Hurgué en “Bruja Boreal” y me atrapó, volví a él varias veces, como quien necesita probar el alimento otra vez para devorarlo y ser devorado al mismo tiempo. No me detuve a pensar en las preguntas, llegaron solas a partir del universo de esta poeta. Olga no se queda en las preguntas, atraviesa lo escrito y nos habla:
“Busco la integración del lector, te hablo a ti”
-En una entrevista radial hablaste de la poesía como algo que siempre estuvo en tu existencia y que no te concibes separada de ella. ¿Identificas algún suceso de tu vida que haya develado esa certeza?
-Allá por las sierras de Minas hace muchos años, una noche boca arriba mirando las estrellas en el techo de mi casa me dí cuenta de que no podía pensar en la Nada. El concepto me hacía fuerza en la cabeza. Como si quisiera escaparse de mí. Fue imposible imaginar un universo por fuera del universo. Ese momento para mí fue muy importante. Sentí que el mundo era un acertijo. La poesía fue la herramienta que yo elegí para buscar incesantemente las respuestas al misterio de la vida. No puedo concebir mi existencia separada de la poesía porque elijo no hacerlo. Porque la poesía tiene poco que ver con las palabras. Puedo tal vez concebir mi vida sin escribir. Las formas de manifestación de la poesía son infinitas, porque es la naturaleza misma.
-En tu libro “Bruja Boreal” hay una intrínseca necesidad de salvación, un código mesiánico que anticipa el fin del mundo. ¿Como imagina Olga ese fin? ¿Algo debiera sobrevivir o la nada absoluta es la pieza de otro inicio?
-En Bruja Boreal hay una enunciación de la caída de un mundo, pero el mundo se acaba a cada momento. Mis libros hablan de los ciclos de la naturaleza. Si observamos los Planetas, el Sol, la Luna, la propia Tierra es evidente que el mundo esta constantemente acabando y volviendo a comenzar según la escala con que se mida. El 2012 es un año interesante para vivir sobre la Tierra. Las profecías que distintos pueblos vieron sobre este tiempo salen a luz con terrible fuerza hoy. Porque hay sincronía en sus predicciones. Porque en varias cosmovisiones se anuncia el fin del Mundo. Yo creo que el 2012 ya sucedió, está sucediendo, y cada vez más personas se entregan a esta verdad. La caída de un sistema mental barrerá consigo una cantidad de interferencias que suceden en el sistema monetario, el dios de nuestra era. Un dios todopoderoso hecho con billetes de 50 dólares. Yo quiero creer que el fin de este mundo significa la quemanza de este dios. Y que todo lo que sobreviva sea en beneficio de la humanidad y de nuestro planeta.
-En tu poesía lo onírico se fusiona con imágenes cotidianas. ¿Cómo dialogan estos elementos en tu proceso creativo?
“debajo de la cama no hay cuchillos para afilar ni comida
vieja ni gato arrinconado. Si enciendo la luz verás que todo desaparece”. – De Bruja Boreal.
-En mi poesía hay una búsqueda de fusión: lo cotidiano, lo onírico, lo mental, la expansión del universo, la exploración del yo se vuelven un texto. El lector, el poema, el poeta son uno. Me gusta trabajar el aspecto alquímico del libro: lo que el libro provoca, mueve, despierta en el lector. Es un acto que primero sucede conmigo cuando lo estoy escribiendo y que luego, en la lectura vuelve a sucederme. Busco la integración del lector, te hablo a tí. El libro le dice al lector: sin tí no soy infinito. Ven.
-¿Cómo sería la Revolución para Olga?
“Vendrán más enemigos y nosotros les daremos la Revolución”.
-La Revolución no sería, la revolución es. Creo que nuestra vida no puede ser defendida de otro modo que no sea haciendo una constante revisión, actualización y transformación de nuestro ser. Es un trabajo cotidiano, simple y cuyo motor es la fuerza de voluntad y el amor. Yo veo una Revolución Individual constante y una Revolución Colectiva permanente. No se trata de estar en estado de combate sino más bien de meter nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestros espíritus en el entramado social para transformarlo. Revolución es hacer pequeños cambios individuales para un día comenzar a hacer pequeños cambios colectivos.
La segunda parte de Bruja Boreal, llamada La Noche de las Fábricas, la comencé a escribir cuando comenzó a desatarse la Revolución árabe a principios del año pasado. No conozco a nadie que viva en Egipto o en Libia pero verdaderamente me afectó el conflicto como si se tratara de nosotros. Es que se trata de nosotros! El grito de la Tierra nos pertenece. No estamos en combate sin embargo somos guerreros que deben asumir su parte activa en la creación del presente. Las más de siete mil millones de personas que compartimos este tiempo-espacio que es la Tierra deberíamos tener la obligación y el derecho de hacer la Revolución constante. Pero no todos pueden. Hay muchas ataduras, muchas trampas del capitalismo, mucho terror impuesto sobre la sociedad. Por ello quienes percibimos que hay que actuar y transformar debemos hacerlo. La Revolución dura toda la vida.
-¿Algún maestro en la vida de Olga?
“Si el discípulo muerde lo real el maestro es alimento de los dioses”.
-Un maestro que me gusta mucho es el presente. Cuando lo escucho atentamente me muestra todas las verdades que quiera. Otro maestro es el libro que estoy escribiendo. Siempre me habla, me muestra cosas, me señala ahí donde debo mirar mejor. Tal vez me tapa los ojos y luego me hace leerlo. Pero sobretodo mis maestros más importantes son siempre mis amigos, mi familia, mis compañeros de proyectos, los artistas, las personas que cotidianamente me encuentro. El escenario que vamos construyendo entre todos representa las lecciones que día a día transitamos, gozamos, transformamos.
-El amor como expresión sagrada que trasciende lo humano…
“Y no me detengo en el Cuerpo de mi Amante, porque yo soy hija y madre del Movimiento.”
-El amor va más allá, mucho más allá del Reino Animal.
-Olga en otra expresión poética: La música. ¿Cuándo surgió este impulso y cómo te sientes en ese mundo?
-El impulso probablemente surja desde mis primeros años. Mis viejos nos ponían música a mi hermana Cecilia y a mí para que dibujáramos, para que escucháramos, para que cantáramos. Mi viejo tocaba la guitarra junto a una sueca y hacían canciones de protesta en sueco y en español. Fui a muchos conciertos, peñas, y actos. La Música está en mi infancia como un escenario recurrente. Y bueno, a los 11 o 12 años empecé clases de órgano. Después me pasé al piano porque me parecía más interesante, más real. Tuve dos bandas en Minas en las que cantaba y componía algo. Pero como acto poético el trabajo que desarrollamos en Bruno Stroszek me parece mucho más cercano al mundo donde quiero explorar. Estoy empezando a tocar algo de percusión. Siento que desde ahí puedo comenzar a edificar texturas y ritmos. Y lo que es maravilloso: es un acto colectivo. Nuestros sonidos se mezclan y somos música. Nosotros somos los instrumentos que usa la música para su manifestación.
-Ese libro o pasaje al que siempre regresas…
-Siempre vuelvo a leer el cuento “El Colombre” de Dino Buzzati, a escuchar La Pasión según San Mateo de Bach, a pasar por el Parque Rodó en bicicleta.
-¿Olga escribe para vivir o vive para escribir?
-Olga a veces escribe para vivir y a veces vive para escribir. Pero sobretodo Olga escribe porque la ayuda a vivir, a transformar, a conectar. La escritura es un acto alquímico. Acabo de terminar mi último libro en el que vengo trabajando desde hace nueve meses y bueno, ahora sé que voy a estar un tiempo sin escribir. No vivo para escribir. Puedo pasar tiempo sin hacerlo y no es un hecho que me preocupe en lo más mínimo. Sé que en el momento menos pensado, en un ómnibus o frente al Río de la Plata o incluso antes de dormirme, puede aparecer un nuevo libro para desafiarme a que lo descifre. La literatura está profundamente en mi vida pero yo estoy en otras partes también, por fuera de las palabras.
Olga Leiva, nació en Lund, Suecia, en 1981.
Es poeta y diseñadora de calzado. Publicó La lengua del Viento (2010) Editorial Catafixia (Guatemala) y Editorial La Propia Cartonera (Uruguay), Bagrejaponés (2010) Editorial Mental (Uruguay) junto a los escritores De Avila, Márquez, Piperno y Barrios; y Bruja Boreal (2011) Editorial Mental. Poemas suyos aparecen en antologías de Uruguay, Paraguay, Venezuela, y Suecia; y en revistas digitales de Paraguay, México e Inglaterra. Trabaja en la Editorial Mental. En marzo 2011 recibe una mención en el Concurso Literario Juan Carlos Onetti organizado por la Intendencia Municipal de Montevideo, por su libro Diamantismo. Actualmente está preparando su libro La Fiesta en la Última Casa.
Material suyo puede leerse en
www.tierraenlaboca-o.blogspot.com