Marcos Ibarra, Tacuarembó 1958, resido en Montevideo desde 1975. Talleres Dumas Oroño, Guillermo Fernández entre otros. Autodidacta en esencia. Varias exposiciones particulares y colectivas. Ilustración de libros, CD’s y otros. Actividad de co-gestión de espacios culturales como Centro de Artistas Plásticos, Abajo los Plásticos. Escritor con dos libros publicados (Los Mutantes volumen 1 y 2 que es un comic, y Odiario, todos con Ed. Yaugurú) y textos en libros colectivos.
«Así que creo que el público uruguayo y recordando que hay excepciones, no sabe apreciar ni consumir arte, se le ha estado negando ese acceso; agreguemos además, que la cotización en el mercado de las obras de arte, no está al alcance de la población masiva.»
¿Cuándo empezaste en el arte?
En el arte no sé si he empezado y acaso porque es difícil de identificar claramente una categoría que podamos llamar “arte” sin errarle o sin incluirnos en algo que algunos expertos puedan considerar otra cosa. Pero en cuanto a las acciones de dibujar y pintar, empecé de muy niño haciendo retratos. De ahí hasta mi llegada al Taller Dumas Oroño, hubieron pasajes por un conservatorio en Tacuarembó, pero más que nada un auto desarrollo. Luego, desde los 18, estuve en talleres de Dumas Oroño, Guillermo Fernández, Club del Grabado y el año de reapertura de la ENBA, amén de seminarios, talleres breves y siempre, más que nada, la autogestión mental y el intercambio con colegas del medio. La energía que te lleva a pintar o dibujar, me parece que la traía desde antes de nacer y esa es, en realidad, la que te hace pintar e incluso investigar en el arte; es la que te hace que te den ganas de estar en eso.
¿Qué intentan exteriorizar tus obras? ¿Qué te interesa que generen en el espectador?
Difícil para Leo ese par de preguntas. Mis obras intentan exteriorizar algo que yo fracaso en poner en palabras y que casi siempre tienen que ver con fenómenos culturales que ofician de motivadores y luego suman muchas otras cosas, algunas de origen místico. Pero la cosa se enlaza con la siguiente pregunta, y entiendo que es el espectador (el lector) quien podría dar esa respuesta que pues, sería muy diversa y jamás exacta. La devolución menos buscada es la indiferencia, el no-ver-nada, en fin. Aunque trabajo con mucha figuración, mi preocupación central está en la estética y sintetizando mucho, diría que si hay equilibrio y armonía, hay discurso pictórico que me de satisfacción. Si tomo mi obra más reciente que nace de mi compromiso íntimo con el tema de los derechos humanos, hay una imaginería que busca comunicar posibles escenas relacionadas con el horror, la depredación, el atropello, el abuso de poder, la muerte violenta; la estética sin embargo, usa recursos y paletas que podrían estar en otra obra cualquiera. Uno “cree” que está mostrando una cosa, pero luego las lecturas resultarán otras y diversas. Así que aunque tenga una anécdota en la cabeza, la pintura usa un lenguaje muy diferente al literario y lo que se intenta exteriorizar, se vuelve puro misterio cargado de posibles mensajes que el artista no controla.
¿Cuánto hay de pensado y de espontáneo en tus obras?,¿Cómo crees que influye o puede incidir el tiempo para con tus creaciones?
Generalmente arranco desde la espontaneidad y luego que aparece un rasgo, una anécdota pictórica, empieza el balance desde lo mental; pero en el proceso, se confunden ambas, se trabaja para la obra; es poco lo que yo controlo y mucho lo que la obra en su proceso, me demanda. El tiempo pasa a ser una parte esencial ya que una vez que termina el cuadro, el tiempo me va dejando en el lugar de espectador cada vez más definidamente; de esa manera, cuando luego de un tiempo veo la obra otra vez, puedo validarla sin estar tan involucrado afectivamente. Así que en mi caso pintar es “hacer y convertirse en espectador”; lo que tienen en común esos apartentes dos, es el margen estético para valorar. Por eso, el “otro” como espectador, se vuelve indispensable.
¿Cuánto hay de independencia en cada obra y cuánto de relación con la anterior y la siguiente?
En mi caso trabajo simultáneamente en cosas diferentes, generalmente pintura con un estilo y en paralelo dibujo con otro, o bien hago algún cómic. Cuando trabajo en series (varios cuadros que hablan el mismo lenguaje y muchas veces, giran en torno a un tema), busco una identidad común (como en una familia), pero siempre apelando a la independencia. Mi identidad la encuentro en el trazo y la manera de componer y pintar; no busco una anécdota visual prototípica o correspondiente a una escuela o tendencia; me mueve la variedad estilística y más en una cultura tan salpicada.
¿Con qué herramientas, materiales y temáticas trabajas más y Por qué las eliges para trabajar? ¿Tienes una medida estándar para trabajar? ¿Sobre que superficie te gusta trabajar?
Me interesan todos los materiales, soportes y dimensiones. Sin embargo habitualemente uso óleo, tintas, lápiz; me gusta mezclar las técnicas y suelo optar por el soporte plano de diversos formatos (tela, papel, cartón, madera). La elección del óleo por ejemplo, es porque me gusta todo acerca del óleo: el olor, la textura, la posibilidad de retrabajarlo ya que demora en secar, y obviamente, el resultado. Las calidades que no resultan de trabajar con óleo, las busco con otras técnicas, por ejemplo, tintas, acrílicos, acuarelas o técnicas menos convencionales como carbón planchado o texturas. Mi obra más actual está pintada principalmente con acrílicos, tintas, lápices y el soporte es lienzo sin preparar y sin soporte. En general, mi búsqueda con las diferentes técnicas, consiste en lograr transparencias y contrastes, yuxtaposiciones, pentimentos, en definitiva, evito imágenes limpias, me gusta que haya confusión de planos, borrones o aparición de algo que estaba abajo y fue mal tapado, contrastes y hasta contradicciones internas; me resulta identitario de nuestra época. Sin embargo, también me engancho con dibujos limpios, más cuidados, y en esos casos prefiero tinta china o de birome. Me gusta agregar otros objetos o materiales, me gusta el ensamble, la técnica mixta. Esos “me gusta” refieren a mi preferencia a la hora de pintar; como expectador miro de todo y admiro a muchos minimalistas que estarían en un polo diferente al mío.
En general, una vez que tengo la obra, prefiero exhibirla en una modalidad de instalación e incluso invitar a otros a participar de alguna manera (con performance o poemas, videos, etc.). Lo interdisciplinario se me hace parte del discurso buscado, a la hora de mostrarlo (no a la hora de hacerlo).
¿Se puede vivir del arte en Uruguay?
No. Habrá excepciones obviamente, pero en materia de artes plásticas (e incluso visuales en general), no se puede vivir del arte en Uruguay y a pesar que hay muchos profesionales en materia de oficio. Por ahí un día te sacás un premio, o vendés unos cuantos cuadros, pero no es la regla sino la eventualidad, un momento dentro de todos los demás momentos. Muchos artistas buscan por el lado de la docencia, y otros tantos trabajan en otra cosa; la obra es difícil de vender con un ritmo sostenido.El mercado uruguayo es conservador, pequeño y muy complejo en materia de aceptación. Es una mina sin explotar adecuadamente.
¿Crees que en el arte contemporáneo todo es válido?
El arte contemporáneo que está ocurriendo y tirando puntas (muchas a partir del criterio de “todo es válido”), tendrá que pasar las pruebas de la vida. Hablo de posmodernismo, o modernidad líquida, o modernidad tardía, etc..
Mientras tanto, hay mucha confusión y me remito al inicio de la nota: resulta improbable acertar en una definición aceptada por todos acerca de qué es arte hoy día; tanto como lo es si la contemporaneidad es aún modernidad o si ya es otra cosa. Es casi como si mañana se modificara el fútbol agregando otro arco, admitiendo 5 pelotas, balotage para definir en vez de penales, en fin, y se insistiera en que es fútbol. Pero bueno, “todo es válido” incluye “nada es válido”; muchas veces el enterrador cava su propia fosa, pero siempre la fosa explica al enterrador y a otra cosa que no está ahí. El arte habla de lo que no está en el arte y eso es lo que percibo como válido más allá de las maneras.
¿Cuál es tu opinión de la escena local en cuanto a las Artes Visuales?
Me parece que la escena “local” se diluye en la escena globalizada (por lo pronto es la tendencia). La globalización apunta a que los conceptos de “local”, “raíz”, “tradición”, desaparezcan en pos de un hiper mercado global de consumo donde hay mucho show, mucho ruido, bombardeo de imágenes sin contenido crítico, banalización de las ideas que se pretende como ironía y todo en busca de consumidores sin ganas de pensar y que tengan sensación de bienestar. El escenario del arte visual está siendo compartido por artistas y por showmen y la tendencia contemporánea es que el showman sustituya al artista, que lo divertido sin contenido sea subversivo. El propio concepto de artes visuales ampliando al de artes plásticas, ha sido una puerta para incluir en el concepto de “visual”, todo lo que se puede “ver”. Aumenta el riesgo de incluir cualquier cosa que no es lo mismo que todo. En lo local y como desde hace mucho, las artes visuales son restringidas a un público de pocos. Pero el impacto en la totalidad en cambio, se nota solo con salir a la calle. El arte visual nunca dependió de públicos numerosos (ni siquiera la performance), pero su influencia en la cultura siempre fue enorme. Hace falta que en Uruguay se concilie mejor el manejo de las diferentes propuestas que integran el concepto de lo “visual” (plástica, performance, instalación, video, conceptualismo, etc.), ya que suele mantenerse el ejercicio de una hegemonía de poder, más que la estrategia interesada en ordenar la producción, a fin de difundir toda la información. Las contradicciones entre tendencias o lenguajes, en cambio, son sanas; estas contradicciones ocurren en todos los temas culturales; nunca hay una respuesta fácil y definitiva, ni un concepto sostenible de paz pasiva, de virgen sonriendo desde un más allá.
¿Qué tan importante es que el artista genere su propio análisis escrito y reflexivos acerca del rol social, político, económico, ambiental e institucional del arte; promoviendo la crítica sobre su obra y el arte contemporáneo?
Mi opinión es que el único rol del artista es hacer arte, aunque parezca una respuesta escurridiza ya que definir qué es arte es todo un rollo. Pero trato de decir “hacer arte aún si ya nadie lo reclama o si se le cambia el nombre; hay que resistir; el artista es un resistidor, un inevitable, un condenado a vida”. En mi caso personal, me gusta lo interdisciplinario, pero mi obra en sí misma (la que luego puede o no interactuar con otra cosa), está en el estante de la plástica y por ende, se corresponde con una tradición donde las reglas de juego son básicamente, crear una imagen en soporte plano (no incursioné en escultura) a partir de técnicas muy antiguas. La referencia a que las técnicas y el oficio sean antiguas, es solamente un dato; en el momento de pintar, todo se está inaugurando. Este juego es parte de una rasgo cultural en Uruguay que arranca desde el inicio de la colonia y sigue alimentándose de mucha gente que le gusta agarrar un lápiz y garabatear sobre un papel, para que el carbón y el papel pasen a ser otra cosa que expresa algo.
Actualmente algunos prefieren el arte conceptual, sin objetos o con objetos no creados por el artista, que no tiene nada que ver con la plástica; conozco muy poco de esa modalidad que está incluida en las artes visuales. También el arte conceptual es longevo pero no había tenido presencia en Uruguay y por ende, aparece como novedad.
Luego, si además de algo de esto, un artista quiere opinar de lo que sea, pues, tiene tanto derecho como cualquier otra persona y se hace deseable que lo haga. En el momento de opinar (como yo ahora), no se está siendo artista. El arte se sustenta de sí mismo, trasciende largamente la opinión que siempre es coyuntural. Pero el ser político que se va moldeando en la creación artística, puede tener una opinión que no se consideraba. Los políticos de la política por ejemplo, ignoran todo esto a pesar que todos fuimos expulsados de la República por Platón y, en fin, del Paraíso. El mensaje del arte no aparece en la construcción de las sociedades actuales más que como adorno sin rastros, como cosa pasible de generar dinero o divertimento terapéutico.
¿Cómo ves la crítica cultural en nuestro país y en América del Sur?
No hay buena guía; el papel de la crítica es uno de los primeros en caer en desgracia con la contemporaneidad validadora de todo, y en cambio le viene bárbaro a quien quiera decir lo que se le cante escudado en un una pseudo libertad. Pero el rol de guía, de investigador que ordena datos y provee información accesoria, que logra despuntar algunas claves de la creación artística, su proceso, etc., no lo ejerce nadie en Uruguay que yo sepa, y no tengo idea cómo es en el resto de América del Sur. Hoy día no leo a los críticos, no me da el tiempo, en cambio suelo conversar con colegas o estudiosos de temas del arte, y leo libros específicos, muchos escritos por los propios artistas. En Uruguay la crítica más cotidiana que aparece en la prensa, no ha movido al público; parece haber estado dirigida a los propios artistas en una especie de endogamia rara. Mas la figura de un investigador no artista, es tentadora en la medida que no estaría involucrado con un estilo en particular, sino que podría abarcar el todo de manera más objetiva. El universo del arte es tan vasto y abierto, que sé que una figura así es casi imposible cuando no hay un público informado.
¿Cuál es la relación del artista con las galerías y museos?,¿Qué harías para mejorar la relación artista – galería de arte – público?
Los museos y las galerías de arte han sido circuitos más visibles, aparte de las exposiciones. El escollo ha sido cuando unos u otros tratan de determinar qué obra o qué artista mostrar y cuál no. Asimismo, la galería está más vinculada a lo comercial y sus ámbitos de exhibición son fijos, no necesariamente pueden mostrar cualquier tipo de obra y de última, las obras están todas en un gran collage de propuestas, a veces mejor montados que otras. Son muy escasas las galerías de arte; lo que más abundan son las galerías comerciales e incluso, casas de remate. El museo de arte por su parte, las condiciones son similares pero mejor organizadas. Es el lugar natural donde encontrar ejemplos de diferentes épocas, a la vez de exhibiciones internacionales o muy actuales. En Uruguay ese rol cambia según el director del museo y en general, no hay espacios físicos para abarcar todo el patrimonio; menos aún, aumentarlo con los pintores actuales. Así que llegar al museo es un privilegio que depende en mucho del staff de dirección de turno. También hay colecciones privadas muy cuidadas que se plantean con criterio museístico, pero obviamente condensan solo una parte de lo creado. Como sea, la noción de templo agrado del museo, está en crisis hace rato, y la galería tiende a aumentar su condición de supermercado o desaparecer.
La segunda sección de la pregunta: opino que los artistas plásticos y visuales no hemos logrado una organización sostenible de donde debería surgir una serie de proyectos con ideas, reivindicaciones, etc. que pudieran incluir el tema de los circuitos, el del patrimonio, sus formas de conservación, y cómo tenerlos vivos y accesibles a todo público. Esta reunión se ha intentado muchas veces, pero el artista visual es un anarquista nato y no es raro que fracasen.
¿Cuáles son tus referentes artísticos?
Son muchos y van cambiando; no son referentes fijos. Agrego a eso que en mi caso, dentro de mis referentes hay artistas de otros géneros como la música, el cine o la literatura, ya que los procesos creativos tienen puntos de coincidencia que pueden determinar influencias. Así que desde mis maestros iniciales Dumas Oroño y Guillermo fernández, voy hacia atrás y adelante y sería una lista muy larga, más aún si agregara los referentes de otras disciplinas. Pero de mi generación, un referente de una escuela distina a la mía, ha sido Carlos Musso para no dejarte sin nombrar a nadie.
¿De qué manera das a conocer tu obra al mundo? ¿Generas vínculos con agentes culturales en el exterior para hacer circular tus obras?
Soy muy limitado para mostrarme; me he ceñido a las exposiciones y desde la aparición de internet, a un blog más otras opciones similares de las que participo. Los agentes culturales, no sólo para el exterior sino en el plano local, son duendes codiciados por todo artista; más cuando alcanzás una etapa en la que ya tenés mucha obra con poca difusión como es mi caso. Actualmente, con ritmo calcino, empecé a trabajar con Ana Gotta, una curadora joven y energética; capaz un día ella llegue a convertirse en un agente artístico y logre cosas que yo no podría: me cuesta hacer la obra y luego darle la difusión más inteligente.
¿Crees que el público uruguayo sabe apreciar y consumir arte?
En el mundo entero quienes saben apreciar con conocimiento de ciertas claves, son muy pocas personas. El público uruguayo más general, no ha salido de una mirada renacentista con una tendencia más actual a no-ver-nada; y eso tiene que ver con la educación. No solo a nivel de los centros de estudio, sino a nivel social; ¿por qué alguien va a apreciar algo que es un producto netamente cultural, por automatismo? Si no hay presencia social del arte, no hay contacto. Si entrás en la web y no hay un sitio prolijo y abundante con material fotográfico noble, si no hay difusores bien equipados, pues, nada indica que las personas puedan captar el mensaje del arte visual o por lo menos, ir “haciendo al ojo”. Así que creo que el público uruguayo y recordando que hay excepciones, no sabe apreciar ni consumir arte, se le ha estado negando ese acceso; agreguemos además, que la cotización en el mercado de las obras de arte, no está al alcance de la población masiva. Yo no podría comprar un cuadro mío en una galería, por ejemplo.
¿Qué opiniones te merece el arte y las redes sociales?
Las redes sociales son una gran oportunidad de difundir y en cierto margen, de debatir o intercambiar opinión. Es un instrumento nuevo y la cultura de uso del mismo ha de afinarse; creo que tenemos herramientas que traspasan nuestras capacidades de comunicación verdadera y se cae en pozos de lodo podrido, que hacen de la herramienta un fiasco. Asimismo, dentro de ese afine, creo que no debería pedírsele a esa herramienta que resuelva todos los problemas y retomar la conducta presencial, el contacto directo.
¿En qué proyectos trabajas actualmente?
En este año estoy seleccionado para una muestra titulada “cuerpo en alma” en el Subte Municipal; la misma tuvo una primer exhibición en el Espacio Cultural Florencio Sánchez del Cerro en 2012, una segunda en el MUME en 2014 y este año procuraré mostrarla completa aprovechando las ventajas de un espacio más amplio como el del Subte.
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