El ambiente de una concurrencia más que heterogénea, estaba en una tranquilidad esperada para el show que tenía reservado Riki Musso, el sábado a la noche, en la ya clásica esquina de Daniel Muñoz y Defensa, en Bluzz Live. Apenas pasadas las once de la noche, la paranoia del Dr. Palpo sumió en el silencio a los asistentes y los hizo sonreír con sus ya conocidos consejos de profilaxis antibacterial. Acto seguido, y terminado el espacio publicitario, Donald Trump tomó la pantalla para una presentación con un eco improvisado. Tras el escueto monólogo del ya reconocido ricachón xenófobo estadounidense, el líder de la banda, Riki Musso, sentenció «Buenas…» y rasgó en la guitarra, como un guiño irónico, el primer acorde de La Casa del Sudaca. Entre Formidable! y su época con el Cuarteto de Nos, Riki Musso ha sabido marcar una diferencia y ha logrado conservar a los seguidores que encuentran en él a un referente artístico, incomparable por muchas razones. Trae consigo ese humor ácido, esa exquisita y puntilluda visión de una realidad llena de fórmulas y procesos metódicos que de un momento a otro patina en un charco de ironías y cae de espaldas en una locura histriónica y simpática; decora este viaje con proyecciones audiovisuales, que él también disfruta acodado a un parlante, y con un constante ir y venir de humoradas con Javier Depauli, bajista de la banda. Eso hace que una hora y media de música pase sumamente rápido; más si de un momento a otro en la pantalla te aparece Raúl Sendic, con un marcado tono cubano en el habla, queriéndote vender un nuevo plan de telefonía celular. Riki está siempre aggiornando su show, aunque versen siempre las mismas canciones, para sorprender a su público que ya canta tanto los temas del disco nuevo como viejos clásicos entre los que se destacan «Almejas», «Un Polaco Enamorado», «Ya Te Vas a Mejorar», «Soy un Capón» y el infaltable «Manfredi». Cada tema es aplaudido, cada estrofa arranca sonrisas y para los que asistimos con regularidad a verlo, sabiendo que a Riki alguna letra se le puede escapar y que con algún chiste va a hacer que eso realmente no importe, aquellos que cantamos a viva vos clamando ser tanto un Capón como La Estrella del Baile, talentosos overlockistas o esperanzados gerontes…criaturas frecuentes del casi onírico mundo de Musso, el show que presentan los Fabulosos Los Formidables es disfrutable de principio a fin. Suenan bien: Andrés Coutinho es un metrónomo en la batería y con su barba llamativa se anima a alentar al público desde allá atrás, mientras que la sobriedad casi tímida de Santiago Peralta, enrulado guitarrista, se desaparece en los punteos con una precisión también aplaudible.
La banda baja y camina entre el público una vez terminado el repertorio; aplausos, palmadas en el hombro, demostraciones sinceras de cariño y el agradecimiento de la banda por cada coro cantado por el público. Las luces se apagan, la gente se retira. Afuera siguen los comentarios, los de unos cuantos que cantaron y volvieron a reír con ese humor tan típico de «Fue un toque para unos cuantos», dijo alguien a la salida y eso fue exactamente lo que necesitaban los Fabulosos Los Formidables para ver el alcance que tienen en el subconsciente colectivo de sus seguidores. No solo sirve ganar Premios Graffiti (Mejor álbum Pop Alternativo, Mejor Productor del Año, Mejor compositor del Año y Álbum del Año en 2015) sino que hay veces que tenés que callarte y escuchar que la gente canta sobre el fosfato disódico y el mononitrato de tiamina para entender cuál es el verdadero premio, el respeto y el apoyo de la gente.
Imagen portada: Riki Musso y sus fabulosos Los Formidables – 12 de marzo 2016 – Bluzz Live – Foto ©Silvia Pedrozo
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