Octaedro se formó a principios de 1979 y se disolvió en 1982. Fue un grupo de artistas donde “la idea era que si lo que se buscaba era una nueva forma de expresión, estábamos dispuestos a asumirla y no permitir que, bajo pretexto de hacer algo más contemporáneo se desvirtuara la obra” según uno de sus integrantes, Fernando Álvarez Cozzi.
Es justamente a él a quien entrevistamos para recordar a este interesante conjunto de artistas, consultándole además sobre aspectos referidos al videoarte como expresión, lenguaje del cual Álvarez fue precursor en Uruguay, siendo por ejemplo fundador del Núcleo Uruguayo de Videoarte. Entre 1974 y 1992 integró el grupo Teatro-Danza de Montevideo junto a los bailarines y coreógrafos Julia Gadé y José Claudio, haciendo performances, trabajos para teatro, tres cortos en 16 mm. y varios videos. Como videísta participó en varios festivales y muestras internacionales en Holanda, Brasil, Inglaterra, Francia o Suiza.
Obtuvo el Premio Figari 2008 a la trayectoria artística, otorgado por el Banco Central del Uruguay y la Asociación de Críticos de Arte.
«Con la vuelta de la democracia hubo (y hay) cierta tendencia de ignorar lo que se hizo en aquellos años por los artistas que nos quedamos en el país”
-Antes de integrar Octaedro trabajaste en Imprenta AS, un pilar fundamental del diseño gráfico uruguayo. ¿Qué impresión tienes hoy de esa experiencia?
-Imprenta AS para mi fue puro aprendizaje. Entré en 1970 con 17 años. No existía la carrera de diseño gráfico. Creo que entré en el mejor lugar existente en la época. Al mismo tiempo estaba haciendo la Escuela de Bellas Artes. Pero AS no era sólo aprendizaje de diseño ya que estuve muy cerca de Antonio Pezzino que además era un artista.
-¿Cómo ves el mercado del diseño gráfico en general respecto a los recursos expresivos, lenguajes, caracteres que se manejan hoy en día respecto a esa escuela?
– Jorge de Arteaga, que era el propietario de AS, estaba embanderado en el estilo de diseño suizo que se hacía desde fines de los años 50 y principios de los 60. Era un diseño sumamente clásico, despojado. Utilización permanente de la tipografía helvética. Fotos al corte de página, nada de ornamentos. Casi minimalista. Muy bien construido. Así que creo que como base me fue fundamental para después despegarme de ese estilo.
-¿Cómo y dónde se forma el grupo Octaedro?
-Octaedro se forma como consecuencia de un escándalo suscitado por la inauguración de una muestra de dibujo de alumnos de talleres, que Nelson Di Maggio organizó en la Alianza Francesa y que no pasó del día de la inauguración, porque los artistas, indignados, descolgaron su obra. En esa Expo se les había ocurrido a Di Maggio, junto con el director de la Alianza, unir el montaje de los diferentes cuadros con metros y metros de papel higiénico. Como consecuencia los artistas descolgaron su obra el día de la inauguración. Muchos de los invitados eran dibujantes alumnos de Nelson Ramos que después formaron Octaedro. Yo sólo fui como espectador a la Expo y nunca fui alumno de Ramos. Pero la idea era que si lo que se buscaba era una nueva forma de expresión, estábamos dispuestos a asumirla y no permitir que, bajo pretexto de hacer algo más contemporáneo, se desvirtuara la obra como en ese caso, a través del papel higiénico.
-¿Cómo eran las reuniones que todo grupo debe tener para discutir ideas en un contexto histórico político que prohibía estas prácticas?
-Al principio nos reunimos en casa de Carlos Barea. Héctor Contte fue a la primera reunión pero después no quiso integrar el grupo. Ni nos planteábamos que era peligroso reunirnos, lo hacíamos igual, inconcientes de si había peligro real o no.
-¿Qué significaba ser un artista en la dictadura?
-Yo empecé mi actividad como artista en 1973. Expuse individualmente en 1974, después de haber ganado el Premio Losada de dibujo. Nunca tuve problemas con la dictadura, tal vez porque no tenía militancia política y tampoco estaba afiliado al sindicato de artistas la famosa UAPC. Eugenio Darnet me quería afiliar en 1974, a mí, a Canosa y Armesto. Nosotros que ya intuíamos que la cosa se estaba poniendo jodida no nos afiliamos y eso nos dio margen para poder movernos sin temor a la represión. Había listas negras de artistas que no podían siquiera exponer en aquella época.
-¿Cómo eran vistos por los artistas exiliados?
-Bueno, comprendíamos su situación. Tal vez ellos no comprendían muy bien la nuestra. Con la vuelta de la democracia hubo (y hay) cierta tendencia de ignorar lo que se hizo en aquellos años por los artistas que nos quedamos en el país.
-¿Sus obras reflejaban la situación política?
-Nosotros no hacíamos arte político porque era un suicidio hacerlo, pero en mi caso particular, nunca me interesó demasiado el arte político. Sin embargo la segunda Expo de Octaedro fue leída como una obra en donde se hacía referencia a los desaparecidos. Tuvimos información que en las cárceles se había difundido la noticia entre los presos políticos que había un grupo de artistas que había hecho una obra con el tema de los desaparecidos. En realidad no fue esa nuestra intención pero tampoco nos negamos a otras lecturas de la obra. Era una instalación que fue hecha entre todos, después de dos días de reunidos en el viejo taller de Ramos en el barrio Palermo. La obra consistía en cuatro siluetas (muñecos de hule rellenos de polyfom) sin rostro sentado formando una cruz. En cada cabeza de esos muñecos se proyectaban rostros de personas anónimas por medio de diapositivas. Detrás de cada muñeco había un panel negro que cerraba el espacio. De otro lado de esos paneles había fotos de situaciones cotidianas en donde esos muñecos aparecían. También habían textos de filósofos famosos en donde se hablaba del ser y su situación en el mundo contemporáneo. En otro panel muy largo se documentaba todo el proceso creativo de la instalación.
La tercera muestra del grupo fue una encuesta para saber que tipo de arte era el que gustaba la gente que frecuentaba el circuito cultural. Se llamaba Octaedro encuesta. Fue algo así como un servicio de investigación del mercado del arte gratuito, jeje. Posteriormente nos enteramos que más de 10 años después en Nueva York, un grupo de artistas rusos hizo la misma idea con gran suceso.
-¿Cómo se informaban de lo que pasaba en el mundo del arte en esa época?
-Era sumamente difícil saber que pasaba afuera. No existía Internet, ni la TV cable. Los canales de televisión abierta estaban fuertemente controlados. Nos enterábamos por gente que viajaba, por algunos libros que llegaban. Recuerdo que cuando Canosa se instala en España, un día en una carta me contaba de su visita a Londres, allá por 1977 y me decía que la juventud andaba vestida y pintada como payasos por la calle. Se trataba de los primeros punks!!! jaja. Ni idea teníamos nosotros de ese movimiento, por supuesto.
-Cuéntame de la obra de la basura, muy contemporánea por cierto.
-Montevideo siempre estuvo sucio. Por lo menos desde mediados de los 60. Antes, hasta esa fecha de los 60’, Montevideo era impecable. Recuerdo haber visto una película casera de la década del 40 con imágenes de 18 de julio y te juro que parecía París. La mujeres con sombreo, los hombres de traja, gabardinas. Ni un papel en la calle, ni un pozo. Nadie pidiendo limosna, en fin…otro país. Pero esa obra que hice en 1982, la ciudad ya estaba hecha una mugre. Mi intención era ironizar acerca de eso y acerca del Land art. Sobre un mapa de la ciudad tracé algunas figuras geométricas, cubriendo la mayor superficie posible. Después en los ángulos de esas figuras (la esquina en que caía) iba y recogía algo que encontraba. Lo documentaba con una foto polaroid y trasladaba ese objeto al ángulo de la figura siguiendo el movimiento de las agujas del reloj. Todo quedaba documentado por fotos polaroid. La presentación era un panel en la pared con el mapa, a la derecha las fotos y a la izquierda un texto.
-Ya mencionaste la última obra del grupo, ¿Cuales fueron los motivos de separación?
-Lo de la basura era una obra individual que integraba la última muestra del grupo en 1982 con obra individual de los últimos 4 integrantes. Nos separamos porque cada uno tomó por caminos diferentes. Miguel Lussheimer había emigrado a España. Luego Carlos Rodríguez y Gabriel Galli, al recibirse de sicólogos se dedicaron a su profesión. La ida de Carlos Barea fue más dramática, jeje. Tuvimos una fuerte polémica sobre que deberíamos o no hacer como grupo y Barea decidió alejarse. Los cuatro que quedamos: Iglesias, Aramburu, Rezzano y yo, hicimos la última muestra con el nombre de Octaedro. En 1983, en Casa del Teatro en la calle Mercedes Aramburu, Rodríguez, Rezzano, Hugo Cardozo (del grupo Cardozo-Kepekián), hicimos la muestra PLURIPAPEL. Fue como la yapa de Octaedro…
-¿Ahí si comenzaste con el video?
-Con el video empecé en 1982, cuando me compré mi primera cámara. Yo había hecho tres filmes en 16 mm para los bailarines de danza contemporánea Julia Gadé y José Claudio. Pero era muy caro hacer cine y por eso me pasé al video en pase amateur, claro.
-Como pionero en el tema ¿cómo ves el videoarte uruguayo?
-Muerto, jeje. Es un lenguaje que está mutando. Al final todo volverá al inicio: al cine. Nunca dejaron de ser eso, imágenes en movimiento. Pero un cine que viene del experimentalismo que arranca con Meliés, que pasa por la Bauhaus, por el surrealismo francés, por el New American Cinema y llega al videoarte. Un cine poético en el sentido que no narra como un cuento o una novela sino que su estructura se parece a la de un poema. Antes éramos videístas militantes. Ahora las nuevas generaciones de artistas usan el video como una herramienta más, lo que me parece sensato. Pero el llamado videoarte histórico está muerto. Es una disciplina que ya ingresó en la historia del arte.
Lo que no impide seguir haciendo videos, como un pintor de caballete no se priva de pintar a pesar que esa técnica es del renacimiento.
-En el libro “La condición video 25 AÑOS DE VIDEOARTE EN EL URUGUAY” editado por el CCE Montevideo, comentas tus inicios sobre el videoarte y obras en video que constituyen los primeros ejemplos del videoarte uruguayo.
¿Tienes conocimiento si es consultado este material (videos) por las nuevas generaciones y que impresiones se llevan?
-Realmente no sé si se interesan mucho. Yo cuando tenía 18 años pensaba que el mundo empezaba conmigo. Pero si tenía referentes tal vez porque tuve un tío político pintor, Manuel Otero, alumno de Gurvich. Ya desde mi infancia estuve rodeado ce pintura constructivista en casa de mi tío. Y tuve otro tío, Ricardo Martínez que era uno de los socios dueños de CUFE, una distribuidora cinematográfica. Gracias a él nos pasábamos los fines de semana en el microcine de la empresa viendo películas. También gracias a él pude ver como funcionaba el canal 10 de televisión cuando me llevó a la edad de 7 u 8 años a los estudios detrás del Cilindro Municipal. Pero la juventud de ahora está más mediatizada y recibe todo más digerido. Así y todo no dejan de aparecer cada tanto artistas jóvenes interesantes.
-Decías que no eras alumno de Ramos pero igualmente estuviste involucrado, en una entrevista sobre videodanza también mencionas algo parecido, ¿eres una persona muy sociable o participativa activamente de la movida artística? ¿Consideras esto como un factor fundamental para un artista?
-No creo ser muy sociable. Al contrario. Lo que soy es curioso. Me gusta experimentar nuevos lenguajes. No sé si es fundamental para un artista pero creo que la curiosidad y las ansias de experimentar son cosas positivas para cualquiera, sea artista o no.
Imagen portada: Octaedro – Abel Rezzano (abajo izquierda), Gabriel Galli (abajo derecha), Carlos Aramburu (al centro) y detrás, de izquierda a derecha Fernando Alvarez Cozzi, Miguel Lussheimer y Carlos Barea.- GRUPO OCTAEDRO (seis de sus ocho integrantes) EN CINEMATECA EN 1979. Foto gentileza del entrevistado.
Otros datos:
Base de datos de la producción audiovisual uruguaya
Gadé, Sanguinetti y Alvarez Cozzi
Ver fotos https://www.facebook.com/alvarezcozzi
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