y poemas en su blog jowalech.blogspot.com La Esfera Cultural, blog cultural de España publicó sus cuentos “Acompañado”, “Rompecabeza”, y “Un bienestar”. Otro blog español, Tudesastre de Vigo, Galicia, publicó “Mary Lou”. En el año 2010 ingresa a Quipus, centro de formación, para cursar tres años y egresar como coordinador de Taller Literario.
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