Hace poco asistimos a la muestra Pañuelos de escape que Juliana Rosales hiciera en la Colección Engelman Ost, curada por Jacqueline Lacasa. Aunque la muestra ya no es posible verla, nos parece interesante referirnos a ella para mostrar la obra de una artista cuya originalidad poética y la reflexión que de ella deriva, resultan atractivas.
Como señala la curadora: “En cada tramo de este exquisito y provocador recorrido, Juliana Rosales propone un conjunto de piezas que se inspiran en los llamados “pañuelos de viaje”, con minuciosos detalles y significativa información literaria, logra unir contextos disímiles, entregando a la mirada contemplativa y aguda el desafío de reconocerse en una singular topografía”
-¿Cómo nace la idea de esta muestra?
-Cuando era muy chica (5 o 6 años) en la casa de una amiga en Portezuelo, había unas telas, que tenían mapas de islas y estaban encuadradas. Yo pasaba ratos largos mirando y tratando de entender de que se trataba. Años después mapas de los mares de Indochina: pañuelos de seda que usaban los aviadores franceses en sus incursiones de guerra.
Los mapas militares son bellísimos y tienen gran exactitud y detalle. Esto era necesario porque la supervivencia del piloto dependía de ellos: alcanzar la base si su avión caía tras las líneas enemigas. Eran de tela, útiles y resistentes al agua y el quiebre.
-¿Cuál fué el proceso de realización y qué cosas te encontraste en él, que no habías previsto?
-Siempre trabaje con la representación del territorio, imaginando nuevas formas de hacerlo, digitales, sonoras, manipulando sus datos, usando gps, sensores, y estaba buscando una forma más objetual de trabajar, algo que siguiera existiendo allí aunque no hubiese corriente eléctrica.
Estuve casi dos años trabajando en el campo del arte, en el proyecto FOCOS con Angela López Ruiz, y haciendo alguna curaduría en acciones que implicaban tecnología. Buscando un nuevo proyecto para hacer quería encontrar un lenguaje diferente a los que estaba usando. Y siguiendo un consejo que un día me dio Luis Camnitzer me concentré en mi biografía… y ahí aparecieron los pañuelos, una especie de síntesis de mis recuerdos y mis preguntas en ese momento.
-¿Podrías desplegar un poco la idea de escape que figura en el título?
-Pañuelos de escape, porque esa es su función primaria, pero también son estrategia de exploración de mis territorios: ahí están lugares reales e inventados, frases mías y ajenas, dibujos, signos.
Son también como páginas de un mapamundi imaginado, donde cada frase, cada letra al revés y cada río lleva a un lugar distinto, depende de quien lo lea.
Y la segunda parte de la exposición son los Estandartes, y esos no tienen plan de escape, y hacia donde avanzan todavía no lo se.
Multiplicidad de voces, apuesta coral que hace emerger: “…historias enmarcadas con el sufilado delicado y perfecto, en donde Juliana Rosales, deja aparecer (por ejemplo) las vértebras de Molly Bloom cuyas luces y sombras se reconstruyen una y otra vez en su propio eje, como cartografías plenas de deseo, que se sobreponen a la incertidumbre cotidiana”, señala Lacasa.
Imagenes cedidas por Juliana Rosales
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