Por segunda noche consecutiva, La Trastienda se vio repleta con fieles Zambayonnystas.
Variado público que iba desde los matrimonios establecidos y completos de historias, a los grupos de amigos o compañeros de trabajo, parejas, escapados y algunos Rogers a lo que esa noche todo les iba bien. Las charlas variaban, las cervezas desfilaban y las risas crecían. Con la última mesa ocupada, con gente de pie en lo que quedaba de espacio, allá por las nueve y media, Christian Font abrió las puertas del Hotel de Canciones de Zambayonny y dio comienzo a la velada.
Con prédica centroamericana y el fanatismo compartido con el público, las claves seguras para despertar sonrisas, puso fin a las conversaciones y unificó las almas asistentes para recibir al artista y su obra. Los fieles allí presentes estallaron en aplausos la entrada de Zambayonny, quien dio la bienvenida a los pasajeros de lo que fue un viaje de placer, bien organizado, orquestado y disfrutable. Llevaba una remera de Torres García, su guitarra le esperaba en el escenario, con un acorde la banda comenzó a sonar y el trovador contó sus historias…
El periplo comenzó sin demoras, buscando el equilibrio del mundo, a la hija de la vecina, sobre las miserias del mundo que los viernes olvidamos, o como aplaudimos cuando aterriza el avión. Los Rogers presentes dejaron la escopeta de lado y con otro trago de cerveza recordaban a Don Fermín. Los aplausos eran del corazón, con admiración y agradecimiento.
En los pocos descansos que tuvo, gentilmente presentó a su banda y dio espacio a sus temas. Su intención no era otra que compartir el talento de la gente que lo acompaña, cosa que el público agradeció.
Al volver, siguió con sus historias. Los personajes, que su cabeza tan bien define, suelen parecerse en muchas cosas a uno, en ese momento que la letra escapa por la boca sin poder contenerla, en la sonrisa que te genera ese recuerdo que te invade. La muñeca que la tuvo fácil, el estallido del amor y la decisión madura de reconocer que todo terminó.
Para cada tema una historia, para cada historia un aplauso. Zamba se mueve en el escenario, está siempre en contacto con sus músicos. Baila discretamente con su guitarra, rockea fuerte con su voz, tanguea como un trovador moderno, describiendo situaciones usuales con una poesía directa. Un escritor que disfruta las palabras y las ordena con sentido y con poesía por partes iguales. Un payador de ordinarieces que no pueden presentarse de otro modo. Hiere su nostalgia y se sienten los recuerdos como propios.
Lea Ben Sasson ingresó al escenario cuando Zambayonny quedó sólo con su guitarra. Se reconoció ronca, compartió una anécdota y su actitud con los presentes. Formaron un delicioso dúo para interpretar Las horas perdidas.
Para terminar, salida triunfal de su hotel de canciones. Las palmas y los gritos volvieron en un popurrí con infaltables clásicos de la discografía Zambayonnyana, se levantó la alegría y se preparó el final. “Cama cama”, “Volviste muy, muy puta de Hessel” y el retorno de Christian Font y Lea Ben Sasson para “Los años locos”. El final, más que solicitado, con “Milanesa de Pija”. Todos de pie, comulgando para la despedida. Un aplauso de pie para este artista de la palabra, un contador de historias con humor.
Zambayonny – Presentación «Hotel de Canciones» – 12 de Agosto 2016 – La Trastienda Montevideo – Fotos © Silvia Pedrozo
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